Fiebre consumista por el coronavirus en Castelló. (Fotos: A. Pradas y C. Pascual)
Fiebre consumista por el coronavirus en Castelló. (Fotos: A. Pradas y C. Pascual)
ALCOI. En una de las secciones de uno de los Mercadonas más concurridos estos días en la ciudad de Alcoi, dos clientes se pelean por coger el último paquete de arroz, que termina por romperse. En la carne, uno de los productos estrella en general y muy especialmente durante esta semana, con la crisis del coronavirus, una señora le roba a otra de su propio carrito mientras la segunda está girada. "El otro día tuve que golpear con el separador de la caja muy fuerte porque había dos hombres discutiendo por una barra de pan", asegura una de las trabajadoras, mientras le pedimos que nos cobre, este sábado, a eso de las dos y media de la tarde, hora de comer. Si hay una cosa cierta acerca del coronavirus - algo que esté más allá de las mil y una teorías del arrasamiento del papel higiénico, con bromas muy ingeniosas, por cierto- es que saca lo mejor y lo peor del ser humano, en este último saco, el grado máximo del cinismo refrendado con el no salir a la calle para respetar el protocolo pero acabar con todas las subsistencias de los supermercados del mundo, aunque sea para el pretexto de tener algo en Semana Santa. "No todo el mundo es igual", sigue la cajera, mientras hacemos una cola poco aconsejable en estos momentos. Ella recuerda ese papá que le dio algunas de las papillas a otra mamá, que se había quedado sin ninguna.
El verdadero drama lo viven ellas, sin ánimo de frivolizar. "Solamente pedimos que los clientes se respeten. Algunos compañeros estamos doblando turnos, por amor, por pura humanidad, simplemente", confiesa, casi emocionada. "Vamos a tener de todo. ¿Pepinos y tal, cosas como verduras? Pues algo faltará, el campo tiene un límite", vaticina. Hablamos con su compañera de la otra línea de cajas aprovechando su pausa para la comida. Es interina y lleva solo tres semanas en este Mercadona. "Desde el jueves, la gente está desesperada, el ambiente está muy tenso; y no es para tanto, creo yo", cuenta. Aunque se pone sobre las tres de la tarde, estos días ha tenido que ir a las doce del mediodía, confiesa. "Los productos que más escasean son la leche, la harina, la carne y los huevos; al menos, por la tarde, cuando suelo entrar, no queda nada de esto", relata. Incluso las legumbres parecen estar en el ranking de lo más vendido. Ella es quien nos confirma que van a poner seguridad en el supermercado y que este mismo sábado han tenido que cerrar a primera hora de la mañana la entrada a algunos clientes tras alcanzar el aforo máximo del establecimiento. "Hemos tenido muchas peleas. Por favor, que se lo tomen con calma; van a faltar cosas, algunas marcas, pero lo básico no", asegura.
La pescadería también echa chispas. "No podemos prever, y menos ahora, cuánto vamos a necesitar", explica uno de los trabajadores. "Hemos vendido el 120 por ciento del incremento". En la sección de frutas y verduras nos encontramos con una de las responsables de este Mercadona, quien nos aporta este dato. Una sección donde parece que la sequía mengua -por decir algo- y en la que se sigue cumpliendo la tradición de no ponerse los guantes para coger -y escoger- el género. Hecho que denuncia, como es lógico, la operaria. "La gente no ayuda, es muy desconsiderada, tampoco respetan las distancias; al contrario, se te acercan más, nerviosos", lamenta, además, porque en su caso está embarazada, es "en teoría persona de riesgo", recuerda. En ese momento, hay cuatro trabajadores que no cesan su actividad, mientras nos observan. "Estamos reponiendo dos o tres veces al día", insiste. "No abastecemos tanto porque no pedimos tanto; vamos desbordados, estamos llegando a lo que pasa en Madrid". La operaria del supermercado explica que los clientes han agotado también los geles, alcoholes, desinfectantes. "Se llevan todo, el formato grande, es impresionante".
Por lo que respecta a la limpieza, el supermercado ya tiene todo previsto para cumplir con el protocolo. Este sábado por la tarde una empresa ha acudido al establecimiento, coincidiendo con las últimas compras de los clientes hasta el próximo lunes. "En cajas estamos utilizando guantes desde esta semana, además de los desinfectantes; la que viene ya usaremos mascarillas", detalla la encargada. Como el resto de subordinados y compañeros, lleva muy a rajatabla el protocolo de limpieza cuando llega a casa y se reúne con los suyos. "Todos hacemos lo mismo. Yo llevo menos tiempo, pero hay compañeros que están aquí desde hace treinta años y nunca habían visto nada igual". Y también todos piden lo mismo: calma y, el mismo respeto que se aplica cada uno en sus casas, en el supermercado.
Otras cadenas de supermercados también parecen haber tomado medidas para proteger a sus empleados y a la población en general. Por ejemplo Consum que, igual que Mercadona, ha limitado el aforo de cada tienda. Incluso ha ido más allá, fijando un límite de compra de seis unidades por producto y día, así como reduciendo el horario, que será de 10 a 20 horas, para poder contar con ese margen de organización y reposición de los productos.
Fiebre consumista por el coronavirus en Castelló. (Fotos: A. Pradas y C. Pascual)