VALÈNCIA. El pasado 27 de abril el vicepresidente segundo del Gobierno valenciano y conseller de Vivienda, Rubén Martínez Dalmau, tomó la decisión de destituir a la directora general de Coordinación Institucional de su departamento, Àngela Ballester, también compañera en Podemos.
Una decisión tomada en plena crisis sanitaria del coronavirus y cuyos motivos no fueron oficialmente descritos, pero que en el seno del partido justifican con que la ya exdirectora general no habría "apoyado los planteamientos internos" de Dalmau "en el proceso para la futura Secretaría General". Es decir, Ballester se habría aproximado a Lima de cara a la futura asamblea ciudadana o, cuanto menos, no habría respaldado abiertamente a Davó.
Con todo, el pasado viernes el pleno del Consell nombró a Adoración Guamán como sucesora en el puesto. Exmilitante de EU y profesora de Derecho del Trabajo en la Universidad de València, al igual que su predecesora, ha pertenecido a la Fundación CEPS, considerada la semilla de Podemos y de la que el propio Martínez Dalmau fue cofundador. Valencia Plaza entrevista a la nueva directora general de Coordinación para conocer cómo ha sido su aterrizaje en la Conselleria de Vivienda y los planes que deberá desarrollar.
-El puesto que ocupa fue motivo de disputa durante las negociaciones del Botànic, ya que la Vicepresidencia segunda quería tener la misma estructura que la Presidencia de Puig o Vicepresidencia de Oltra y Compromís y PSPV se negaron en un principio. ¿Qué funciones de coordinación tiene encomendadas exactamente en la Conselleria?
-Es un punto estratégico para impulsar todo lo que son las políticas de reconstrucción de una nueva realidad. Desde la dirección general se va a impulsar la realización de este nuevo acuerdo que tiene tres patas claras: por un lado los derechos sociales, donde el más importante para nosotros es la vivienda; en segundo lugar, que los derechos sociales sean garantizados por los servicios públicos; y en tercer lugar, este nuevo acuerdo por el planeta y la sostenibilidad de la vida. La coordinación de la vicepresidencia tiene que impulsar todos estos procesos como respuesta a una crisis social, económica y ecológica en la que estamos sumidas, especialmente tras el coronavirus pero que ya se venía abonando.
-Como coordinadora de políticas verdes del Gobierno valenciano, ¿existen fricciones con la Conselleria de Medio Ambiente?
-No, en absoluto. El Gobierno del Botànic es sólido, está coordinado y tiene muy claro que las políticas verdes son transversales. Ocupan el primer eje del Acuerdo del Botánico, lo que demuestra la cohesión y la aceptación de la necesaria coordinación. El 13 de septiembre se constituyó la comisión delegada de Transición Ecológica y Sostenibilidad Ambiental, y corresponde a nuestra conselleria impulsarla. Independientemente del profundo respeto a cada competencia que tiene cada conselleria, no hay política verde que no sea transversal. Es quizá una de las grandes cuestiones ya aceptadas, que toda transformación hacia la sostenibilidad ha de ser transversal y exige la coordinación de un amplio número de consellerias con distintas competencias.
-¿Cuál va a ser el papel de la comisión delegada de Transición Ecológica y Sostenibilidad Ambiental (TESA) en el pacto por la reconstrucción?
-Desde la Conselleria impulsaremos todas las políticas en materia de Vivienda con carácter ecológico teniendo en cuenta, por ejemplo, que la vivienda, el derecho a la ciudad y el derecho al entorno sostenible son uno de los grandes retos de la transición ecológica a nivel europeo e internacional. Cuando se habla de transición ecológica uno de los grandes espacios se reserva a la vivienda: cómo generar una ciudad sostenible o cómo las viviendas permiten caminar hacia esa sostenibilidad y respeto del hábitat. No hay vivienda digna sin hábitat digno y viceversa.
-Usted ha tenido mucha relación con Europa. ¿Qué tipo de políticas verdes se podrían importar a la administración para no quedarse atrás respecto a Europa?
