EL INVERSOR ESTÁ DESNUDO / OPINIÓN

Invertir con uno o más objetivos

18/12/2019 - 

ALICANTE. Con los tipos de interés de referencia en la zona euro en negativo, el depósito bancario, que siempre ha sido el producto estrella del ahorrador español, ha dejado de ser interesante. Hoy en día el rendimiento ni siquiera cubre la inflación, con lo que el contratante pierde capacidad adquisitiva en el tiempo. Muchos ahorradores que han utilizado el depósito como producto de ahorro a largo plazo, renovando a vencimiento de manera automática, se han quedado huérfanos de producto. Esta situación conlleva a que el ahorrador tenga que buscar alternativas que satisfagan sus necesidades y eso implica convertirse en inversor.

Y, a pesar del título de esta tribuna de opinión, hay que puntualizar que el inversor no está desnudo porque si quiere puede controlar su futuro financiero de manera eficiente acudiendo a una empresa de servicios de inversión. Con ello tendrá accesos a un servicio personalizado acorde a sus necesidades y que le va a ofrecer las alternativas más adecuadas.

Si el propósito de contratar un depósito era únicamente 'ver crecer mis ahorros', sin ningún tipo de objetivo en concreto, ahora debe plantearse objetivos financieros identificados y definidos con concreción, y que puedan ser alcanzables con una alta probabilidad de éxito.

Cómo asesorar (bien) al cliente

Siguiendo con el tema de inversión por objetivos propuesto en nuestro artículo del pasado 20 de noviembre, vamos hacer hincapié en cómo se asesora al cliente en este contexto:

  1. Identificar y definir correctamente los objetivos financieros.
  2. Establecer un criterio para priorizar esos objetivos.
  3. Calcular las aportaciones periódicas.
  4. Establecer un calendario de revisiones periódicas.

1) Una de las causas más comunes para no alcanzar los objetivos establecidos se debe a que éstos no se han no se han fijado a priori o bien no han sido identificados con bastante claridad. El futuro impone respeto y proyectar a largo plazo no es fácil para muchos inversores porque las circunstancias financieras pueden cambiar a mejor o a peor, influyendo sustancialmente en el resultado final. Es muy común que el cliente se vaya descubriendo a sí mismo durante este proceso y se dé cuenta de hasta dónde puede llegar con la estrategia propuesta.

Hay que pensar en los objetivos financieros como si fueran compras futuras aplazadas que o bien desea realizar (por ejemplo, adquirir una segunda residencia) o necesitará realizar (jubilación- gastos médicos). Los objetivos financieros que nos encontramos pueden muy diversos pero los más habituales son: educación, jubilación, dejar herencia, empezar un negocio, vacaciones, bodas, tratamientos médicos, reforma de la casa...


Una vez identificados los objetivos hay que definirlos con la mayor precisión posible para saber 'cuánto necesitamos'  y 'cuándo lo queremos'. Es difícil saber de antemano cuánto va a costar la casa de sus sueños o lo que va costar la educación de sus hijos, si aún quedan muchos años por delante. Para ello haremos una planificación inicial estimada, que se irá ajustando en cada de las revisiones periódicas- mínimamente una vez al año.

2) Una vez identificados y definidos los objetivos estableceremos un criterio de prioridad para clasificar cada uno de los objetivos según el nivel de garantía deseado. Ejemplo de una clasificación:

  1. Prioridad número uno: Lograr tener bastante dinero para afrontar los gastos vitales de lo que queda de vida cuando cumpla 65 años.
  2. Prioridad número dos. Pagar la educación de mis hijos.
  3. Prioridad número tres. Ayudar en la compra de una casa a mis hijos.
  4. Prioridad número cuatro. Comprar un coche de lujo.
  5. Prioridad número cinco. Afrontar gastos varios como reforma casa, vacaciones...

Lógicamente la prioridad número es para el cliente mucho más importante en la clasificación que el punto cinco, dada la urgencia que le otorga. Dar prioridad a sus objetivos es un paso crítico en el desarrollo de su plan financiero personalizado.

Periodicidad

3) Ahora con los siguientes parámetros como son el importe de la inversión inicial, el importe del objetivo que se desea alcanzar y la urgencia del objetivo se puede calcular el ahorro necesario para cada objetivo, es decir, estimar cuánto necesitará aportar periódicamente para alcanzar cada objetivo financiero.

  1. Prioridad número uno. Lograr tener bastante dinero para afrontar los gastos vitales de lo que queda de vida cuando cumpla 65 años: 300€/mes.
  2. Prioridad número dos. Pagar la educación de mis hijos: 250€/mes.
  3. Prioridad número tres. Ayudar en la compra de una casa a mis hijos: 100€/mes.
  4. Prioridad número cuatro. Comprar un coche de lujo: 100€/mes.
  5. Prioridad número cinco. Afrontar gastos varios como reforma casa, vacaciones... 100€/mes.

Siendo la aportación total de 850€/mes.

Una vez priorizado los objetivos, el cliente sabe exactamente en qué orden destinará su aportación periódica. En este ejemplo el 'seguro vitalicio' va primero y se satisface. Una vez satisfecho esta prioridad vamos hacia el segundo objetivo. Luego el tercero y así sucesivamente.

René Bauch
4) Dado que el plan inicial se basa en unas primeras estimaciones y también depende de la tasa de crecimiento de sus inversiones, es lógico que el asesor le propondrá revisar y actualizar, periódicamente, cada uno de los planes de futuro acorde a nuevas circunstancias personales y de los mercados.

Durante la reunión con el asesor, se revisa y se actualiza el orden de prioridad de los objetivos que se quieren alcanzar. Se puede dar el caso de que un objetivo concreto sea extremadamente importante, o bien que el horizonte temporal de dicho objetivo sea muy cercano en el tiempo, entonces es conveniente aumentar la aportación periódica para asegurar un mayor grado de éxito, en el caso de que los mercados tengan rendimientos inferiores a los proyectados.

Flexibilidad

El planteamiento de la inversión por objetivos es muy flexible, ya que se puede ajustar en cada momento, priorizando un objetivo sobre otro, alargando o acortando el horizonte temporal, reduciendo o aumentando el importe. Otra ventaja es que el perfil inversor del cliente es el factor que determina la cartera de inversión que hay detrás de la propuesta del asesor.

La utilización de productos financieros líquidos en la construcción de la cartera de inversión posibilita que el cliente puede ajustar en el tiempo su plan sin que suponga un coste fiscal.

René Bauch es asesor financiero de la EAF alicantina gCapital Wealth Management. Puede contactar con el autor para solventar cualquier duda en bauch.rene@gcapital.es.

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