En septiembre finaliza el plazo de los ERTE que se concedieron al sector de la hostelería durante la cuarentena, ¿y luego qué?
VALÈNCIA. La calma precede a la tempestad en el sector de la hostelería, donde se las han tenido que ver con la clausura de negocios por el huracán del Covid-19, y ahora escuchan los truenos que les depara el futuro. En cuanto han levantado la persiana y colocado las sillas, se han encontrado con que el nuevo mundo está plagado de incertidumbre y ya no sirve lo de siempre. De ahí que reclamen al Gobierno medidas extraordinarias, que suavicen la caída de la demanda y reparen las pérdidas acumuladas, como sería la prórroga de los ERTE permitidos durante el periodo de confinamiento. A priori, las empresas se pueden acoger a ellos hasta el 30 de septiembre, pero según los expertos, como no se amplíe su vencimiento y se flexibilicen sus condiciones, el escenario se va a poner peliagudo.
Traducción: cierres y despidos a tutiplén.
Esta misma semana, las principales asociaciones de España se manifestaban en las calles de Madrid, convocadas por la Confederación Empresarial de Hostelería de España (Cehe), para recordar que lo peor está por llegar. Desde el 4 de septiembre, vienen negociando con el Gobierno en Mesa Sectorial, y es hora de presionar. El ambiente está caldeado, ya que en los últimos meses han visto cómo se adoptaban medidas restrictivas contra la restauración, mientras se abría la mano en otros ámbitos. "Está en juego la supervivencia de hasta 85.000 locales en todo el país. El 20% de las empresas no ha vuelto a abrir y, solamente en agosto, 300.000 empleados no han podido ser recuperados del ERTE", aseguraba José Luis Yzuel, presidente de Cehe. "Esto es un grito de auxilio ante la falta de soluciones por parte de una Administración que nos estigmatiza", resumía Javier Olmedo, de la Plataforma por el Ocio.
¿Cuál es la situación singular de la Comunitat Valenciana? Manuel Espinar, presidente de la Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo CV (Conhostur) y de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia (Hostelería Valencia), considera que en junio se hicieron unas negociaciones "excesivamente genéricas". "Fue todo demasiado rápido porque había que solucionar una situación excepcional. El modelo estaba enfocado a la reapertura, y el problema es que eso no ha funcionado. Ahora nos encontramos con que la demanda ya no es la misma y tenemos que ajustar el gasto", explica. Así que, ¿qué piden los empresarios en materia de ERTE? "Que se mantenga el ERTE de dos velocidades, de marcha adelante y atrás, para ir metiendo y sacando a la gente en función de las necesidades de la empresa, además de la exoneración al 100% de la Seguridad Social para poder sobrevivir", exige.
En este sentido, insiste en que la situación de la hostelería es diferente a la de otros sectores y, por ello, invita a que se adopten medidas específicas. "Somos uno de los principales motores económicos del país, pero el Gobierno no se ha dado cuenta. Si la hostelería cae, el turismo no va a levantar cabeza en 25 años. Por no hablar de que la crisis también afectará a los proveedores debido a nuestra transversalidad", prosigue. También lamenta la profunda "incertidumbre" en la que viven, "con decisiones que se toman en menos de 24 horas", como el cierre del ocio nocturno en la Comunitat. "Lo que han hecho es clausurar las discotecas y maximizar el botellón, porque la gente sigue juntándose igual. No entiendo la obsesión del Gobierno por focalizar la culpa en la hostelería. Se está demostrando que las reuniones en las casas son peores que en los restaurantes; por lo menos aquí hay protocolos", argumenta.
Como resumen muy elemental, un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) es un procedimiento legislativo mediante el cual una empresa en una situación excepcional obtiene una autorización del Estado para suspender o reducir los contratos accediendo a la prestación por desempleo. Cuando se adoptaron las medidas excepcionales para frenar la pandemia del Covid-19, entraron en juego los ERTE por causa de Fuerza Mayor, que dan facilidades a la empresa en cuanto a procedimientos, causalidad y exoneraciones, así como los ERTES por causas económicas técnicas y organizativas (ETOP). Y estas figuras son la que los empresarios demandan que se amplíen en el tiempo, como ya se hizo en junio mediante el RD 24/2020. "Los ERTE se tienen que prorrogar. Se crearon como instrumento para una apertura escalonada, con vistas a que todo el mundo iba a poder regresar, pero no es el caso. Y por eso, la prórroga debe ser, como mínimo, hasta Semana Santa de 2021", reclama José Luis Yzuel, presidente nacional de Hostelería. "Diciembre de 2021", opina Manuel Espinar.
