Hoy día de la Epifanía del Señor, día en que los Reyes Magos descansan hasta dentro de 365 días, es un buen momento para escribir una carta a nuestros gobernantes, consciente de que las cartas no siempre llegan a su destino
Inicio este Tintero a modo de carta de deseos para este año 2021 con una aclaración, pues las palabras que poseen varios significados pueden llamar a engaño. Los Reyes Magos se denominan así no porque hicieran trucos de magia, sino porque es la forma en que la tradición se refiere a aquellos científicos de Oriente, astrólogos y sacerdotes eruditos que fueron a adorar al Niño Jesús con sus presentes. Esta carta se dirige a nuestros gobernantes mágicos, porque hacen magia, como sinónimo de encanto o hechizo, y éste como efecto de encantar en su acepción “entretener con razones aparentes y engañosas”.
Han pasado los días de la Navidad y a partir de mañana volvemos a endurecer las restricciones y a recortar, más, nuestras libertades. El virus que lleva destrozando nuestras vidas desde hace un año tiene un comportamiento curioso, y se regula para tener mayor incidencia dependiendo de los días y las horas, o así lo interpretan nuestros gobernantes cada vez que anuncian sus medidas también mágicas. Siempre son medidas que afectan a nuestro día a día, que atacan con dureza a la economía y que se ensañan con la hostelería y el sector de los bares y restaurantes. Nunca son medidas donde se entone primero el mea culpa, donde se eliminen una cantidad cada vez mayor de gastos en la propia estructura de la administración ni donde se redoblen los esfuerzos en el ámbito sanitario.
Tampoco encontramos medidas que en su día supusieran mayores controles y realizaciones de test, ni contratación extraordinaria de personal sanitario, ni una regulación total y severa de nuestras fronteras para quienes nos visitan de manera legal y qué decir para el clamor de la inmigración ilegal que potencian y financian las mafias que tan bien parece que se entienden con algunas élites europeas y nacionales. Ni han anunciado una vacunación masiva y las 24 horas del día, de hecho, si uno se toma la molestia de escuchar las ruedas de prensa, amén de un exceso de marketing político, que ya comenté en alguna columna y que es inadmisible ante una situación así, un claro ejemplo es que el ineficaz ministro de Sanidad demuestre que sólo ocupaba la cartera para ser candidato a las elecciones catalanas, una persona con dignidad no habría aceptado tal cambalache y habría presentado su dimisión irrevocable), como decía en las ruedas de prensa sólo encuentra medidas que de manera visible nos obliguen a parar poco a poco nuestras rutinas y que paralicen nuestra economía.
Podrían presentar dimisiones reconociendo la incapacidad manifiesta, crear auténticos comités de expertos donde los mejores profesionales de diferentes sectores planificaran con realismo y con sentido común, pero claro eso supondría demostrar lo que cada vez más personas vemos, que tenemos unos gobernantes mágicos que sólo saben entretener con razones aparentes y engañosas. Y por ello esta carta espera que 2021 acabe con el virus que azota al mundo y de manera destacada a España, el de una actividad como la política secuestrada por los peores, los menos preparados, los menos rigurosos, los más mentirosos y en definitiva quienes deberían ejercer trabajos sencillos y que con sus actos no implicaran a toda la sociedad. Vivimos una época demasiado convulsa y confusa y el desarrollo humano y los avances tecnológicos no encuentran una correlación con los gobernantes y el funcionamiento de la burocracia.
La esperanza es lo último que se pierde, llevamos demasiado tiempo escuchando que las crisis son oportunidades y momentos de cambio y transformación y en este inicio de año quiero pensar y pedir que, tras esta maldita pandemia, los ciudadanos empecemos a valorar la importancia que tiene la política como actividad que en un momento de dificultad puede ser esperanzadora e ilusionante o puede ser decepcionante y de consecuencias nefastas para todos. Estamos en un momento donde el miedo y la preocupación cunden y así queremos creer y pensar que nuestros gobernantes hacen todo lo mejor posible y que nadie sabría tomar decisiones mejor que ellos, lo cual es rotundamente erróneo y falso, pero tiene sentido que queramos pensar así. Ojalá este año nos traiga reflexión y renovación.