GRAND PLACE  / OPINIÓN

EhTeraz, el primer rastreador en colores

26/05/2020 - 

Fue el primero en llegar. Y, no por ello, el menos dañino. Poco a poco fueron apareciendo los antecesores de ELLA. Poco a poco, se fue creando la necesidad y su aceptación en el imaginario colectivo de una sociedad mal acostumbrada a la libertad individual. Por eso, la Tieta comenzó a dejarse el teléfono móvil en casa cuando salía al espacio exterior. Fue poco después de la GranHuida, por eso pudo escapar sin dejar rastro. Los rastreadores aún no habían llegado al Territorio-Europa.

Pero no tardarían. El Parlamento Europeo se declaró guardián de las libertad y la seguridad jurídica que por entonces imperaba en ese territorio. Mientras tanto, se iba implantando en países lejanos y no tan lejanos. Taiwan, bajo el imperio de LaGranFábrica, fue el primero. Le siguió Qatar, donde era obligatorio descargarla y tenerla activada siempre que se abandonaba el hogar. La desobediencia se pagaba con penas de hasta tres años de prisión o una multa de hasta 50.000 euros. La aplicación móvil “Ehteraz" estaba diseñada para controlar el confinamiento y seguir la cadena de transmisión del coronavirus.

"Ehteraz" catalogaba a los usuarios en cuatro colores: el rojo, para los contagiados por Covid-19; amarillo, para los confinados en cuarentena; gris, para los casos sospechosos, y verde, para la población sana o que ha dado negativo en la prueba. Pero lo más perverso era que, durante su instalación, exigía permiso para acceder a la galería personal del usuario, fotos, videos, contactos… Incluso podía realizar llamadas.

La Comisión Europea también aprobó su instalación entre sus 500 millones de habitantes.  “Las aplicaciones de rastreo de contactos, basadas en tecnologías de corto alcance como el bluetooth en lugar de la geolocalización, pueden resultar útiles desde una perspectiva de salud pública”, dijo en su Comunicación. Dichas aplicaciones podrían alertar a las personas que habían estado “cerca de una persona infectada durante un tiempo determinado”, incluidas aquellas que tal vez no lo hayan notado o no lo recuerden, “sin rastrear la ubicación del usuario”. 

Esta última consideración inicial, fue la que permitió a muchos escapar al OtroLado, incluida la Tieta, después de que me dejara su herencia en una tarjeta SIM, la historia de ELLA, la red. Todo ello fue antes de que se implantara el chip al nacer, en 2021. Yo no lo tengo de serie, por eso lo llevo siempre descontrolado. Hace tiempo que no sé nada de David. Desde que pude volar a la ZonaZero-BXL para mi investigación del OtroLadro, no le he podido contactar. Creo que ha tenido problemas desde el día de nuestro paseo por la playa del Paseo Marítimo en la ZonaZero-VLC. Los drones casi nos dan alcance… y eso que estaba vacía. 

En el Año Zero comenzó la persecución de los paseantes, tanto en playa como en ciudad, en todas las zonas urbanas. La población llegó a erigirse en “policía” y grababa a todo aquel que no llevaba la mascarilla o interpelaba a los que no cumplían los dos metros y medio de distanciamiento social. No había lugar para la duda o la discusión. El vídeo se subía a las redes sociales, que se convirtieron en prueba de cargo para el tribunal popular formado por la OpiniónPública. Y eso que la identificación era difícil en el caso de llevar la mascarilla puesta. Sí, ya era obligatorio. Y sancionable. No, aún no estaba digitalizada ni permitía el reconocimiento facial biométrico…

Poco a poco, el Territorio-España también aprobó “utilizar los datos de ubicación del teléfono móvil para rastrear los movimientos de las personas con el fin de evaluar el cumplimiento de las medidas de bloqueo”. Comenzaron por Madrid y Barcelona, las últimas ciudades liberadas. Aquí recordaré la canción de Pablo Milanés… -pinchar el link en azul-. Llegó poco después de que obligaran por ley el uso de la mascarilla. Poco a poco, nos robaron la sonrisa…

-David, respóndeme si has tuneado tu chip en modo avión. Te mando un pensamiento desde mi chip descontrolado. Coordenadas 1B7. Repito. Coordenadas 1B7…