VALÈNCIA. (EP). Menos del 10% de las recomendaciones de tratamiento de los médicos para el cuidado del corazón en pacientes cardíacos se basan en evidencia científica obtenida de múltiples ensayos clínicos aleatorizados de gran tamaño, por lo que son de menor calidad, según un estudio del Instituto de Investigación Clínica de la Universidad de Duke (Estados Unidos).
De acuerdo con los hallazgos de esta investigación, publicada en la revista Journal of the American Medical Association, la proporción de recomendaciones bien sustentadas científicamente para el cuidado del corazón ha disminuido del 11 al 9 por ciento en comparación con hace 10 años, cuando un análisis anterior encontró una escasez similar de estudios rigurosos que respalden las pautas de tratamiento.
"En 2009, el estudio anterior resaltó varias deficiencias. Pero realmente, a pesar de algunas iniciativas y un mayor enfoque en la realización de ensayos controlados aleatorios, el abismo entre la evidencia y la necesidad de evidencia no ha mejorado", asegura el autor principal del estudio, Renato Lopes.
Lopes y sus colegas, incluido Robert M. Califf, excomisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), examinaron más de 6.300 recomendaciones de tratamiento emitidas por la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés) y el Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón (ACC/AHA, por sus siglas en inglés).
Estos estándares de tratamiento se utilizan para definir y manejar condiciones cardiovasculares básicas como la presión arterial alta y el colesterol alto, y se considera que la adherencia mejora los resultados de los pacientes. La calidad de los datos que respaldan las recomendaciones son importantes para minimizar los sesgos inherentes al estudio y los factores de confusión, que podrían afectar a pacientes reales en circunstancias reales.
Los comités de redacción de directrices clasifican las recomendaciones según el nivel de evidencia que las respalda: el Nivel A se basa en la evidencia obtenida de múltiples ensayos de control aleatorios; El B está respaldado por un solo ensayo de control aleatorizado o estudios no aleatorios, como los análisis observacionales; y el C se establece por la opinión de expertos.
Según la revisión de los investigadores de la Universidad de Duke, solo el 8,5 por ciento de las recomendaciones de ACC/AHA se basaban en la evidencia de Nivel A, mientras que el 50 por ciento de los estudios tenía datos del B y 41,5 por ciento tenía C.