VALÈNCIA. El colombiano Egan Bernal llevará el dorsal 1 este sábado cuando comience el Tour de Francia, en el que defenderá el título logrado en la pasada edición, un "desafío" que afronta con confianza, sabedor de que el equipo Jumbo-Visma del esloveno Primoz Roglic no se lo pondrá fácil.
"El objetivo es llegar en plena forma a la última semana", aseguró el ciclista del Ineos en rueda de prensa en Niza, donde se iniciará la carrera.
Bernal, el primer colombiano que entró de amarillo en los Campos Elíseos de París, sabe que en esta edición tienen una responsabilidad compartida con la formación liderada por Roglic.
"Está bien para nosotros tener otro equipo de alto nivel, eso nos motiva, vamos a poder compartir las responsabilidades, no vamos a tener que hacerlo todo nosotros solos. Ellos van a tener que afrontar también parte del peso de la carrera. Es un bonito desafío", dijo el corredor.
Situado como gran jefe de filas del equipo, que prefirió dejar fuera a sus otras dos bazas, los británicos Chris Froome y Geraint Thomas, Bernal afronta la edición con algún resquicio de la lesión de espalda que le obligó a abandonar la pasada Dauphiné, pero con la confianza de estar plenamente recuperado para la tercera semana de carrera.
Su estrategia será menos ofensiva que en el pasado, pese a que es consciente de que el equipo Ineos no ha cambiado la mentalidad. "Tengo que intentar ir ganando tiempo para tener un colchón en la crono del penúltimo día, donde normalmente perderé tiempo", señala.
Para ello cuenta con uno de los Tours más montañosos de la historia, pero sabedor de que la carrera ciclista más importante del mundo no se gana solo subiendo.
"Es un recorrido que nos puede venir bien, pero esto no deja de ser el Tour, no solo es para escaladores. Es un recorrido duro, completo, con un poco de todo, no solo montaña, también hay etapas abiertas", avisa.
Bernal cree que el Ineos tendrá que variar su actitud, porque en el pasado su jefe de filas era un contrarrelojista, que contaba con los minutos ganados en esa disciplina, lo que les permitía una estrategia más defensiva en la montaña.
El de Zapaquitá defiende título en la edición más extraña de la historia, retrasada a septiembre a causa de la COVID-19, que también ha obligado a imponer férreas normas de seguridad sanitaria y a limitar la presencia de público.
Además, pesa sobre el Tour la amenaza de que el avance de la pandemia, que en Francia está teniendo importantes rebrotes en las últimas semanas, obligue a la suspensión prematura de la carrera.
"Espero llegar a París y que la carrera continúe, estaría bien para el deporte en general, no solo para el ciclismo, para todos. Es una buena oportunidad para que volvamos a la vida lo más normal posible que se pueda en este momento", aseguró el colombiano.
"La organización está tomando las precauciones necesarias, lo están haciendo bien. Nosotros estamos haciendo lo más que se pueda", agregó.