Libreras, artistas, galeristas y performers valencianos comparten sus recomendaciones para los jóvenes que obtendrán el bono cultural en 2022
VALÈNCIA. El año 2022 se avecina mucho más esperanzador para la cultura, gracias al levantamiento casi total de las restricciones y al bono cultural que se ofrecerá a los jóvenes que alcancen la mayoría de edad durante ese mismo año. Esta ayuda de 400 euros podrá destinarse a la compra de libros o al consumo de cualquier actividad artística escénica, ya sea teatro, cine, danza o música. Desde Culturplaza conversamos con diversos agentes culturales para conocer sus recomendaciones y consejos para estos ciudadanos que aún no han alcanzado la mayoría de edad. Aplicando así al pie de la letra el refrán “con un consejo y un duro, sale el hombre del apuro”.
Estela Sanchis, de la librería Bangarang, hace sus recomendaciones desde un punto de vista muy cercano y realista. A aquellos que tal vez acudan en un futuro con el bono a su librería les aconsejaría leer Lolito de Ben Brooks y Las chicas de Emma Cline, ya que ambos libros están escritos por sus autores cuando estos tenían 20 años, por lo que su lenguaje es muy directo y ágil. Además Estela considera que juntar a los lectores jóvenes con los escritores jóvenes es una muy buena forma de conectar. También recomendaría Las niñas prodigio de Sabina Urraca, una novela que "engancha desde el principio" y que según ella "no se deja a nadie por el camino con descripciones excesivamente largas".
Desde detrás del mostrador de la librería La Primera, Fiona Songel, le diría a los beneficiarios del bono que inviertan en adquirir libros de editoriales pequeñas, como por ejemplo Los galgos, los galgos de Sara Gallardo (editado por Malas Tierras Editorial). También le gustaría que se tuvieran en cuenta libros de autores valencianos como Jávea de Alberto Torres Blandina. Considera que de esta forma “el bono se queda en casa”, y que sería una buena manera de apoyar el talento local.
Quique Medina, co-director de la Agencia Districte y promotor musical, animaría a los jóvenes a que vayan a conciertos de salas, aclarando que "no debemos olvidar la importancia que tienen en realidad las salas para la ciudad". Para Medina, ahora es momento de devolverles el favor y recuerda que sin ellas no existirían eventos como los festivales. Su idea sería que el bono lo inviertan en conciertos, como los de la sala El Loco o los del ciclo Serialparc y en festivales como el Love to Rock en el que se podrá bailar de pie.
La cantante Luna Valle (que tiene 18 años recién cumplidos) no podrá aprovechar de las ventajas de ese bono, pero sin duda le diría a que los de su quinta que se acerquen a las pequeñas salas, tal y como indica Quique Medina. Echando la vista no muy atrás, y siendo realista, considera que una buena forma de gastar el dinero también sería invirtiendo en un bono para la Filmoteca o en hacerse amiga del IVAM.
Pablo Vindel, galerista en The Liminal, considera que cabe tener en cuenta que el arte parece que es menos asequible de lo que en realidad es. Por ejemplo si hablamos de libros de artista su rango de precio puede partir desde tan solo 15 euros. Entre los libros de artista, destaca Dictionnaire Collaboratif #2, de Naomi Melville que desafía la concepción propia de la acción de intercambiar y 9 4,5 70,560, de Melanie Teresa Bohrer, que gira en torno a una pareja que se separa. Considera que son libros que pueden interesar a este público que acaba de alcanzar su mayoría de edad.
La artista Claudia Pastor, sin embargo, cree firmemente que el bono puede generar un debate interesante sobre lo que es y no es cultura, ya que en la aplicación de este no se contemplan adquisiciones de carácter objetual como pueden ser la de obras plásticas. En el caso de que este gasto estuviera incluido, su idea sería apoyar a artistas residentes en València como Alejandro Gambín, adquiriendo alguna de sus obras.
La idea de Néstor García, performer y co-promotor de Pols, sería invertir parte del bono en visitas a exposiciones. Como por ejemplo Un ejercicio de violencia de Guillermo Ros, (expuesta en el IVAM) donde según él se dan un tipo de narrativas muy atractivas y que a su vez conviven con referencias reconocibles al manga y al social media, todo esto entre piezas escultóricas de gran calidad. Otra exposición que cree que podría resultar interesante sería la de Ensayos sobre lo cutre. Lecturas del archivo de Miguel Benlloch, que se expondrá en el IVAM en noviembre. La recomienda, ya que este performer tenía una lectura muy contemporánea y defendía fielmente el activismo queer.
Maria Jose Mora, directora del festival Dansa Valencia, recomendaría asistir al ciclo Carmen Dansa de la Sala Carme porque a través de este los jóvenes podrían conocer el trabajo de otros creadores de edades similares. Diría también que gasten parte de los 400 euros en un bono anual para acceder a Espacio Inestable, y así acercarse al trabajo de artistas valencianos.
A las directoras de 10 sentidos, Meritxell Barberá e Inma García, les gustaría que los jóvenes inviertan en danza. Consideran que València está en un momento cultural muy bueno para que puedan descubrir los espectáculos de la propia ciudad. Afirman que con 18 años ellas hubieran invertido la mayoría de ese dinero en danza, aunque como por aquella edad ya eran amigas, también admiten que se hubieran escapado a algún concierto: "Hemos tenido esa edad y sabemos lo importante que es pasárselo bien", declara Barberá, aunque para ambas ese disfrute no debe distinguirse de los intereses culturales base de cada uno.
La mayoría de los entrevistados creen que si hubieran obtenido el bono a sus 18 años lo hubieran gastado en formarse en sus disciplinas, y tienen esperanzas en que aquellos que reciban el bono en 2022 hagan esa inversión también. Tienen una visión optimista y consideran que lo gastarán de una forma consciente y explorando el concepto propio de cultura en un momento en el que aún les queda mucho por leer, escuchar y ver en la escena cultural que les rodea.