VALÈNCIA (EP). El Banco de España ha recortado cuatro décimas su estimación de crecimiento del PIB en 2019, hasta el 2%, y también ha rebajado dos décimas, hasta el 1,7%, su pronóstico para 2020 por el menor dinamismo observado para el segundo semestre del año como consecuencia de las mayores incertidumbres tanto nacionales como internacionales. Para 2021, espera un crecimiento del 1,6%, una décima menos que la previsión anterior.
En su boletín trimestral anterior, publicado en junio, la autoridad monetaria elevó dos décimas su estimación para este año, desde el 2,2% al 2,4%, y ahora tres meses después, recorta la estimación hasta el 2%, y la sitúa dos décimas por debajo de la estimación oficial del Gobierno, lo que da muestra de la elevada incertidumbre actual.
En este Informe Trimestral sobre la economía española, que recoge las nuevas proyecciones macroeconómicas 2019-2022, el Banco de España apunta que el PIB habría crecido un 0,4% en el tercer trimestre, una décima menos que en el trimestre anterior, y avisa de que este menor dinamismo está sometido a "riesgos a la baja significativos" y de que las previsiones se han realizado teniendo en cuenta que "los actuales focos de incertidumbre tenderán a disiparse más allá del corto plazo".
Así, apunta al "notable debilitamiento" de la demanda interna, con un retroceso también importante de la inversión en bienes de equipo, así como el "escaso dinamismo" de las exportaciones y el "empuje reducido" de las importaciones, y advierte de la "prolongación de la etapa de cierto debilitamiento de la actividad en el corto plazo".
El Banco de España explica que el recorte de cuatro décimas de la estimación de crecimiento en 2019 se debe, a partes iguales, a las series revisadas de la Contabilidad Nacional por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE), que mostraron un menor crecimiento del PIB y una "menor resistencia" de la economía española a la incertidumbre global de lo estimado inicialmente, y por otro lado, al aumento de esta misma incertidumbre en los meses de verano y al empeoramiento del contexto exterior.
De esta forma, la autoridad monetaria indica que las incertidumbres que se atisbaban en el primer semestre ya han empezado materializarse, lo que ha llevado al Banco de España a empeorar tanto las tasas de crecimiento del PIB como de creación de empleo y tasa de paro. Así, junto con el recorte del crecimiento, la creación de empleo crecerá un 1,8% y un 1,3% en 2019 y 2020, respectivamente, dos décimas menos que las estimaciones de junio.
Como consecuencia de ello, la tasa de paro se situará en el 14,1% a finales de este año, dos décimas más que lo estimado en junio, mientras que se recortará al 13,2% en 2020 (8 décimas más) y cerrará 2021 en el 12,8%, un punto más que lo previsto hace apenas tres meses.
"La moderación del crecimiento del producto que se anticipa a lo largo del horizonte de proyección se traducirá en una disminución paulatina del ritmo de creación de empleo", subraya el instituto emisor, que añade que no obstante se seguirán observando reducciones adicionales de la tasa de paro, aunque de forma menos marcada que lo previsto en junio. "El ritmo de avance de la economía continuará permitiendo absorber el todavía elevado volumen de desempleo", añade.
A pesar de este menor crecimiento, el Banco de España afirma que el PIB se seguirá sustentando en el crecimiento de la demanda nacional, que crecerá un 1,4% este año, con un recorte de casi un punto frente a las estimaciones de junio; mientras eleva en una décima, hasta el 0,6%, al aumento de la demanda externa, con una mejora de las exportaciones de seis décimas respecto a junio, hasta el 2,2%, y una caída de casi un punto de las importaciones, hasta el 0,5%.
El Banco de España subraya que los datos más recientes recogen una desaceleración del gasto de bienes y servicios de consumo, lo que se traduce en un menor consumo privado (crecerá un 1% en 2019 y un 1,3% en 2020, ocho y cuatro décimas menos que en junio), mientras que la inversión crecerá un 2,3% este año, casi dos puntos menos que lo estimado inicialmente, y un 3,4% el año que viene, medio punto menos.
En cuanto al sector exterior, apunta que la revisión al alza de las exportaciones para este año se debe a la incorporación de las nuevas series de datos, porque el contexto de mayor incertidumbre y el empeoramiento del comportamiento de los mercados de exportación conllevan un menor vigor de las ventas exteriores españolas que las anticipadas hace tres meses.
En cuanto a la evolución del déficit público, el Banco de España mantiene en el 2,4% su estimación para este año y en el 1,8% su previsión para 2020, igual que en junio, dado que considera que el impacto negativo del empeoramiento cíclico sobre las cuentas públicas se verá compensado por el efecto de signo contrario del nivel más reducido de los tipos de interés, junto con los efectos adicionales que se derivan de algunas operaciones que no se van a volver a repetir y de la evolución más favorable de lo anticipado en la recaudación de algunos impuestos.
Sobre la inflación, el Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC) se situará este año en el 0,8% en media anual y repuntará al 1,1% en 2020 y al 1,5% en 2021, como consecuencia de un repunte de los costes laborales unitarios y de una orientación expansiva de la política monetaria, mientras que la senda descendente de los precios del petróleo actuará en dirección contraria.
El Banco de España advierte de que el escenario central de crecimiento de la actividad continúa orientado "a la baja", por la posibilidad de que los mercados exteriores crezcan menos de lo previsto, por la posible adopción de nuevas medidas proteccionistas y por la "indefinición" acerca del formato de salida del Reino Unido de la Unión Europea, así como por las tensiones geopolíticas latentes, que pueden dar lugar a recortes de la oferta de petróleo.
En el ámbito interno, el organismo dirigido por Pablo Hernández de Cos alerta de que persiste un "elevado grado de incertidumbre" acerca de la orientación futura de las políticas económicas y de la adopción de medidas que permitan elevar la capacidad de resistencia de la economía española ante un eventual empeoramiento del contexto macrofinanciero global.
En concreto, lamenta que se dispone de pocos detalles acerca de la política fiscal, en un contexto en el que el todavía elevado nivel de deuda pública hace que las finanzas públicas españolas sigan presentando "elementos de vulnerabilidad ante eventuales perturbaciones adversas".