Los economistas de Pictet WM mantienen su escenario central de una prórroga hasta el 31 de enero, que creen que es probable que se conceda
MADRID. Tras dos aplazamientos de fecha de salida debido al rechazo del parlamento británico al acuerdo de divorcio con Bruselas, el Reino Unido debe abandonar la UE el 31 de octubre. Pero su primer ministro Boris Johnson, en carta a los líderes de la UE, ha esbozado un plan que le permita cumplir su "promesa" de salida el 31 de octubre con una modificación del acuerdo de 2018 alcanzado por la ex primera ministro Theresa May, especialmente respecto al estatuto de Irlanda del Norte.
La propuesta dejaría Irlanda del Norte en el mercado único de mercancías de la UE, aunque saldría del régimen del IVA, con algún tipo de frontera entre norte y el sur de la isla, posiblemente controles personalizados aleatorios. Este régimen duraría unos años, tras lo que la Asamblea de Irlanda del Norte tendría que aprobar su renovación cada cuatro años. Ello implica la posibilidad de que vuelva la frontera dura entre Irlanda del Norte y República Irlandesa, lo que no es aceptable para la UE ni el gobierno irlandés.
El premier irlandés Leo Varadkar se ha manifestado "no convencido" y Juncker, presidente de la Comisión Europea, lo ha considerado "problemático". Incluso algunos se preguntan por ha llegado tan tarde, poco antes de la crucial cumbre del Consejo Europeo del 17 y 18 de octubre.
Por otra parte, Johnson puede tener un plan B con la opción predeterminada para Irlanda del Norte, aunque solo temporal, para sofocar la ira de los partidarios de un Brexit duro. El caso es que no es previsible que vaya más allá de su propuesta, de lo contrario perdería apoyo político doméstico. Si la mejorara, con apoyo suficiente, especialmente de algunos diputados laboristas renegados, la probabilidad de acuerdo aumentaría considerablemente.
Ya ha hecho un buen trabajo convenciendo a algunos miembros del partido tory para que diluyan su antagonismo a las concesiones. Además, algunos miembros del partido laborista Leave, por exasperación o cálculos electorales, pueden ponerse de su lado si regresa de Bruselas con acuerdo.
De todas formas nuestro escenario central es que Johnson tenga que pedir a la UE una prórroga del plazo hasta el 31 de enero. Es probable que se conceda, dado que está dispuesto a dialogar y la UE se enfrenta a fuertes vientos económicos en contra. En última instancia esperamos elecciones generales anticipadas en Reino Unido alrededor de enero de 2019. La incertidumbre política a corto plazo permanecería con la prórroga, más si a la extensión le siguen elecciones generales.
En cualquier caso a largo plazo el Reino Unido dejará la UE con un acuerdo cercano al de May, lo que apoyaría definitivamente la libra esterlina. Además creemos que se mantendrá en un acuerdo comercial con la UE, aunque no con EE UU, ni siquiera una alineación en normas de salud y seguridad.
Mientras, dada la debilidad macroeconómica global y nacional, esperamos que el Banco de Inglaterra reduzca en 0,25% su tipo de interés en noviembre y que la libra esterlina se cambie con el dólar a 1,23 en tres meses con el dólar y a 1,28 en seis meses si las elecciones generales abren el camino para la ratificación de un acuerdo Brexit con la UE.
Thomas Costerg y Luc Luyet son economistas de Pictet WM