Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, esperemos que este artículo sea una excepción
Con permiso de Fray Luis de Leon “como decíamos ayer” (aunque ahora existen discusiones sobre su autoría) en la primera parte del artículo estábamos dando un repaso a todo, o por lo menos a una parte relevante, de lo que había ocurrido en el 2021, y nos quedamos en esa situación de debilidad en la que se desenvolvió el pasado año la Superpotencia Occidental por excelencia, que en un gesto de osadía (valga la ironía) Joe Biden llamó por teléfono a Vladimir Putin en el ocaso del año, el 30 de diciembre, para manifestarle su oposición a la escalada de tensión en las fronteras con Ucrania.
El resultado de la llamada fue que el presidente USA reafirmó la “amenaza de imponer nuevas sanciones a Rusia”, cuando el gigante euroasiático tiene cogida a Europa por los gaseoductos que proporcionan el Gas, fuente de energía vital para, sobre todo, la locomotora de Europa, Alemania. Justo ahora que el país germánico está para pocos pulsos pues ha cambiado de timonel después de 16 años de Angela Merkel.
Ahora es el turno del socialdemócrata, pero con políticas más bien liberales, Olaf Scholz que acaba de incorporarse a la Cancillería. Por eso las presiones con más sanciones no es nada que no haya previsto Putin, el cuál sigue con su partida de Ajedrez, poniendo en jaque a toda Europa, mal que le pese a la UE y a su Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep, José o Pepe Borrell (según el momento político y sus intereses) que parece desgañitarse (por el poco caso que le hacen) cuando afirma en su más que aceptable inglés "Nothing about us without us", algo así como no se puede hablar de nosotros (refiriéndose a Europa) sin nosotros, que si ya de por si puede levantar suspicacias y sonrisas, va y lo remata con la afirmación de "No puede haber un Yalta 2, si acaso, un Helsinki 2", de muy poca fortuna pues supone o eso parece, una mezcla de ignorancia y arrogancia no se en que proporción, por ser unos paralelismo desafortunados por estar totalmente alejados de lo ocurrido durante la Guerra Fría (eso si, dan un buen titular) y que permite entender el porqué de la política exterior tan desafortunada de la UE; y que da lugar a que se siga utilizando ese dicho de que Europa (refiriéndose a la UE) es un gigante económico un enano político y un gusano militar.
Por supuesto que no nos olvidamos de Iberoamérica, que como el resto del mundo ha sufrido severamente la pandemia, y que ha experimentado este último año un claro viraje hacia la izquierda y los populismos, ya saben los totalitarismos se reproducen muy fácilmente en periodos de crisis, y donde hay miseria se asientan especialmente los de origen marxista. Además se han producido grandes movimientos democráticos en países sometidos como en Cuba en ese cuasi despertar hacia la Libertad de julio duramente reprimido por el guerra civilista Miguel Díaz-Canel o en Nicaragua que cada vez es más totalitario el régimen de Daniel Ortega, etcétera, etcétera, etcétera.
Y como no quiero aburrirles mucho ya en este inicio del año, pues podríamos seguir repasando regiones y naciones de nuestro querido hogar común, el planeta Tierra, por ejemplo con la victoria por el momento de los Talibanes en Afganistan (y que da para tantas paginas), abordaré las dos “no noticias” del año 2021. Primero la no celebración o escasa conmemoración del 30 aniversario del fin de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas -URSS- , es decir el triunfo de la democracia Occidental sobre el Comunismo y el Totalitarismo, aquel pulso que empezó a ganar Ronald Reagan al Imperio del Mal como él llamó, espero que no esté motivado porque nuestros lideres hayan abandonado ideológicamente nuestra civilización, sin avisar, y prefieran otras con un espíritu menos crítico y fácilmente manejables dados los adelantos tecnológicos. Pues tienen en Putin un evidente ejemplo que añora aquellos días, fíjense los jugadores de Hockey disputaron sus primeros partidos hace unos días con el uniforme soviético de 1956, en recuerdo de sus antiguos laureles.
La segunda no noticia es China, el gran dragón rojo sigue su estrategia expansionista y de dominio mundial, ejemplos hay muchos, como las decisiones de países como Nicaragua que rompe con Taiwán por Pekín, o los avances tecnológicos en el Espacio y en el Ciberespacio, como la computación cuántica, provocando por ejemplo la dimisión del responsable tecnológico del Pentágono Nicolas Chaillan, la exploración de Marte o la cara oculta de la Luna, o el establecimiento de una base en el Atlántico en Malabo (Guinea Ecuatorial), completando el despliegue oceánico iniciado con el llamado collar de perlas del índico que se prolongó hasta el Mediterráneo con el puerto del Pireo-Atenas en Grecia y el puerto de Valencia; o el último incidente-protesta de Pekín, en este caso contra el lanzamiento de SpaceX de su constelación de satélites Starlink con lo que los más está en la diana de sillín pin, pero no porque como han dicho hayan puesto en peligro la estación espacial china, sino porque el proyecto del magnate australiano Elon Musk es desplegar 12.000 satélites alrededor del mundo para dar Internet a todo el planeta ( ya lleva desplegados unos 1500), lo cual provocaría que los chinos podrían intentar saltarse el férreo control de las redes que tiene actualmente el gobierno comunista, con lo que los aires de libertad de hace algo más 30 años de la plaza de Tiananmen podrían verse desbocados nuevamente, y he aquí la preocupación de Pekín por el proyecto espacial privado.
Como pueden ver y aunque suene a topicazo, va a ser una año decisivo por diferentes noticias, por doblegar a la epidemia del Coronavirus chino, a pesar que a algunos les viene muy bien como cortina de humo, después porque puede ser un punto de inflexión en la Globalización como la decisión del 11 de junio, en la cumbre del G7 celebrada en Carbis Bay para cobrar un 15% a las multinacionales globales o como la bipolaridad emergente se consolida, a nivel político esperemos un cambio de tendencia porque según el último informe de la unidad de Inteligencia del The Economist estamos en los peores momentos de la democracia desde que existen este índice; el Comercio Internacional se debe reajustar por esas sucesivas paradas a modo de trombos o coágulos, en un proceso de posible regionalización, para acortar las cadenas de valor( cosa que se vuelve a impulsar en la alianza norteamericana (USA, México y Canadá) , o la suspensión de esa carrera, muy cara, y más ideológica que eficiente por el momento hacia la economía verde por lo menos en Europa, y que se replantea usar de forma intensiva la energía nuclear ( por Francia)y los hidrocarburos fósiles como el Gas (por Alemania)…; en fin un año 2022 que seguro va a ser emocionante.