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EL FUTURO ES HOY / OPINIÓN

De los frugales, presuntos insolidarios, y el rescate que viene

18/07/2020 - 

Pocas veces una descripción de la realidad ha retratado mejor, sin referirse a ello, lo publicado por los economistas españoles respecto a cuál debe ser la solución de la UE a la brutal crisis económica desencadenada en el sur del continente por la covid-19. Desde su mismo inicio, con aquello de ¡o coronavirus o el caos!, hasta hoy con el pronosticable fracaso de este viernes pasado de que los denominados países frugales (Austria, Dinamarca, Países Bajos y Suecia) acepten subvencionar sin condiciones a, entre otros, Estado español. 

El retrato es de la Nobel de Literatura 2018 Olga Tokarczuk cuando en su discurso de aceptación del premio afirma: “Hoy nuestro problema radica en el hecho de que aún no tenemos un relato listo no sólo para el futuro, sino incluso para el ahora, para las transformaciones ultrarrápidas del mundo actual. Nos falta el lenguaje, nos falta los puntos de vista, las metáforas, los mitos y las nuevas fábulas”. Lo cual sin embargo, continúa la autora polaca, no es óbice para los “frecuentes intentos de aprovechar las narrativas oxidadas y anacrónicas (…) realizados sin duda bajo el supuesto de que un algo viejo es mejor que un nuevo nada, tratando de lidiar de esta manera con las limitaciones de nuestros propios horizontes”.

Con todo, hay que reconocer avances aunque sean modestos. Hoy, salvo excepciones, ha quedado arrinconado el tremendismo y la desproporción de aquellos análisis augurando todo tipo de catástrofes si la UE no aceptaba las exigencias. Que iban del rechazo por parte de “la mayoría social” de la deuda ilegítima en 2012 a la desaparición de la misma Unión. Como si España, ajena a la construcción del proyecto durante casi todo el siglo pasado, hubiera devenido en la columna vertebral del edificio europeo. 

Pero el fondo de esas limitaciones de nuestros propios horizontes, referidas por Tokarczuk, continúa vigente como viene demostrando el tratamiento de las negociaciones del Plan de Reconstrucción, que, guste o no, va a ser un nuevo rescate de la economía española incapaz, por sí misma, de hacer frente a la espectacular factura de la crisis. Un hecho, frente al cual curiosamente, nadie –que haya leído- se plantea al menos la pregunta obvia de por qué la crisis económica va a ser más grave en España. 

Dejando de lado la respuesta al interrogante, el hecho es que el trastorno colectivo de carácter paranoide permanece. Si en la crisis de 2008/2012 fue Angela Merkel la culpable de nuestros males, hoy lo son los cuatro países mencionados encabezados por los Países Bajos, recién descubierto como paraíso fiscal. ¿La actitud común entre una y otros? Su insolidaridad para con nuestras necesidades, obvias, diáfanas, incontrovertibles. 

Lo anterior, es, sin duda, una prolongación del cómodo hábito creado por la posición de receptora neta de fondos mantenida por España desde la incorporación al proyecto común el 1 de enero de 1986 (unos 100.00 millones de euros corrientes según el Banco de España). De ahí, que cualquier condicionalidad de las ayudas venga siendo considerada sinónimo de traición al proyecto; abandono de la Europa social, sino, antesala de su desaparición.

Los hechos, sin embargo, son tozudos. Y las exigencias españolas, o si prefiere de la opinión publicada por economistas y articulistas de prensa, topan con ellos a cada argumento que se expone. Tratar todos y cada uno conduciría a un grueso volumen. Pero hay uno que, quizá, sobresale: la baja presión fiscal de España en términos comparados (Eurostat, Newsrelease 166/2019 - 30 October 2019). Esto es, la escasa capacidad de ayudarnos nosotros mismos antes de pedir ayuda a los demás. Porque, fuera de Reino Unido (cuyo sistema de bienestar hoy dista de ser modélico), ninguno de los grandes países (en términos de PIB) de la Unión tiene recaudación fiscal (incluyendo contribuciones sociales netas) sobre su producto interior tan baja como España. Y, como se muestra en el gráfico siguiente, un buen número de socios con menor renta por habitante (Croacia, Eslovenia, Grecia, Hungría, Polonia, Portugal, República Checa, incluidos en el óvalo) tienen una recaudación fiscal superior; esto es realizan un esfuerzo fiscal superior. 

Si algunos países destacan en ese esfuerzo, éstos son precisamente los cuatro frugales, aun cuando en la posición holandesa intervengan también elementos relevantes de política interior. Son los representados en el gráfico en verde, o lo que es lo mismo, los situados a la derecha del mismo (al haberse eliminado Luxemburgo por falta de representatividad). Están encabezados por Dinamarca en donde familias y empresas pagan en impuestos el 45,9% de su PIB frente al 35.4% de España. No cabe descartar que ante esta asimetría, los ciudadanos de estos países se hayan realizado la misma pregunta ¿si nosotros podemos porque los españoles no?

Un cálculo grosero de lo que representaría para la Hacienda Pública española un esfuerzo fiscal similar al de estos países se resume en el cuadro siguiente. Como puede constatarse en la tercera columna no son cifras irrelevantes respecto a la recaudación efectiva. En su límite máximo, un esfuerzo similar al danés, conduciría a un aumento de los ingresos de la Hacienda Pública española cercano al 30%. 

Ante las constataciones anteriores, la duda es si no sería mejor para nuestro bienestar futuro abandonar los victimismos respecto a esa supuesta y reiterada insolidaridad del resto de la UE y plantear, junto a la respuesta al interrogante mencionado más arriba, un debate real sobre las razones por las cuales los ciudadanos españoles nos creemos con derecho a tener los mismos servicios del Estado del Bienestar que los países más avanzados del continente, pero sin estar dispuestos, en modo alguno, a pagar por ellos.

Sería una importante diferencia respecto al rescate de 2012. Y un motivo para el optimismo. Porque hoy, ocho años después de aquel, en lo que se refiere a los deberes pendientes, seguimos igual; haciendo lo mismo. Y, como es conocido, en frase atribuida a Albert Einstein aunque no fuera lo que dijo en su entrevista al New York Times, no se sale de las crisis haciendo lo mismo que nos ha llevado a ellas. Que es la causa por la cual la recesión va a ser mucho más grave, y más prolongada, en España. 

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