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EL OBJETIVO ES "generar crecimiento con cohesión social sin que haya excluidos"

Cortina defiende que Europa tiene la "obligación moral" de tomar en serio la revolución digital

Foto: EP
17/07/2019 - 

VALÈNCIA (EP). La catedrática de Ética Adela Cortina ha defendido este miércoles que la Unión Europea tiene la "obligación moral" de tomar "muy en serio" los retos que plantea la inteligencia artificial y la revolución 4.0 para "generar crecimiento con cohesión social sin que haya excluidos", mediante un marco ético que permita caminar hacia un "mundo digital confiable".

"Esta revolución por supuesto que nos puede empoderar. Como decía Arístoteles, también utiliza el veneno tanto el que lo usa para matar como para sanar", ha aseverado en la apertura del foro 'Un mundo de fusión digital' en la Casa de la Ciencia del CSIC, con expertos en pensamiento, cultura, medios de comunicación y ámbito tecnológico y clausura a cargo del escritor y periodista Fernando Delgado.

Ante la irrupción de la inteligencia artificial, Cortina ha hecho hincapié que "los derechos humanos tienen que estar bien protegidos y no todo puede quedar en el mercado", por lo que ha lamentado que la UE "no cumple muy bien con los valores que ella misma proclama". "Esa voz europea se tiene que oír, y para eso hay que tener fuerza no solo ética, sino desgraciadamente política, social y económica", ha reivindicado.

Para conseguirlo, ha llamado a "tomar muy en serio la revolución 4.0" como "una de las mejores aportaciones que tiene que hacer Europa y, por supuesto, España y la Comunitat Valenciana", ya que cree que "es una obligación moral para que se puedan escuchar estas otras voces".

También ha recordado que es una cuestión que no estuvo sobre la mesa en ninguna de las pasadas elecciones y ha alertado que la UE "se está quedando atrás una batalla en la que "China está ganando enormemente a Estados Unidos". "No quiero prevenir contra China, pero una cultura donde no se habla de derechos humanos me preocupa", ha exteriorizado, mientras cree que "no es lo mismo el capitalismo californiano que el europeo".

La superinteligencia, "caldo de sesos"

En clave ética, ha rechazado la necesidad de abordar la revolución 4.0 desde el "posthumanismo", cuando "aparecen gentes que se entusiasman con que vamos a crear superinteligencia y entonces seremos inmortales". Al contrario, ha subrayado que "esto son todavía caldo de sesos" y ha pedido "ser mucho más practico" y centrarse en lo urgente. "Me pondría mucho más critica, pero no es el momento", ha reconocido.

La filósofa ha sostenido que "todavía no hemos llegado" a la inteligencia artificial general, pues "consiste en tener sentido común, y eso es muy difícil". "Se nota", ha ironizado entre risas del público, para rematar que los seres humanos pueden tener sentido común aunque no lo demuestren "demasiado".

De cara al futuro, "no sabemos si tendremos que considerarlos personas o si tendrán dignidad o derechos", lo que cree que abrirá nuevos "problemas éticos". "¿Cómo vamos a vivir éticamente en ese mundo?", se ha preguntado, ante lo que ha defendido una inteligencia artificial "confiable" como la clave para que "la sociedad funcione".

"Cuando vemos estas revoluciones nos entra la incertidumbre, el miedo, el terror; pensamos que vamos a perder muchos puestos de trabajo, que de hecho se están perdiendo, y nos van a sustituir", ha expuesto, y ha vuelto a urgir a un respaldo ético que haga que las personas sepan que "no están totalmente desasistidas".

Cortina ha apuntado cinco principios con los que debería contar este marco ético: beneficiar a las personas y a la naturaleza, no dañar, respetar la autonomía, justicia y trazabilidad. Ha admitido al respecto que los éticos pueden tener fama de "aguafiestas" y ha rechazado "esa moralina que algunos difunden por ahí de que todo el mundo es bueno". "La ética tiene que empoderar a la gente para que pueda hacer sus planes de vida", ha enfatizado.

Coches autómatas, no autónomos

Respecto a la autonomía, ha recordado que no es lo mismo que el automatismo y ha puesto el ejemplo de los coches, mientras "las personas "podemos decidir sobre nuestras metas y proyectos: No tenemos que ser esclavos, ciegos, sino hacer nuestra vida". Por tanto, ha negado que los coches puedan ser autónomos porque no se les reconoce "dignidad" como a las personas.

En materia de trazabilidad, ha abogado por "ir con cuidado" con quién decide en el mundo digital: "No se pueden tomar decisiones acerca de la vida de las personas desde un algoritmo que nadie sabe quién lo ha construido ni nadie entiende".

"El mundo digital nos afecta a todos y tenemos que entenderlo", ha exclamado, para lo que ve necesario que los medios de comunicación "hagan que ese conocimiento llegue" y los tecnocientíficos "pongan su saber al servicio de los demás". Eso sí, "no esos expertos que dicen en televisión que hay que beber agua cuando hace calor", ha bromeado.

'Fake news', "los bulos de toda la vida"

Sobre la difusión de conocimiento, ha prevenido contra "la famosa posverdad, que es mentira y nada más, o las 'fake news', que son los bulos de toda la vida". "Son temas que nos están desorientando. Los medios tienen que ser más fuertes que nunca", ante lo que se ha preguntado si "la democracia va a poder sobrevivir a internet" y ha mostrado su sensación de estar "en un sujeto elíptico donde no entendemos lo que pasa".

Y en el caso de la justicia, ha planteado la posibilidad de que los 'derechos digitales' puedan ser nuevos o una aplicación de los derechos humanos, en materia de intimidad, privacidad y seguridad. También ha advertido que "habrá que ver con mucha claridad cómo se están distribuyendo los beneficios de la revolución digital", ante una brecha "brutal" en la actualidad.

En definitiva, ha instado a "inventar algo para que las personas no se queden excluidas". "No podemos permitir que la gente se quede por el camino sencillamente porque la revolución los ha expulsado del mercado", ha proclamado, y ha recordado propuestas como la renta básica de ciudadanía o "que los robots paguen impuestos".

Adela Cortina ha ligado este punto de vista con el término aporofobia, de rechazo al pobre, acuñado por ella. "Creo que sigo teniendo razón; estas tecnologías deben ayudar a acabar con el desprecio al que parece que no tiene nada que aportar", ha remachado.

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