MADRID (EP). BBVA Research estima que el PIB podría caer alrededor de un 8% de media este año como resultado de las medidas implementadas para frenar el contagio del coronavirus y de la incertidumbre generada por la pandemia, al tiempo que calcula que la economía española podría crecer una media del 5,7% en 2021, aunque cree que no se alcanzará el nivel previo a la crisis hasta 2022.
Asimismo, calcula que la tasa de paro escalará al 20,5% este año y bajará al 17,3% el próximo, mientras que el déficit público se disparará al 11% del PIB este año y la deuda pública al 120% del PIB.
Así figura en el informe 'Situación España' del servicio de estudios de la entidad correspondiente al segundo trimestre, presentado este martes por el director de BBVA Research y economista jefe de Grupo BBVA, Jorge Sicilia, y el responsable de Análisis Económico de BBVA Research, Rafael Doménech.
En concreto, BBVA Reseach prevé que el PIB español caiga entre un 5,5% y un 10,5% este año (un 8% de media) y que crezca entre un 4,2% y un 7,2% en 2021 (un 5,7% de media). Las medias previstas en las tasas de variación corresponderían a un escenario de confinamiento de unas 8 semanas y en el que la normalización comenzaría en la segunda quincena de mayo.
Los pronósticos del impacto de la crisis del Covid-19 de BBVA Research, que en enero preveía un crecimiento del 1,6% en 2020 y del 1,9% en 2021, se sitúan en la media de lo previsto por otros organismos, como el Banco de España, que ayer cuantificó la caída del PIB este año entre el 6,6% y el 13,6% y coinciden de pleno con el del FMI, que la cifró también en un 8% la semana pasada.
No obstante, Sicilia ha explicado que las previsiones se hacen en un entorno de "elevada incertidumbre", sobre todo en relación con la duración de las restricciones impuestas y sobre su diferenciado impacto por sectores, que hacen posible escenarios alternativos más negativos, aunque cree que habrá cierta recuperación el próximo año, sin llegar a los niveles previos de la crisis, y "muy diferenciada" por sectores.
Este escenario prevé que durante la segunda quincena de mayo comenzará una normalización gradual de la actividad económica, lo que unido a la recuperación que se espera de la economía mundial y a las políticas impulsadas por las instituciones europeas y el Gobierno de España, permitiría observar un rebote significativo a partir de la segunda mitad del año.
En todo caso, BBVA Research no espera que se alcance el nivel de actividad previo a la crisis hasta 2022, ya que la recuperación estará limitada por la "elevada y persistente destrucción de empleo" y por la exposición de la economía española a sectores que estarán especialmente afectados por las restricciones de movimiento y reunión.
"La elevada proporción de empresas pequeñas en el tejido productivo español y el alto peso del empleo temporal son vulnerabilidades adicionales", señala en el estudio.
A pesar de que la crisis empezó a finales del primer trimestre, BBVA Research calcula que el PIB podría haber disminuido un 3% trimestral (12% en tasa anualizada), en ese periodo y que la evolución será más negativa en el segundo trimestre del 15%.
Por ello, Sicilia ha pedido que haya un consenso "amplio" de los partidos políticos y de la sociedad para las medidas que serán necesarias durante "muchos años".
El servicio de estudios considera que los avales públicos junto con los créditos fiscales otorgados por el Gobierno deberían ayudar a que la caída puntual de los ingresos de las empresas no se convierta en un problema de solvencia para estas o, eventualmente, para el sistema financiero.
En su conjunto, se estima que de no haberse implementado estas medidas y de no haber contado con el apoyo de instituciones europeas para mantener acotadas las primas de riesgo y relajar los objetivos de déficit, la caída del PIB en España podría ser alrededor de 3,5 puntos mayor de lo que prevé.
Cree que los estímulos fiscales han estado "bien dirigidos e implementados" por parte de Europa, aunque es necesario un "buen diseño" para adoptar más de naturaleza "temporales".
A su juicio, será imprescindible adoptar reformas que incrementen la capacidad de crecimiento de la economía, para lo que pide suavizar en el tiempo parte del inevitable esfuerzo fiscal que tendrá que hacerse en el futuro. Esto podría darse a través de una reforma del sistema de pensiones que garantice su sostenibilidad durante los próximos años.
Además, las medidas de apoyo al ingreso de las familias deberán depender de la situación de la persona que las reciba, ser compatibles con la participación en el mercado formal de trabajo "y deberían ser evaluadas con frecuencia".
Si es necesario un programa de inversión pública ambicioso, sostiene que tendrá que venir acompañado de un sistema de evaluación de los costes y beneficios de dicho gasto. "Las ayudas que se puedan otorgar al sector privado deberán ser transparentes y siempre buscar el mínimo impacto sobre el contribuyente", subraya.
"La respuesta a estos problemas no puede ser el encarecimiento permanente del despido, sino facilitar acuerdos dentro de la unidad productiva que puedan ayudar a mantener el empleo", añade.