Y entonces, ¿qué hacemos? ¿Mantenemos la misma figura de ERTE por Fuerza Mayor, volvemos a la anterior o creamos una especifica para esta situación? Preguntamos a José Molina Sarió, abogado laboralista y asesor jurídico en València. "Lo lógico es que se haga como en otros países, como por ejemplo Alemania, donde no se prorroga el plazo con una fecha de finalización, sino que la figura permanece vigente mientras dure la situación de pandemia. Esto evitaría tener que estar negociando, ya que somos uno de los países de la Unión Europea que más normativa laboral ha aprobado en estos seis meses, a diferencia de nuestros vecinos europeos", considera el experto. "En cualquier caso, el procedimiento se ha de simplificar, intentando facilitar a las empresas las bonificaciones en el pago de la Seguridad Social, y el cobro de las prestaciones por parte de los trabajadores", añade.
Las ampliaciones se están demorando más de lo esperado, lo que supone una inseguridad jurídica y económica enorme para los hosteleros. En palabras de Molina, "complica mucho las planificaciones a largo plazo y la gestión diaria de las empresas del sector, así como los asesoramientos que realizamos desde los despachos profesionales a nivel jurídico laboral. Por desgracia, nos estamos acostumbrando a decisiones de última hora, y sus posteriores interpretaciones y cambios normativos". Algunos hosteleros, además, ven en este retraso una intención malintencionada de que los pequeños empresarios vayan reincorporando a algunos trabajadores "sin poder permitírselo, por desinformación y desconocimiento".
Una de las singularidades de la negociación que estos días se está produciendo entre los portavoces de la hostelería y el Gobierno es que tanto patronales como sindicatos están de acuerdo en las reclamaciones. "Los intereses son comunes para ambas partes, ya que necesitamos que las empresas sigan a flote para poder mantener el nivel de empleo el día de mañana. Y en este sentido, la figura del ERTE es la única vía para evitar despidos", indica el portavoz de Hostelería Valencia, Manuel Espinar. La postura también es común sobre el mantenimiento de los porcentajes en la prestación por desempleo: todos quieren que siga al 70% una vez transcurridos los primeros 180 días. En estos momentos, la prestación se reduce al 50% cuando se agota periodo. Para que se entienda con un caso práctico, si un camarero cobra 1.200 euros, y por la situación actual de ERTE percibe 900, corre el riesgo de bajar a 600. Y se pone peor para las rentas altas, porque hay un tope de prestación y la retención es mayor.
"Claro que tenemos miedo de que no se recupere el nivel salarial previo a la crisis del Covi-19, ¿pero qué podemos hacer? Es posible que algunos empresarios aprovechen para bajar los sueldos, que se habían recuperado un poco después de la anterior crisis económica. De momento, solo nos queda apoyar para que se mejoren las condiciones del ERTE", aseguran fuentes del sector. Todos unidos, por tanto, en favor de la figura del ERTE. Tema aparte será el futuro, cuando finalicen las condiciones excepcionales por parte del Gobierno y haya empresas con serias dificultades para mantener el empleo. "El RD 8/2020 establece que es obligatorio mantener los puestos durante los seis meses siguientes a la finalización del ERTE. Solo se podrían realizar despidos objetivos por la vía del concurso de acreedores, lo que supondría la desaparición de numerosas empresas", recuerda José Molina.
Y a su vez se pregunta: "¿Será viable?" Para las empresas en ERTE cuya situación resulte coyuntural, el comienzo de la actividad será complicado, pero se podrá mantener el empleo a medio plazo. Aquellos que ya vinieran ahogados, y hayan utilizado el ERTE como parche a un problema estructural y las ayudas del Gobierno como salvavidas por un tiempo, vivirán una caída más dura -y más rápida- si cabe. Habrá golpe, por desgracia. Ojalá sea el menor.