-El gran reto que se plantea la Unión Europea y que además se estaba gestando justo antes de que empezara la pandemia es el Green New Deal, el nuevo acuerdo verde. Está fundamentado en una estrategia muy amplia y elaborada por la UE que se basa por ejemplo en la construcción de una Europa climáticamente neutra en el año 2050, en la reducción neta de los gases defecto invernadero, en disociar el crecimiento económico del uso de los recursos no renovables, etcétera. Dentro de esta gran estrategia de la Unión Europea que incluirá una Ley Climática, las regiones, y en particular el Mediterráneo, tienen un gran papel. Y también las políticas de vivienda. Hay una hoja de ruta marcada por la que la UE va a destinar fondos a políticas verdes que nosotros, desde el Gobierno en general y la Conselleria de Vivienda en particular, debemos recoger para desarrollar propuestas que puedan ser financiadas. Mi experiencia en el ámbito de las instituciones europeas puede ayudarnos a ser partícipes de todo esto. Según los últimos datos, el mecanismo para una transición justa va a contribuir a movilizar 100.000 millones de euros como mínimo entre el 2021 y el 2027 para la regiones más afectadas, falta por ver cuáles son esas regiones. Pero en general van a movilizar distintos fondos para personas, empresas y regiones. Y eso es lo importante. Estar atentos no solamente a las ayudas que pueden llegar, sino también para participar como actores en este proceso de constitución del nuevo acuerdo verde en el ámbito de la Unión Europea. Y por supuesto en el ámbito internacional en el marco de la Agenda 2030.
-¿Cómo se liga la idea del Green New Deal con la reconstrucción?
-Cuando hablamos de nuevo acuerdo estamos hablando de la construcción y no reconstrucción; construcción de una nueva realidad, porque tenemos que tener muy en cuenta que precisamente los errores cometidos nos han traído hasta aquí. La pandemia nos ha colocado frente al espejo evidenciando que somos vulnerables, que somos codependientes, que necesitamos cuidados, vivienda, sanidad, servicios públicos, que todo el mundo pueda acceder a ellos, y que todo lo anterior debe ser sostenible. Es decir, no podemos pretender sobrevivir maltratando al planeta que sostiene la vida. Esos son los tres pilares del acuerdo que te decía antes. Están todos absolutamente interrelacionados: derechos sociales están interrelacionados con los derechos de la naturaleza, que son nuestros pilares innovadores, nosotros hablamos ya de derechos de la naturaleza como en algunas constituciones del mundo. La naturaleza como sujeto de derechos que se deben garantizar por ser la naturaleza la que sostiene la vida, y aparte por supuesto de esos servicios públicos que deben cuidar a la ciudadanía.
-El Acuerdo del Botánico contempla una reforma del Estatuto de Autonomía para ampliar los derechos sociales y de la naturaleza de los valencianos, un apartado que depende especialmente de su papel en el Gobierno. En primer lugar, ¿qué es el derecho a la naturaleza? Y en segundo, ¿qué políticas se aplican en este sentido para los ciudadanos y cómo se traslada eso a una Carta Magna?
-En primer lugar el Acuerdo del Botánico efectivamente prevé, y es una de nuestras líneas de trabajo, esa ampliación. Nosotras solemos decir que todas las generaciones deberían tener derecho a elegir o debatir el marco de derechos de los que van a disfrutar. Queremos reconocerle los derechos a la Madre Tierra. Y en este sentido, pensamos que es necesario abrir ese debate por la posible reforma del Estatuto en una dirección siempre de ampliación y garantía de derechos. Estamos hablando de reconocer el derecho a la naturaleza como sujeto mismo, es decir poder garantizar el derecho que tienen los ríos a no ser contaminados, los bosques a no ser quemados porque son el planeta que sostiene la vida. ¿Y esto cómo se traduce para que no pensemos que estamos hablando de cosas raras? Con mecanismos de garantía que permiten que las personas accionen mecanismos para proteger un río aunque la contaminación de ese río no les haya afectado directamente. Todo derecho es efectivo cuando hay garantías para garantizarlo y cuando hay alguien que puede activar esas garantías. La naturaleza evidentemente no puede activar las garantías jurídicas, pero sí podemos estructurar mecanismos que nos permita garantizar que la naturaleza se respeta, que no se maltrata, que se está cuidando y protegiendo el ambiente. Ya se ha hecho en otras constituciones y normativas, me estoy refiriendo por ejemplo a Suecia, Nueva Zelanda o América Latina.
-¿Y cómo se impulsaría esa reforma del Estatuto y cómo se trasladaría a él?
-Es un proceso largo. Nosotros estamos más enfocados en el proceso participativo de construcción social de la reforma que en los múltiples pasos jurídicos que vengan después. Eso será jurídicamente largo y complejo porque el Estatuto de Autonomía es nuestra Carta Magna a nivel de la Comunidad Valenciana, pero nuestra principal voluntad es que en cualquier caso esto sea un proceso ciudadano. Que podamos discutir entre todas y todos los derechos que queremos como valencianos y valencianas. Hemos creado una mesa de diálogo social verde, ahora ya en esta semana estamos ultimando un decreto para un nuevo Consejo de Participación Ciudadana sobre hábitat sostenible... Para nosotras la participación es uno de los pilares fundamentales y si construimos ese nuevo marco de convivencia queremos construirlo entre todas las personas. Luego está claro que es una propuesta que va al Consell, a las Cortes y al Congreso para que lo valide, pero estos son mecanismos jurídicos que tienen que ir después de que la ciudadanía decida cuál debe ser el marco.
