CASTELLÓN. 90 años sin dedicarle ninguna exposición ni reunir su obra bajo las paredes de ningún museo o galería. El tiempo pasa volando, sí, pero ¿Tanto? Las creaciones del maestro del retrato Vicente Rodes (Alicante, 1783 - Barcelona, 2858) han ido siempre a caballo entre "contadísimas" muestras colectivas que ocuparon los salones más distinguidos entre los siglos XIX y XX. En efecto, la única muestra monográfica en una entidad fue en 1926 en Valls (Tarragona), y porque estuvo organizada por su nieto Fidel de Moragas i Rodes. Es pues ahora, unas cuantas décadas después, cuando se podrá ver su obra de nuevo reunida a través de una galería: la del Museu de Belles Arts de Castelló (hasta el 27 de enero). Y posteriormente, en los museos de València, Alicante e incluso de Valls.
Tampoco es de extrañar, en este sentido, que muchas de las 80 creaciones que podrán verse sean piezas inéditas o incluso que han sido restauradas a raíz de su exhibición. De hecho, la labor de investigación de sus comisarios, Sergio Pascual y Pilar Tébar, ha llevado a resituar los inicios de su obra en 1789, año en el que se halla su dibujo más antiguo y que coloca, por lo tanto, su producción en una fecha anterior a la que se conocía, de 1803. A ello se le suman, además, un conjunto de óleos que se encontraban dispersos por diversas entidades o incluso se han recuperado diversas piezas en miniatura, otra de las vertientes artísticas -y desconocidas- que exploró el alicantino.
"Necesitábamos una muestra que revisará la trayectoria de Rodes y que pusiera el foco en su creación", ha sostenido el director del Consorci de Museus, José Luis Pérez Pont, durante el acto inaugural. Igualmente, el director del Museu de Belles Arts, Ferrán Olucha, ve en la colección un paso para "revalorizar" tantos años de ausencia. Junto a ellos, el director territorial del Institut Valencià de Cultura, Alfonso Ribes; el diputado de cultura de la Diputació, Vicent Sales; y la concejala de cultura del Ajuntament de Castelló, Verónica Ruiz, han señalado que "el papel de la cultura pasa precisamente por recoger el legado de nuestros antepasados y ponerlo a disposición del gran público".
Puesta sobre la mesa la importancia de la muestra, pasen a ella: Vicente Rodes Aries. El estudio del natural. De la academia al romanticismo se desglosa en dos bloques cronológicos. Por un lado, se refleja sus inicios en Alicante y València, y con ellos sus años de formación y juventud, "de los que no se tenía constancia documental hasta la fecha", tal y como apostilla Tébar. Los mismos comisarios encontraron el material pertinente en el IES Jorge Juan de Alicante, donde había más de 300 dibujos antiguos que fueron trasladados desde la escuela de dibujo vinculada al Real Consulado Marítimo y que en 1795 frecuentaba Rodes.
Por otra parte, el segundo bloque atesora los logros que le llevaron a ser reconocido tanto en el ámbito académico como social. "A su fama en València se le suma su capacidad por pintar retratos oficiales "al minuto", en plena guerra de la Independencia; y en los años que siguieron a la primera restauración fernandina, con los retratos de nombres y prohombres de la capital, cuyos salones frecuentaba", indican los expertos. Y es que, "entre 1824 y 1834 se hizo pues un nombre entre la alta sociedad que buscaba perpetuar su estatus. De sus retratos, les cautivó su viveza, inventiva y espontaneidad”, añade Sergio Pascual, quien ha manifestado que “una gran parte de su producción está en manos privadas o en las casas de subasta con un valor muy alto de venta”.
Así, parte de los dibujos y demás creaciones que podrán ver los visitantes en Castellón corresponden a cesiones del Museu Nacional d'Art de Catalunya o a la misma Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi, de la qual Rodés fue su primer director. Al igual que obras de la Real Academia de la Historia o el Museo del Romaticismo. Pero muchas otras piezas, con las que deseaban contar, han sido imposibles de conseguir. “Vicente Rodes es, junto a José Aparicio, uno de los pintores alicantinos más importantes de la primera mitad del siglo XIX", concluye Tébar. Hagamos que así sea.