Esta crónica internacional, es de esas que a uno le hubiera gustado no escribir, pues trata de una herida sangrante que dura ya más de seis décadas, y que en estos días brota con más intensidad, pues la represión, con desaparecidos y asesinatos de cubanos por parte de su régimen tiránico, ha aumentado con motivo de unas lógicas manifestaciones fruto, no sólo de la opresión y falta de libertades, sino por el simple y dramático hecho de no tener medios para subsistir, en esa maravillosa isla de Cuba, semilla de la evangelización en América, antaño llamada la Perla del Caribe.
El anterior nombre, de la mayor isla de las Antillas, se debe a lo preciada y rica que era cuando formaba parte de la Monarquía española, que duró hasta relativamente no hace tanto tiempo, pues estamos hablando de la época de nuestros bisabuelos o para los más jóvenes sus tatarabuelos, y algunos hemos escuchado historias prácticamente directas de cuando nuestros reclutas volvían a la península. Después llegaron los movimientos independentistas apoyados por el Tío Sam, entre los que estaba un líder con raíces valencianas, Jose Martí, cuyo padre nació en el Cap i Casal, y que pasó parte de su niñez aquí en Valencia, posteriormente los norteamericanos (patrocinadores de los separatistas) fueron paulatinamente aumentando su influencia en la isla (recordemos que la habían intentado comprar a los españoles), hasta ser una excusa perfecta (el predominio yanki) para el victimismo revolucionario. Finalmente, y durante la dictadura de Fulgencio Batista, que había ya ejercido el cargo de presidente constitucional como candidato de la “Coalición Socialista Democrática” previamente entre 1940-1944, y en plena Guerra Fría, llegó la revolución liderada por Fidel Castro y su sanguinario adlátere el Che Guevara, en la que el tiránico comándate Castro afirmaba tanto antes de asaltar el poder como al poco de su toma que “no soy comunista” para después entregarse en brazos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Desde aquel momento la situación de Cuba ha ido languideciendo, transformándose este régimen postcastrista en un residuo de la Guerra Fría, en la que los revolucionarios que pretendían (era uno de sus mantras y soflamas) que la isla dejara de ser un gran casino norteamericano la transformarían (usando la misma simplona generalización) en el prostíbulo del mundo con sus lamentablemente conocidas jineteras del malecón. Cuba desde entonces, inicios de 1959, se integraría en la utopía colectivizadora, totalitaria y laicista del socialismo científico con décadas de una política dictatorial, y una economía planificada que derivó en una de subsistencia, sobreviviendo a costa de parasitar primero a la URSS, después a la rica en petróleo Venezuela, y ahora, otra vez, parece que intenta sobrevivir apoyándose en el eje Chino-Ruso; mientras que el régimen sigue manteniendo la posición victimista de que su situación y penuria económica es por culpa del bloqueo de los USA, que no existe, como nos recordaba Elias Amor, presidente de la Unión Liberal Cubana, en la mesa redonda “Cuba: tiempo de libertad” celebrada esta semana en la Universidad Católica de Valencia e inaugurada por el arzobispo Don Antonio Cañizares, pues fíjense que las transferencias en dólares que llegan del vecino Gringo (está a escasas 90 millas) alcanzan unos 6.500 millones de $, la principal partida de la Balanza Exterior cubana, y el régimen comercia con 192 países diferentes, España uno de ellos, y “la culpa de la situación económica es de las políticas del gobierno comunista” como insistió el líder cubano en la UCV.
Y no sólo no ha existido bloqueo, sino que el gobierno cubano ha estado siempre exportando la revolución y la violencia no sólo en America, con Nicaragua, Venezuela, Colombia, Bolivia… si no también en otros continentes, como África en Angola, Mozambique, Argelia…e incluso apoyando y dando cobijo al Terrorismo, recordemos como a dado refugio a los asesinos separatistas de ETA. Violencia que estos días hemos visto prodigarse por las calles de multitud de poblaciones cubanas, por parte de fuerzas policiales y parapoliciales, contra esas pacíficas manifestaciones del pueblo cubano que entonaban lemas como el que conforma el título de este artículo, Patria, Vida o Libertad, pagando con detenciones extrajudiciales y desapariciones, las personas que las coreaban, y que de escribirse estas líneas allí, también supondría sufrir la represión política propia de un Estado Totalitario.
Para finalizar, lo deseable sería que estos incidentes fueran el inicio del fin del régimen y tiranía postcastrista, y que se iniciase un periodo de transición, como ocurrió en España de donde de un régimen autoritario, una dictadura de derechas, se evolucionó a un régimen democrático, y con el que principalmente las izquierdas aún quieren ajustar cuentas después cinco décadas, pero que parece contemporizar con una dictadura de izquierdas como la cubana de Miguel Díaz-Canel, no apoyando abiertamente ese tránsito hacia un régimen de Libertades que se merecen los cubanos, y cualquier persona en el mundo sea de derechas, de izquierdas, de centro o medio pensionista. Pero lo que me temo, ojalá me equivoque, es que aún le queda al pueblo cubano una dura travesía repleta de violencia hacia la Libertad y la Democracia, por la represión de ese régimen comunista, que sigue cobrándose vidas, y cuyos aliados en el mundo, siguen apoyándoles tanto explícita como tácitamente, presos en parte de aquel síndrome del mayo del 68, e intentan poner freno a ese precioso lema cubano de Libertad de estos días de Patria y Vida; esperemos que antes que después triunfe la Libertad, también en Cuba