Diputado por Valencia en el Congreso y casi seguro candidato de Ciudadanos a la Generalitat, Toni Cantó se deja ver cada vez más por la Comunitat a la espera de la confirmación de su candidatura. Asegura que si viene es para quedarse
VALÈNCIA.-La lluvia en València impide la entrevista al aire libre y Toni Cantó propone refugiarnos en un teatro. Nos dejan colarnos en el Olympia, donde el actor reapareció en 2015 después de abandonar UPyD, mes y medio antes de las elecciones autonómicas en las que era el cabeza de lista. Toni Cantó (València, 1965), ahora diputado de Ciudadanos, se resiste a dejar los escenarios pero va a tener difícil compaginar la política y el teatro después de las elecciones de mayo de 2019, en las que todo apunta -primarias mediante- a que será candidato a presidente de la Generalitat. Azote de los nacionalismos, su costumbre de opinar ajeno a lo políticamente correcto despierta amores y odios, sobre todo en las redes sociales. Cantó ha vuelto, dice que para quedarse. Si cumple su palabra, no nos aburriremos.
— ¿Cómo decidió meterse en política?
— Lo decidí cuando se armó el partido Ciudadanos en Cataluña y vi los intelectuales que lo apoyaban. Por ejemplo Albert Boadella, un tipo genial con la cabeza muy bien amueblada y con el que tengo una gran amistad; Félix Ovejero, Arcadi Espada... Por primera vez había un grupo de gente progresista que se atrevía a plantarle cara al nacionalismo. Fue un shock y enseguida me puse a su disposición para colaborar.
— Sigue indignado con el nacionalismo...
— Se ha demostrado que todo lo que decíamos desde hacía mucho tiempo era verdad. El bipartidismo ha permitido que el monstruo se fuera alimentando y eso nos ha traído hasta aquí. Sigo muy cabreado con esto. Voy a Cataluña y recibo muestras de cariño y respeto pero también insultos y amenazas. Tengo amigos del partido que tienen que ir con escolta. Si en la época de la movida nos llegan a decir que el territorio comanche iba a estar en Cataluña y no en el País Vasco hubiéramos alucinado. Eso es lo que está pasando y la culpa es de PP y PSOE, que han estado cediéndoles y cediéndoles, creyendo que dándoles un poquito cada vez se iban a contentar. Y no solo es Cataluña. Baleares en menor medida y Valencia, también, aunque en mucha menor medida, ya empiezan a ir por esa ruta.
— ¿Ve solución al problema de Cataluña?
— Sí. Aplicando el artículo 155, interviniendo TV3 y la escuela. Esa es la solución a medio plazo, y a corto, seguir aplicando la ley e impedir que se hagan las cosas que se están haciendo en las instituciones. Liberar el espacio público: porque los lazos amarillos en esos espacios son una manera de señalar a quienes no los llevan.
— El último barómetro del CIS señalaba que el 40% de los catalanes piensa que Ciudadanos es un partido de extrema derecha, el 10 en la escala de 1 a 10.
— Claro, pero si tienen una televisión pública que nos presenta así y lo repite continuamente y sin embargo les presenta a Otegi como un tío estupendo y un hombre de paz, poco a poco va incidiendo. Si a los niños en las escuelas los adoctrinas dándoles una visión de España mala y antigua y al independentismo lo pintas como algo guay, pues te lleva a lo que está sucediendo. De hecho, cuando han gobernado tanto PP como PSOE no han usado la Alta Inspección Educativa en Cataluña permitiéndoles hacer lo que les ha dado la gana durante muchísimos años. Si no intervenimos la televisión y la Educación, no creo que haya solución.
* Lea el artículo completo en el número de noviembre de la revista Plaza