VALÈNCIA (EFE). El pequeño comercio ha reclamado unas reglas de juego más justas y una reducción de las 90 horas semanales de máximo aperturable en todos los formatos comerciales para favorecer la conciliación, después de que la liberalización de los horarios haya lastrado el volumen de negocio y la calidad de vida de los comerciantes y de sus trabajadores.
Para el comercio tradicional, con un solo empleado o ninguno, es "imposible" competir con las grandes cadenas de distribución en horarios, según ha expuesto el presidente de la Unió Gremial, Juan Motilla, en la comisión de racionalización de horarios de Les Corts.
Durante su intervención en la sesión duodécima de la comisión parlamentaria, ha asegurado que el pequeño comercio lleva 20 años perdiendo calidad de vida con la supresión del horario de cierre para las comidas y el descanso dominical y la irrupción de "la moda" de la apertura a mediodía y en domingo.
En su opinión, la liberalización de la apertura comercial ha llevado a "una precarización laboral cada vez más feroz", sobre todo entre la población más joven por ser más vulnerable en expectativas laborales, y "atenta" contra el progreso social.
"Hemos pasado de comprar pan doble a pretender tener pan recién hecho durante todo el día todo el año", ha lamentado Motilla, que ha asegurado que esta medida tampoco ha beneficiado a los consumidores sino que solo ha sido ventajoso para las grandes cadenas de distribución en términos empresariales.
La liberalización de los horarios impacta además en un sector gestionado mayoritariamente por mujeres, ya que representan el 60 % de los comerciantes y el 70 % de los empleados. Equilibrar los horarios y los días de apertura es uno de los retos del comercio tradicional, "un bien que hay que preservar" que representa el 15 % del PIB regional y emplea a casi 215.000 personas.
Motilla ha exigido un marco de competencia y unas reglas de juego más justas, reducir la jornada anual de 4.500 horas a 3.500 para favorecer el relevo generacional, acabar con la ampliación de horarios veraniegos hasta las diez o las once de la noche y adecuar y sincronizar los horarios con el sector empresarial en búsqueda de la conciliacion.
Se ha mostrado partidario de revisar las zonas de afluencia turística de València después de un año sin turistas, y ha hecho un llamamiento a la administración, que es la que puede dar las herramientas para poder competir con la gran distribución. El presidente de la Unió Gremial ha afirmado que el comercio tradicional ha impulsado su transformación digital con un "trabajo serio y riguroso" pero ha insistido en que la venta por internet "no puede sustituir" al comercio físico.
"Debemos poner cordura y el comercio se adaptará", como lo ha hecho durante la pandemia para abastecer a los consumidores, que a su vez han adecuado sus compras para acudir menos veces a la tienda, según Motilla.
Cierre tras cierre nos vamos quedando sin pequeño comercio ante la indiferencia general. Una clientela empobrecida emigra a internet. Seguid comprando en Amazon, que en unos años os pagará la pensión