ME QUEDA LA PALABRA / OPINIÓN

Hic et nunc, Mazón (el PP y el transfuguismo)

1/03/2021 - 

Corría el año 1991 en Benidorm cuando un joven Eduardo Zaplana alcanzaba la alcaldía del municipio con el apoyo de una concejala tránsfuga, Maruja Sánchez, a través de una moción de censura. Fue un día importante para el Partido Popular. No en vano, los populares de Benidorm habían recibido días antes la visita de su entonces vicesecretario general y número tres del partido, Mariano Rajoy, quien acudió al municipio de la Marina Baixa para avalar la operación apoyada en el voto de la concejala tránsfuga.

Aproximadamente una década después, en el año 2003, se produjo el más célebre caso de transfuguismo español, el famoso “Tamayazo”. Tras un resultado electoral en el que una mayoría de madrileños avaló con sus votos un cambio de gobierno, otorgando la mayoría a las fuerzas de izquierda, dos diputados decidieron burlar la voluntad democrática para mantener al PP en el gobierno de la Comunidad de Madrid. Estos diputados eran Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez. La gran beneficiada de la operación, Esperanza Aguirre y, por extensión, el Partido Popular.

Haciendo un análisis en perspectiva, no parece ser casual que ambos personajes políticos beneficiados por las mociones de censura sostenidas en tránsfugas, Eduardo Zaplana y Esperanza Aguirre, se encuentren inmersos en causas judiciales con origen en la corrupción. Podría pensarse que el origen de su poder cumple la relación causa-efecto en ambos dirigentes del Partido Popular.

Carlos Mazón. Foto: RAFA MOLINA

Pero lejos de ser una práctica en desuso, durante el último año se han ido sucediendo los casos de mociones de censura apoyadas por ediles tránsfugas en nuestro territorio. Con especial incidencia en la provincia de Alicante y con un beneficiario común en todas ellas: el Partido Popular liderado por su Presidente, Carlos Mazón.

Torre de les Maçanes, Agres y Teulada han sido las últimas víctimas del transfuguismo. La voluntad democrática expresada en las urnas por la ciudadanía ha sido burlada por los intereses de un Partido Popular raquítico de poder institucional. En ocasiones, las declaraciones de dirigentes del Partido Popular confirman su idea de patrimonialización de las instituciones extensamente conocida en nuestro territorio. El poder es suyo independientemente del resultado de las urnas, convirtiendo al resto de fuerzas progresistas en una suerte de “okupas” de “sus” instituciones que deben ser desalojadas a cualquier precio. Incluso con mociones de censura apoyadas en tránsfugas.

Pero no deja de ser contradictorio que, quién en las sombras alienta el transfuguismo por acción u omisión, cuando comparece, con luz y taquígrafos, se adhiera al “Código de conducta política en relación con el transfuguismo en las instituciones democráticas” firmado hace sólo unos días en el seno de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias.

Un acuerdo dirigido a combatir el transfuguismo para “defender las bases de nuestra democracia, reforzando nuestros compromisos, colectivamente acordados, para evitar situaciones y conductas manifiestamente reprobables”, comprometiéndose a “rechazar cualquier práctica que al margen de las decisiones adoptadas por los grupos políticos y tomadas con carácter individual no siendo, por tanto, representativas de las urnas, provoquen desestabilización en los gobiernos alterando las alcaldías sustentadas por acuerdos mayoritarias de las formaciones políticas” y considerando el transfuguismo como “una forma de corrupción y una práctica antidemocrática que altera las mayorías expresadas por la ciudadanía en las urnas”.

El equipo de gobierno de Teulada-Moraira elegido tras las elecciones de 2019.

Un acuerdo explícito suscrito el pasado martes en el seno de la FVMP por todos los partidos políticos, incluido el Partido Popular, firmado de su puño y letra por Carlos Mazón como portavoz del grupo popular. Pacta sunt servanda, Mazón.

Y como si de un dejà vu se tratara, el aprendiz parece seguir los pasos de su mentor. Quién aspira a convertirse en el líder de los populares valencianos, parece decidido a transitar a través del camino abierto por su padrino político. Queda en el aire la pregunta de si el final político de Eduardo Zaplana, asfixiado por los numerosos casos de corrupción que se le amontonan, será un elemento de reflexión para Carlos Mazón en el futuro.

 Mañana martes se debatirá la moción de censura en Teulada-Moraira. El Partido Popular y Carlos Mazón tienen la oportunidad de demostrar, con hechos, que cumplen lo firmado y que su rechazo al transfuguismo es sincero. Hic et nunc, Mazón.

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