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Cambio de ciclo en el PPCV: los retos de Carlos Mazón 

10/05/2021 - 

VALÈNCIA. Carlos Mazón ha presentado su candidatura para ser proclamado el 3 de julio nuevo líder del PP en la Comunitat Valenciana, lo que le llevará a ser cabeza de lista a la Generalitat en las próximas elecciones autonómicas. El partido vive estas semanas lo que supone un cambio de ciclo que se escenificó el pasado viernes, cuando oficializó su aspiración. Una demostración de fuerza y un ambiente más cercano al que existía antes de que la formación perdiera la mayor parte del poder institucional en 2015. El presidente de la Diputación de Alicante llegará al cargo arropado por diversas familias 'populares' y con un programa centrado en el objetivo de alcanzar el Gobierno autonómico. Y, a la espalda, diversos retos que ahora tiene por delante. 

El primero y principal es su grado de conocimiento, para el cual son relevantes los tiempos. Aunque un posible adelanto de los comicios por parte de Ximo Puig parece más alejado tras la aplastante victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, nada es descartable nunca. En el mejor de los casos, Mazón cuenta con casi dos años para que su nombre sea reconocible para el electorado, especialmente de Valencia. Una tarea que ya de por sí no resulta nada sencilla desde la oposición al Consell, pero a lo que se añade que no cuenta con el altavoz de la portavocía de Les Corts. Gran parte de su labor tendrá que estar centrada, por tanto, en ganar visibilidad en toda la Comunitat. 

Cargos del PP en la Missa d'Infants de este domingo, donde se encontraron Mazón, Catalá y Bonig.    

Estrategia comunicativa, discurso y presencia en actos públicos serán las claves en las que habrá de moverse. Algo que ha comenzado a hacer este mismo fin de semana en la ciudad de València con la que será su 'número dos' en el partido, María José Catalá. Ambos acudieron junto a otros cargos a la Missa d'Infants, donde coincidieron con la todavía presidenta del PPCV, Isabel Bonig

La entrada en la rueda de la actividad política autonómica conlleva asimismo la puesta al día en los asuntos fundamentales a este nivel, sobre todo en el detalle de la gestión del Consell, que ya ha podido ir conociendo en lo que a la provincia de Alicante respecta. Sanidad (sobre todo la pandemia), Educación, lengua, los enfrentamientos entre los propios socios de la Generalitat o los casos judiciales que afectan a la izquierda suelen ser un campo de batalla del PP en el que habrá de entrar de lleno. Se da la circunstancia de que la persona que hasta el momento ha pilotado las denuncias y el discurso sobre esta última cuestión –que afecta sobre todo al hermano de Puig– es la aún secretaria general del partido, Eva Ortiz, por lo que queda en el aire si eso cambiará. 

Unido a ello se encuentra el diseño del que será su equipo de confianza y que tendrá que estar ajustado a todos esos objetivos. La ciudad de València queda claro que queda cubierta por Catalá, pero falta por conocer el resto de su ejecutiva y las personas a las que colocará de manera estratégica en cada lugar, especialmente en el Parlamento autonómico. 

Precisamente lo concerniente a Les Corts adquiere especial importancia. Su diputado más cercano es José Antonio Rovira, aunque el PP suele reagruparse rápidamente en torno al líder. Lo primero que habrá de abordar de manera inmediata será la portavocía, para la que suenan los adjuntos (sobre todo Miguel Barrachina, que mantiene buena relación con Mazón) y la propia Catalá. La coordinación con el grupo resulta fundamental, puesto que el Parlamento es el lugar de fiscalización al Ejecutivo autonómico y de presentación de iniciativas. Además, no se trata únicamente de confrontar argumentos con el Consell, sino de competir con el resto de partidos de la oposición por liderarla. Máxime con la situación de total debilidad en la que se encuentra Ciudadanos tras la marcha de Toni Cantó y con las salidas de diputados. Si el fin de Mazón es la reunificación de la derecha de cara a las próximas elecciones, no deberá alejarse mucho del edificio de Les Corts y sus ocupantes. 

Foto: EDUARDO MANZANA   

Como líder del PPCV, las reuniones con colectivos pasarán a copar su agenda. Y existe uno que casi con toda seguridad sobresaldrá: el de los empresarios. Uno de los planteamientos más equivocados que, a juicio interno, llevó Bonig fue el de enfrentarse con la patronal cuando se situó del lado del Botànic en la marcha por la financiación autonómica justa contra el Ejecutivo del PP. La frialdad de la relación en algunos momentos con un sector cercano a los 'populares' tendrá que ser reconducida por Mazón.

Vida interna

La salud de un partido influye mucho en sus éxitos o fracasos, por lo que el que será nuevo presidente del PPCV tiene también entre sus desafíos la unidad interna. Ésta siempre es mucho más complicada cuando no se ostenta el poder, algo que se ha evidenciado en los últimos años. Mazón no coge las riendas de la formación en la situación en la que lo hizo Isabel Bonig, azotado por constantes casos de corrupción, en horas muy bajas tras perder las instituciones, con la creación de gestoras y totalmente dividido –algo que se acentuó con la muerte de Rita Barberá–.

Ahora que parece que levanta un poco más la cabeza y en un contexto de empuje con la victoria de Díaz Ayuso, todavía tendrá que pacificar mucho la vida interna aunque en apariencia se encuentre arropado por diversas familias. Pese a que Valencia y Castellón cuenten con personas al frente señaladas por Génova, Vicente Mompó –que dirige la primera– ha realizado movimientos para 'volar solo' desde que está en el cargo. Todas las corrientes querrán un hueco, a su gente en la dirección y ser escuchadas, de modo que quedará por ver con quién cuenta Mazón. Y si, por ejemplo, mantiene a algún perfil cercano a Bonig o toma el control sin demasiadas contemplaciones. 

También habrá de afrontar el retorno de Francisco Camps, quien opta a ser candidato a la alcaldía de València como él mismo verbaliza y no deja de hacer movimientos en la ciudad para este fin. El temor a que pueda arañar votos al PP si se presenta de independiente existe en el partido, al igual que esta situación se lleve a la antigua batalla del 'campismo' y el 'zaplanismo' con el que se identifica a Mazón –aunque él rechace esa etiqueta–.  

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