Desde que me enteré de que Juan había ingresado en la UCI a las pocas de estar hospitalizado por la virulenta gravedad de su estado de salud solo recorría mi cabeza un pensamiento: ¡Juan esta solo!
Para un cristiano, afrontar la muerte, más allá del instinto de supervivencia como persona que todos tenemos, no deja de ser un transito, y Juan, persona de firmes convicciones, estoy seguro no tenía ningún miedo a que llegara ese momento.
Como amigo, sin embargo, me golpeaba la idea de que Juan viviera ese momento solo, una persona como él que siempre se había volcado con todo el mundo; te conociera mucho o poco, si se enteraba que tenías un familiar enfermo, hospitalizado o atravesando un problema siempre estaba ahí. Los que lo conocisteis como yo lo sabéis.
Pero quizás Dios, que sabe más, no solo se lo ha llevado antes de hora -Juan cumplió 70 años el pasado 26 de enero-, sino que su designio fue que la última obra que Juan iba a hacer en este mundo era mostrarnos que no somos nada; que incluso alguien como el iba a estar solo ante la muerte.
Los que estuvimos esa tarde allí con Juan lo vimos emocionarse al encontrarse la sorpresa, además de reírse a carcajada limpia como hacía tiempo, al ver algunas imágenes.
Y es que los últimos tiempos para Juan no habían sido fáciles, de muchas risas ni paz... Tuvo que enfrentarse a un juicio público y mediático por asuntos que sin estar juzgados ya les habían servido a algunos para condenarle sin presunción de ningún tipo, porque como le pasó a su (nuestra) amiga Rita, la sentencia ya están escrita de antemano...
Pero Juan, con esa visión trascendental que tenía y si bien era humano no exento de sentimientos, ofrecía esos ataques que sufría con una visión cristiana inquebrantable: "Tot és per bé en la vida..."
Se ha ido hoy Juan y su obra permanecerá y los que lo conocisteis lo sabéis: trabajo desde joven por el movimiento sindical agrícola; fue concejal de su amada Valencia, donde modernizó y profesionalizó la Policía Local; trabajo en el Gobierno de España como director general de la Policía; y, además de Presidir las Cortes Valencianas, tuvo el gran privilegio de ser conseller de Agricultura de su Comunitat, un agricultor y ganadero con el que cerraba el círculo...
En la vida política hay personas que pasan sin pena ni gloria, que nunca recordaremos y que no habrán aportado nada a su sociedad, y hay gente como Juan que no para de tomar decisiones aún a riesgo de ser a veces incomprendidos o pisar callos... Pero Juan solo entendía una manera de vivir la vida y era ofreciendo su vida por los demás, especialmente a través del trabajo, como decía San José María Escrivá, del que Juan fue devoto y nunca lo escondió porque Juan nunca tuvo miedo gracias a su fe.
Así que, Juan, apenas unas horas después de tu muerte viendo las reacciones de cientos de personas en las redes sociales, las llamadas y mensajes que he recibido debo decirte que estaba equivocado: había mucha gente pendiente de ti estos días, pensando y orando por ti, así que ¡no te has ido solo!
Descansa en paz, Juan.
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