VALÈNCIA. El anuncio de la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, de no presentarse a la reelección en el congreso que será convocado este jueves a través de la Junta Directiva Regional ha abierto la espita a un amplio abanico de movimientos y especulaciones en la formación popular.
Una de las consecuencias inminentes y, según aseguran distintas fuentes del partido, más probable, es que la portavoz del PP en el Ayuntamiento de València, María José Catalá, sea la próxima secretaria general de la formación, como ha venido informando Valencia Plaza. Es decir 'número dos' de una fuerza política que, salvo sorpresa mayúscula, terminará presidiendo el dirigente bendecido por la dirección nacional del PP, Carlos Mazón, presidente de la Diputación de Alicante.
Un movimiento que, a priori, no resistiría un análisis sólido y lógico atendiendo únicamente al contexto y situación actual del PPCV pero que, al parecer, cuenta con luz verde desde Madrid y la consiguiente aceptación por parte de Mazón.
Los críticos con la opción de que Catalá pase a ocupar la Secretaría General se centran, principalmente, en la misión prioritaria que tiene la portavoz municipal: recuperar la Alcaldía de València. Una tarea que muchos ven incompatible con el trabajo de 'número dos' del PPCV, encargado principal de controlar las cuestiones internas del partido. Es por ello que, especialmente los más contrarios, muestren su malestar por que pueda compaginar la portavocía en el Ayuntamiento; la presidencia local del PP en la ciudad; su cargo de diputada en Les Corts y, además, convertirse en secretaria general.
Más allá de estos razonamientos, los críticos con esta posibilidad son, en su mayoría, rivales internos de Catalá durante los últimos años, lo que apunta a un malestar que va más allá de la mera preocupación por el PPCV, sino también por la interesante posición de poder que la portavoz municipal puede cimentar desde ese cargo.
Ahora bien, está por ver si, aunque Catalá ocupara el puesto, este tiene finalmente las atribuciones y competencias plenipotenciarias que generalmente ha tenido el cargo. No hay que olvidar casos como el de Ricardo Costa, que en su día obtuvo un nivel de control importante del partido siendo vicesecretario -número tres- y teniendo por encima de secretaria general a Adela Pedrosa, que apenas tuvo protagonismo como 'número dos'.
Esto es, precisamente, lo que esperan que ocurran los sectores que se sienten agraviados por los nuevos y brillantes galones que sobrevuelan los hombros de Català: que esté rodeada por otro cargo o cargos de distinta adscripción que eviten un control excesivo de la secretaria general. Una maniobra que también podría ser interesante para el propio nuevo presidente regional, Carlos Mazón.
Por otro lado, fuentes del partido apuntan a que Catalá, en caso de ser elegida, dejará libre la presidencia local del PP de València para ser sustituida por Juan Carlos Caballero, con el objetivo de dejarse algo más de margen en sus tareas de secretaria general.
Probablemente, lo que más ha sorprendido en algunos sectores del partido, especialmente en los poco favorables a Catalá, es la bendición de Génova sobre de este movimiento.
Sin embargo, conviene recordar lo ocurrido el pasado 17 de marzo. Tras haber estallado la fallida moción de censura en Murcia, Catalá viajó a Madrid y se hizo una fotografía colocándole un pañuelo fallero al secretario general del PP, Teodoro García Egea. Una instantánea que el dirigente popular colgaba en Twitter con la frase: "Valencia tendrá una gran alcaldesa contigo".
Una maniobra que muchos interpretaron como una reacción de Catalá ante el portazo dado por Toni Cantó a Ciudadanos, que podía colocarle -como luego ocurrió- en una transición rápida al bando del PP y, quién sabe, si como el futuro candidato popular en el Ayuntamiento de València, puesto que Catalá tenía a priori reservado.
Sin embargo, por los últimos acontecimientos, parece ser que Catalá se trajo de vuelta ese día -o supo sellarlo en semanas posteriores- no solo un gesto tranquilizador, sino también el respaldo de García Egea para convertirse en secretaria general del PPCV.
Una posición más que interesante para la dirigente popular por diversos motivos. El primero es que si Génova cambia de parecer en el futuro sobre el candidato al Cap i Casal, Catalá estaría al menos blindada con un cargo orgánico de relevancia. El segundo es que, con una mirada a largo plazo, un hipotético fracaso de Mazón en las elecciones autonómicas o un traspiés de cualquier otro tipo, la dejaría en una posición privilegiada de cara a futuros retos políticos.
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