La intención es buscar lo positivo de las cosas. Y un clásico dice que las cosas no pasan porque sí. Los ciudadanos votamos, elegimos, acertamos o no pero queremos que nos representen y nos gobiernen. Unos desde el poder ejecutivo, -gobierno-, otros desde el legislativo, parlamento-, y otros desde el judicial, -jueces, magistrados, fiscales y los tribunales-. Queremos confiar en ellos porque nos representan
Tensar la cuerda. No quiero pensar que detrás del fiasco del Tribunal Supremo, desdiciéndose en apenas quince días de una sentencia que creaba jurisprudencia y tomada por magistrados expertos que entienden del asunto, se haya visto corregida y aumentada por una dividida decisión del pleno de la sala III del Supremo. La decisión además de inseguridad jurídica genera caos y descrédito, justo en el momento que esta alta magistratura tiene que acometer decisiones tan importantes como el próximo juicio sobre el independentismo. En sí mismo el tránsito de lo ocurrido con el asunto de las hipotecas es un despropósito. Las autocorrecciones de las señorías jurídicas generan más incertidumbre. Las consecuencias económicas son notables. Operaciones inmobiliarias paralizadas, hipotecas que no se firman, litigiosidad in crescendo en los despachos de abogados y en los juzgados y sobre todo hartazgo del ciudadano que no comprende lo ocurrido. Se ha pervertido y tensado demasiado la cuerda, con lo que el crédito del Tribunal está en entredicho.
Confianza defraudada. Cuando uno litiga contra la administración o contra particulares, sabe que tiene distintas instancias a las que recurrir, hasta llegar al propio Tribunal Supremo o al Tribunal Constitucional que dirime en base a la ley y a su aplicación y con la jurisprudencia y sus antecedentes. Se trata de una garantía jurídica para el demandante. Al ver defraudada esa garantía surgen las dudas y la desconfianza. Y si además se observa que las presiones políticas o financieras, en este caso de la banca, principales beneficiarios de la sentencia definitiva, han vencido, el ciudadano se siente estafado. Probablemente alguien no ha explicado bien la primera decisión judicial de sentenciar que los bancos deberían hacerse cargo del abono del impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados (AJD) a la hora de constituir una hipoteca y no los clientes como ha venido ocurriendo hasta ahora. La marcha atrás posterior, imputando el pago a los clientes, con el espectáculo del Supremo convocando inopinadamente un pleno para corregir la sentencia ha provocado sí, una situación de inseguridad jurídica. Y el resultado final es concluyente, gana la banca, pierde el consumidor y las presiones funcionan para los poderosos. No es un análisis simple ni demagógico, es real al menos en la percepción de los ciudadanos.
Justicia y política. Lo de la división de poderes, tendría que ser eso, división, no mezcla ni presión. La incomodidad de la banca, a la que todos y el Estado han ayudado para solucionar su situación financiera, ante la sentencia que les obligaba al pago del famoso impuesto, ha sido temeraria. O la banca o el acabose. Las cifras y los números saltarían por los aires, la bolsa se desmoronarçia con las consiguientes pérdidas y…Al final recuperación bursátil y puesta en escena del Presidente del Gobierno anunciando una nueva regulación del impuesto en cuestión con el respaldo de casi todos los grupos parlamentarios para que “nunca más”,-dixit Pedro Sánchez-, paguen los usuarios y sí los bancos. Me gustaría saber las múltiples conversaciones, llamadas, reuniones y demás citas entre el ejecutivo, los banqueros, jueces y compañía para salir de este embrollo sin ser perjudicados más de la cuenta. Necesitaríamos a un Villarejo con su grabadora. La sensación que queda es que ha habido “apaño” o se llame como se llame. Y no es bueno para nuestro sistema democrático que estemos poniendo en duda y en solfa las decisiones de jueces, a quienes tenemos como garantes de nuestra defensa cuando alguien incumple la ley. Va a costar tiempo recobrar esa confianza y credibilidad. Sobre la mesa se esperan decisiones importantes para el futuro del país que deben ser sobrias, equitativas y justas con arreglo a la ley. Parece una obviedad, pero debe ser así. Al menos eso es lo que esperamos.
Mª Dolores de Cospedal, toda una ex: “Un partido que no defiende a los suyos, no puede esperar que los ciudadanos confíen en él” ¡Caída en picado. Aún no ha interiorizado que sus cuitas partidarias ya no interesan ni a sus ya ex compañeros que la quieren cuanto más lejos mejor. Ha sido víctima de sí misma!
José Luis Ábalos, Ministro de Fomento y Secretario de Organización sobre la cuestión catalana: “El Gobierno siempre usa la Abogacía del Estado, como usamos los gabinetes de comunicación o los gabinetes técnicos, pero no hay injerencias” ¡La comparación no se sostiene y menos para justificar la presión sobre la Abogacía del Estado, que es eso, del Estado no del Gobierno!
Guillermo Fernández Vara, Presidente de Extremadura : “Es una falta de respeto absoluta a la justicia hablar de indultos” ¡Alguien en el PSOE debería tomar nota!
Pablo Iglesias, Secretario General de Podemos: “No es muy sensato tratar de aguantar la legislatura sin presupuestos” ¡Intentando aprovechar la debilidad parlamentaria de Sánchez por si cuela y de paso agitar la calle a cuenta del Tribunal Supremo!
Ramiro Calle, Maestro Yogui de Rodrigo Rato durante treinta años: “Le ha costado treinta años aprender a pedir perdón” ¡Tiempo ha tenido para interiorizarlo además de hacer unas cuantas trapatiestas, relajarse y meditar con el yoga!
Iñígo Errejón, Candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid y diputado: “En Venezuela comen tres veces al día” ¡Como poco inoportuno, aunque estuviera en Chile haciendo declaraciones. La globalización siempre nos alcanza!
Carolina Marín, Campeona del Mundo, Europa y Olímpica de badminton: “Con mi mejor badminton es difícil que me ganen; si flojeo, soy mi peor rival” ¡Exigencia deportiva al máximo para conseguir mantenerse en la élite sin apenas apoyos!