BRUSELAS. La Unión Europea (UE) se la juega en un Consejo informal que se reúne este jueves sin agenda y por vía telemática para tratar, en principio, los refuerzos contra el nuevo brote de la covid-19. Sobre la mesa, no obstante, está el bloqueo de Hungría y Polonia a ratificar el acuerdo del Consejo de julio, que establecía los mecanismos de recuperación post pandemia con el los fondos EU New Generation y el Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027, es decir los presupuestos de la Unión para los próximos siete años que acompañarán la reconstrucción de esta crisis. De no haber unanimidad, los fondos para salir de la crisis del coronavirus no estarían listos en enero de 2021.
La condicionalidad de la recepción de fondos comunitarios al cumplimiento del Estado de Derecho, que exigen los Tratados a los Estados miembros, chocó con la oposición de estos dos países del Este hace unos días, aunque esta cuestión ya estaba sobre la mesa antes de la pandemia. Ello provocó que no se aprobara el acuerdo entre la Comisión, el Consejo y el Parlamento para aumentar el paquete presupuestario a 1,1 billones de euros, del inicial paquete de reconstrucción por valor de 750.000 millones.
Los gobiernos de Hungría y Polonia rechazan el llamado mecanismo del Estado de derecho, que ya formaba parte del paquete aprobado en julio por el Consejo, al incluir tanto el MFP como los fondos de reconstrucción EU New Generation. El acuerdo del lunes había sido posible gracias a la negociación de la Presidencia alemana del Consejo, que termina en diciembre para dar paso a Portugal.
El acuerdo político alcanzado con el Parlamento incluye un refuerzo específico de programas de la UE como Horizonte Europa, el Programa «La UE por la Salud» y Erasmus +; más flexibilidad para que la UE pueda responder a necesidades imprevistas; mayor participación de la Autoridad Presupuestaria, y la introducción de nuevos recursos propios. Este acuerdo debe ser aprobado por los Estados miembros para su aprobación junto con los demás elementos del próximo MFP y el paquete de recuperación. Pero Hungría y Polonia lo vetan al incluir el régimen general de condicionalidad para la protección del presupuesto de la Unión.
Fuentes del Consejo manifestaron su preocupación porque “el Parlamento no tiene más margen de maniobra para ofrecer a Hungría y Polonia”. Al parecer, Berlín les ofreció también condicionar estas ayudas, pero sólo en su etapa posterior de ejecución de los fondos. Por su parte, los gobiernos ultraconservadores de Viktor Orbán y del polaco Jaroslaw Kaczynski aducen criterios jurídicos para decir que el mecanismo para los nuevos fondos no está en los Tratados. Sin embargo, desde un principio ha habido un trasfondo ideológico y hasta moral para no someterse al Estado de Derecho, tanto en el tema de la independencia judicial como en el de la política de inmigración, casos en los que ambos países tienen cuentas pendientes con la Comisión Europea y el Tribunal de Luxemburgo. La aplicación del artículo 7 del Tratado de la Unión, aprobada en sentencia del Tribunal de Justicia europeo, implicaría la suspensión de sus derechos como Estado miembro, incluso para la recepción de fondos.
La cumbre del jueves puede encontrarse, pues, en un callejón sin salida hasta el Consejo de diciembre, que es el decisivo, si no se convence a Hungría y Polonia de que el acuerdo de julio está firmado y no hay marcha atrás, incluido el mecanismo del Estado de derecho, que ya se contemplaba. No obstante, las posibilidades de adelantar un acuerdo son remotas, dado que la reunión es telemática y no da margen a bilaterales o negociaciones entre pasillos.
Entre bambalinas, se ha llegado a hablar de un cuerdo a 25, liderado por los cuatro grandes contribuyentes netos, que son Alemania, Francia, Italia y España. “Lo que está claro es que no se puede ceder a un chantaje de Budapest porque dentro de seis meses pondría otra condición sobre la mesa, cuando lo que subyace es una posición política por motivos internos de su país”, apuntaron fuentes del Consejo. Hay que recordar que los países del Este, en concreto, Hungría y Polonia, son los más beneficiados en estos momentos con la recepción de fondos de la Unión Europea.
De otro lado, el Consejo no baraja oficialmente ninguna alternativa, ni reabrir el acuerdo de julio, que fue “muy cuidadosamente elaborado” y duro cinco días con sus noches. “Quien quiera destruir ese acuerdo vital para los ciudadanos, se encuentra un riesgo de ruptura radical de la Unión Europea”, apuntaron las mismas fuentes. Y añadió que “no es un tema coyuntural, sino estructural, es un tema de supervivencia de la Unión”.
El problema para España y otros países más azotados por la pandemia es de tiempo y el dinero puede o llegar nunca o muy tarde. “Las urgencias son conocidas, las de todos sin excepción, unos más callados. Es una tarea colectiva y la solución está en el Consejo de julio, que se ha visto reflejado tanto en la mesa que ha puesto la presidencia para que ratifiquemos, como en el tema del mecanismo del Estado de Derecho”, insistían estas fuentes. Este acuerdo lo apoyaron también Hungría y Polonia, “que son los que se tienen que mover y decir qué es lo que quieren”, añadió la fuente del Consejo.