El Comité de Gestión de Cítricos avisa; el acuerdo con Mercosur "cuestiona el futuro" de las plantas de zumo

12/07/2019 - 

VALÈNCIA (EP). El Comité de Gestión de Cítricos (CGC) ha advertido este viernes de que el tratado de la Unión Europea con Mercosur --Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay-- "cuestiona el futuro" de las plantas españolas procesadoras de zumo, puesto que los aranceles al zumo de naranja concentrado brasileño desaparecerán progresivamente en diez años y los del zumo 100% exprimido -que es estratégico para la industria española- lo harán antes, en siete.

Desde el CGC han lamentado, en un comunicado, que se han enterado de este punto del acuerdo, a través del Ministerio de Agricultura de Brasil, ya que por el momento, "ni la Comisión Europea ni el Gobierno español han aclarado al sector citrícola las condiciones concretas" del acuerdo, pese a que se anunció el pasado 28 de junio.

Los derechos aduaneros para las importaciones de naranjas y mandarinas en fresco, a falta de mayor detalle sobre los plazos, también se eliminarán, han agregado.

Ante estos parámetros, el CGT, que aglutina a los principales exportadores de España, alerta del "impacto directo" que, a medio plazo, provocará este acuerdo en la actividad de las plantas procesadoras de zumo del país, que a su vez repercutirá "mermando los ingresos de los citricultores".

Además, la falta de un destino cierto para las, entre 650.000 y 800.000 toneladas (Tm) de naranjas no aptas para el mercado en fresco que cada año se cosechan y que se valorizan con el zumo, "tendrá graves repercusiones económicas para el productor" y "amenaza con degenerar en un problema medioambiental añadido" derivado de la gestión de los lixiviados de la fruta, advierte.

"La competencia en Europa entre dos citriculturas líderes pero antagónicas como la brasileña -dedicada casi en exclusiva a la industria de zumos- y la española -que trabaja para el mercado en fresco- sin los aranceles que hasta hoy protegían a duras penas a los productores europeos es --a juicio del CGC-- muy complicada".

Desde el CGC han recordado que España es el cuarto/quinto mayor productor de cítricos (unos 7,5 millones de Tm) y el sexto en naranja concretamente, comercializa en fresco hasta 5,6 millones de Tm con entre 3,7 y 4,2 millones de Tm por temporada es el primer exportador en fresco. "Pero lo es gracias al mercado comunitario, donde dirige el 91-93% de sus ventas exteriores y también la práctica totalidad de lo que transforma en zumo", han puntualizado.

Por contra, Brasil, pese a ser el segundo productor de cítricos y el primero en naranjas, apenas las exporta en fresco pero sí es "con mucha diferencia" el gran procesador de zumos del planeta y transforma una media de 12 millones de Tm.

El mercado europeo, en cuanto al zumo '100% exprimido' se refiere, ya tiene un reparto desigual: España aglutina ventas por un volumen de 250.000/300.000 Tm pero Brasil casi triplica esas cifras.

En España, tres veces más caro producir y diez recoger

Según el CGC, "los costes del modelo agrario brasileño basado en el zumo, con grandes explotaciones en manos de unos pocos propietarios y con un sistema de producción que es mucho menos exigente que el fresco, son inalcanzables para la citricultura española: producir una naranja en el país sudamericano es al menos tres veces más barato y recogerla hasta diez".

Con este sistema en el campo, a su vez, se generan economías de escala en el proceso de transformación y en la logística para su venta (un 95% del zumo brasileño se exporta), han explicado.

Las tres grandes corporaciones brasileñas que controlan las tierras y más aún las plantas de zumo --Citrosuco, Cutrale y Louis Dreyfus-- tienen en propiedad flotas con grandes buques y situar su producto en los puertos de Rotterdam (Holanda) o Gante (Bélgica), les cuesta hoy casi lo mismo que les supone a las procesadoras españolas transportar su zumo de Andalucía, Murcia o la Comunitat Valenciana a Francia en camión cisterna.

"En estas condiciones de oligopolio, la actuación efectiva como cartel a la hora de fijar precios, los de su oferta y los internacionales, es una tentación que con este tratado será más fuerte", avisa el CGC.

A su juicio, "reforzar las posiciones en Europa de la oferta brasileña ya mayoritaria de zumos --tanto en el '100% exprimido' como, más aún, en el concentrado-- gracias a la eliminación de los aranceles, permitirá bajar si cabe más los precios, lo que inevitablemente arrastraría a la industria española".

Según el Comité de Gestión de Cítricos, "la nueva ganancia de cuota de mercado de los tres gigantes brasileños tendrá como consecuencia directa que esas naranjas que antes se aprovechaban para ser transformadas se irán quedando en los campos porque su valor no cubrirá ni los costes de recolección y menos aún los de procesado, lo que inevitablemente repercutirá muy seriamente sobre la renta del citricultor".

Además, la asociación señala que los requerimientos medioambientales, fitosanitarios y sociales de Brasil son mucho menos exigentes que en la UE. "Su citricultura --asegura-- es conocida por los altos niveles de afección de las enfermedades más temidas: 'mancha negra' (Citrus Black Spot, CBS), la Clorosis Variegada de los Cítricos (CVC), el Citrus canker o el Citrus greening (HLB)".

Para frenar la expansión del insecto que extiende esta última bacteria, los grandes productores recurren a entre 18 y 24 pulverizaciones aéreas (práctica prohibida en la UE) con productos neonicotinoides de uso muy restringido o prohibidos en Europa por su toxicidad e impacto ambiental.

"La eliminación de los aranceles perjudicará a la industria española transformadora, afectando a decenas de miles de citricultores españoles; mientras que en Brasil tan solo favorecerá a tres multinacionales, no a los pequeños y medianos productores brasileños", advierte el presidente del CGC, el vila-realense Manuel Arrufat.

Lixiviados

El CGC, además, alerta sobre el "problema medioambiental" que supondría que los citricultores no puedan desviar a la industria de zumos la fruta con defectos en la piel o con falta de calibre pero buena calidad organoléptica.

"Ese porcentaje de entre el 15 y el 20% de la cosecha que no se podrá, en su caso, recolectar se podría convertir en residuos sin aprovechamiento generando lixiviados que pueden contaminar los suelos y las aguas cuando no multiplicar la presencia de hongos y plagas en el campo".

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