Esta semana celebramos, como cada año desde 1238, el día en el que el Rey Jaime I el Conquistador entró en la ciudad de Valencia y nos integramos en la Corona de Aragón como Reino de Valencia. Este año la celebración es particular y especial
La festividad del 9 de octubre es la más destacada del calendario para los valencianos, celebramos la conmemoración o aniversario de nuestra fundación como reino cristiano y, pese a las peculiares interpretaciones que algunos pretenden hacer de la historia, la celebración de tal efeméride tiene como eje fundamental dos actos que siempre han contado con la participación y el calor del pueblo valenciano. La procesión cívica con la real señera coronada como bandera de todos los valencianos, acto que transcurre desde el Ayuntamiento del Cap i Casal hasta la estatua del propio Rey Jaume I en la céntrica plaza del Parterre; y el otro evento es el Te Deum en la Catedral de Valencia, el acto de acción de gracias que rememora el hecho fundacional en el que se materializó ese paso a convertir nuestra tierra en un reino cristiano, y que fue la misa que se celebró aproximadamente en la zona que transcurre entre la Catedral y la Basílica, donde se puede contemplar una pequeña capilla que recuerda dicha cita.
La historia de nuestra tierra es rica y abundante, somos la herencia de pueblos y culturas muy dispares pero que con el paso de los siglos han conformado un pueblo amable, una tierra fértil y unas aguas cálidas, en conclusión y sin ánimo de ofender a nadie, un rincón privilegiado en el planeta, un lugar tocado por la mano de Dios que nos ofrece cada día una oportunidad única para disfrutar de la vida. Cuanto se habla del azul de nuestro cielo, especialmente de quienes han abandonado nuestra tierra y vuelven a ella, esa luminosidad que como nadie retrató el genio Joaquín Sorolla y que sigue sorprendiéndonos y alegrándonos.
El pueblo valenciano, y creo que es nuestra fiesta un buen momento para recordarlo, no es un pueblo problemático, ni infantil, ni maleducado, ni incómodo, entiéndase en un sentido global y colectivo, y puesto en contexto con la cantidad de problemas de mayor o menor gravedad que para la convivencia y la estabilidad política generan otros pueblos o territorios de España. Y quiero destacar nuestra virtud que pese a lo que creemos es el popular meninfotisme, porque significa una actitud bondadosa ante la vida y los hechos, una actitud que asimila las situaciones y se adapta a las circunstancias, sabiendo ser solidarios, empáticos y cercanos.
El pueblo valenciano recibe este año la Alta Distinción de la Generalitat en un momento especial por la excepcional situación que durante meses, y aún hoy en día, estamos viviendo derivada de la pandemia del coronavirus. Un reconocimiento que sin duda tiene una parte de marketing político que no voy a negar, una forma de reconocer el esfuerzo y la actitud que nos ha llevado a ser uno de los territorios con índices respecto al covid19 más esperanzadores que en otros muchos puntos de nuestro país. Pero les digo que no niego una parte interesada porque, si es motivo de agradecimiento que las autoridades quieran premiar simbólicamente a toda la sociedad valenciana, también es lógico que este pueblo pida a sus representantes implicación total para luchar contra la crisis sanitaria y económica, con más medidas y sobre todo más efectivas.
El mundo de la sanidad merece un trato mejor, más medios humanos y materiales, menos hipocresía con las famosas reversiones, más preocuparse por la buena atención a las personas y no sólo por arrebatar la gestión a empresas que trabajan con unas premisas de calidad y excelencia. El mundo educativo también debería estar recibiendo más ayuda, atención y comprensión, y especialmente no ataques constantes a un modelo tan eficaz como es la escuela concertada. El universo de la hostelería, el ocio y la restauración es otro sector muy castigado por esta situación y que debe estar entre las prioridades de la política autonómica y local. Y así, cientos de valencianos que merecemos este galardón en el día de la Comunitat Valenciana pero que además de premios, queremos y necesitamos hechos que demuestren las ganas de ayudar a que una vez más salgamos adelante “tots a una veu”.