-Su entrada se produce después de que el conseller cesara a Àngela Ballester. ¿Cómo se ha gestado su fichaje?
-Cuando el presidente propone mi entrada al equipo me lo propone con líneas muy claras: trabajar para esta reconstrucción. Me plantea la necesidad de impulsar este nuevo acuerdo y trabajar en políticas vinculadas a la Unión Europea, que tenga la vista puesta en la Agenda 2030, y que además la participación y los movimientos sociales sean una pata fundamental. El vicepresidente y yo nos conocemos desde hace años porque hemos compartido proyectos académicos y conoce que esas diferentes facetas: que he militado en movimientos sociales, conocimiento técnico de la UE, que soy jurista y en el ámbito de la defensa de los derechos humanos, son un poco los factores que le hacen tomar la decisión de proponérmelo.
-¿Le incomoda que su fichaje se haya producido en este momento o por el motivo por el que se ha producido?
-Nunca es agradable el hecho de entrar en un puesto cuando otra persona sale. Yo veo la política como una situación temporal. Nadie es imprescindible y nadie debe pensarse con un cargo público para siempre. La política es un momento de paso en la vida donde tienes que dar lo mejor de ti y luego volver a dedicarte a tu profesión. Humanamente no ha sido la mejor de las situaciones quizá, pero yo entiendo la política como una situación de paso donde las personas entran y salen en función de las necesidades de la gente y de las necesidades del cargo que han de ostentar. Conociendo la razones que movieron al vicepresidente a llamarme para incorporarme al equipo, pues me he integrado con la mejor disposición y las ganas para desarrollar mis tareas. No personalizo jamás la política. Creo que hay una máxima que es servir a la gente y al bienestar de la ciudadanía.
-Miembros del partido han lamentado que se haya producido en plena crisis sanitaria y no se haya separado el trabajo de la Conselleria de las lógicas congresuales de Podem. ¿Lo comparte?
-No, en absoluto. Yo estoy convencida de las razones que han llevado al vicepresidente de reforzar al equipo absolutamente desligadas de las lógicas internas. Las razones de peso se deben a la necesidad absoluta de reforzar un equipo porque el reto que ostentamos es el mayor reto al que se han enfrentado las instituciones. Creo que no es el momento ahora mismo de discutir estas cuestiones porque hay que centrarse en el nuevo acuerdo.
- ¿Cree que el anuncio que realizó Pilar Lima en su día como candidata pudo ser precipitado? ¿Enrareció esto la relación entre miembros del partido y también dentro del Consell?
-Tespeto todo tipo de iniciativas de las compañeras y compañeros y no me voy a posicionar en absoluto a favor o en contra de las personas que quisieran intentar ocupar cargos de responsabilidad. Los partidos tienen su proceso de interno de elección de cargos en los cuales libremente se presentan y defienden su postura política. Eso, por salud democrática, debe estar absolutamente desligado de las instituciones. Cuando se está gobernando se tiene que tener muy claro que la principal obligación de las personas que ocupan instituciones es el altavoz y garante de que la gente tiene la mejor vida posible. Me parece que cada persona tiene todo el derecho de presentar su candidatura conforme cada uno planifique su estrategia. La verdad es que no tengo ningún tipo de opinión en contra de eso.
-La Conselleria en la que está ahora mismo ha realizado ya varios cambios de altos cargos. Lorena Sanz como exdirectora general de emergencia habitacional tras una protesta de la PAH o Angela Ballester son algunos de ellos. ¿Le preocupa esa imagen de inestabilidad que pueda trasladar Podemos? ¿O que la gente no es un partido maduro para gobernar?
-A la gente lo que le preocupa es que no les desahucien, tener ayudas para el alquiler, que hayan viviendas sociales, que el parque de viviendas públicas de la Generalitat aumente para que nadie se vea sin ese derecho fundamental a la vivienda, que se rehabilitan viviendas, eso es lo que le preocupa la gente. La estabilidad y capacidad de un partido para gobernar se mide por los logros en la garantía de los derechos de la gente. Los logros o no de Podemos han de mirarse por la capacidad de cumplimiento de aquello que se propuso en el programa electoral, de aquello que se acordó en el Botànic, y de su gestión en la institución.
-¿Cómo ve ahora a Esquerra Unida, partido en el que militó en su día?
-He aprendido mucho como militante en muchas organizaciones. He tenido mucha suerte de aprender dentro de Esquerra Unida, en Attac donde todavía milito, y en numerosas plataformas o sindicatos como CCOO, donde todavía participo. No me corresponde a mí ahora valorar un partido que además está bajo un paraguas que se llama unidas podemos. A mí lo que me preocupa e ilusiona es el proyecto que se llama Unidas Podemos.