VALÈNCIA. La tarjeta SIM y el “Bread Roll Holder” fueron las dos joyas que me dejó en herencia la Tieta. Herencia familiar, la cestita de lino con encajes bordados se convirtió en un símbolo de la identidad europea, cuando intentaba ser sustituida por la EU-ID -European Union-Identity Digital-. Es curioso cómo cuidan algunas culturas el culto a un alimento que maltratan, como las del norte, más propensas a alimentarse con féculas, por ejemplo, patatas, para acompañar el plato principal de proteínas animales, esencialmente carne. Las culturas del sur europeo no llegaron a ser tan sofisticadas, la hogaza o la barra de pan no cabría en tan delicado ornamento…
Fue por la época en la que la covid-19 arrasaba de nuevo un verano de lluvias torrenciales y calor tropical. El Año I d-C. -después de la Covid- fue una prueba de fuego, un “tour de force” entre los gobernantes y las “fake news”. Los negocionistas se aliaron con los populistas para derrocar gobiernos democráticos en las calles a lo ancho del Territorio-Europa. Mientras, el Gobierno de la Unión establecía el primer documento digital de control biométrico de sus ciudadanos.
Hasta ese momento, los gobiernos nacionales identificaban a sus ciudadanos mediante carnets de identidad y pasaportes. En agosto de 2021, junto al pasaporte covid -eHealth Passport-, nacía el EuPassport. Este nuevo ID se convirtió en un “derecho de toda persona, que pudiera optar a un documento nacional de identidad, a tener una identidad digital reconocida en cualquier lugar de la UE”, una garantía de ciudadanía europea.
Funcionaba a través de plataformas digitales disponibles en aplicaciones para teléfonos móviles y otros dispositivos, para identificarse en línea y fuera de línea o almacenar e intercambiar información facilitada por las administraciones, como nombre, apellidos, fecha de nacimiento o nacionalidad. También podía almacenar e intercambiar información facilitada por fuentes privadas de confianza y, lo más importante, utilizar la información como confirmación del derecho a residir, trabajar o estudiar en un determinado Estado miembro.
Lo datos que almacenaba iban m mucho más allá que una simple fotografía, nombre y apellidos o la dirección habitual. Además de contener digitalmente la identificación de las huellas dactilares, incluía los datos biométricos y el reconocimiento facial. Ello posibilitaba acceder a servicios como un préstamos bancario, la matrícula en la universidad, recetas médicas o registrarse en un hotel. En resumen, era la garantía del derecho a vivir en el Territorio-Europa.
Se convirtió en "una manera sencilla y segura de controlar cuánta información queremos compartir con los servicios que nos requieran compartir información”. Esta realidad digital se escapó pronto de nuestras manos -o de nuestros móviles-. La posibilidad de controlar con quién compartir nuestra identidad estaba en los servidores de LasTech y eso nadie lo pudo parar, tampoco los Estados, hoy desaparecidos desde el advenimiento del Partido Único con su credo, el Pensamiento Único.
LaResistencia se retiró al OtroLado con otro símbolo de ciudadanía, el dibujo simétrico en forma de estrella, similar al dibujo de la estructura del átomo, pasó a formar parte de su enseña. El “Bread Roll Holder” fue su enseña, la añoranza de un tiempo y un lugar destinados a desaparecer, la reivindicación de un pensamiento plural.
-¿Recuerdas David la foto que te mandé del Bread Roll Holder? Encontré referencias a su significado en la SIM de la Tieta. Tal vez tampoco te llegue este mensaje inocuo. El sistema de control de la ID habrá censurado algunas palabras… No importa, te mando un chip-beso desde la ZonaZero-BXL antes de cruzar el canal, cuna del símbolo de la Resistencia…