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CALLE LIBERTAD  / OPINIÓN

Jóvenes

5/05/2021 - 

Volvían sus señorías el jueves pasado a enfangarse en una discusión estéril y lamentable de bandos. Teníamos que hablar de jóvenes a iniciativa de Ciudadanos y ellos sólo pronunciaban fascismo y comunismo. El enfrentamiento es tal que el trabajo parlamentario se hace irrespirable no solo en el pleno, también en las comisiones.

“Son ustedes unos cansinos”, les dije. “Mientras yo esté aquí, hablaré del futuro, del año 2036 y no de lo que ustedes quieren que es llevarnos de nuevo al 1936”. Así empecé mi intervención para defender nuestra iniciativa parlamentaria sobre la batería de medidas, reformas y compromisos que los servidores públicos debemos adquirir con las nuevas generaciones, con nuestros hijos, con los jóvenes. En mi defensa diré que pese a la llamada de atención convinieron entre todos ponerse de acuerdo y votar nuestra propuesta. A veces pienso que si estos gestos de consenso y compromiso se airearan a los cuatro vientos otro gallo nos cantaría. Sí, en el Congreso los diferentes llegamos a acuerdos.

Vinimos aquí a hablar de jóvenes. Hablemos. Hablemos de esos jóvenes que, en la mayoría de los casos no se habían recuperado de la crisis anterior, que continuaban teniendo empleos precarios, la mayor parte temporales, de muy corta duración y con remuneración por debajo de las cohortes que les han precedido. Jóvenes que aún no han podido independizarse por la falta de recursos, la inestabilidad de sus ingresos y los altos precios de la vivienda. Jóvenes que no se plantean formar una familia, no porque no quieran sino porque no pueden. Todos ellos, fueron duramente golpeados por la crisis financiera que condicionó sus primeros años de carrera profesional y que en los últimos años parecía aliviar su dureza permitiéndoles a muchos de ellos tener su primer contrato que no fuera de prácticas o temporal, que les permitía pensar en dejar de compartir piso y emprender una vida independiente. 

En ese momento llegó la pandemia y las cifras nos dicen que, de nuevo, serán ellos los que paguen el coste de la crisis. Según un análisis elaborado por Fedea los jóvenes no llegaron a la pandemia en la mejor de las condiciones. Sus tasas de paro duplicaban los registros previos a la crisis financiera 2008-2013. En términos salariales, en 2019, la mediana del salario mensual real de los jóvenes entre 18 y 35 años era menor que en 1980 con caídas de hasta el 50%. Caídas provocadas principalmente por una reducción muy acusada de la duración de sus empleos y a un aumento del peso del empleo a tiempo parcial.

Además, expliqué al resto de diputados que esta situación no es coyuntural, si no que tiene unas raíces muy profundas. Las dificultades estructurales a la que se enfrentan nuestros jóvenes tienen su origen en el desacoplamiento de la educación y el mercado laboral, es decir que no se estudia realmente lo que luego demanda el mercado laboral. Además, de una transición compleja de la escuela al trabajo y un sistema indemnizatorio que discrimina en favor de los insiders del sistema y en detrimento de los jóvenes, los colectivos con baja formación o las mujeres, entre otros.

Los efectos que estos problemas tienen sobre el desarrollo de la vida de nuestras generaciones más jóvenes son notorios, sobre todo en términos de independencia, acceso a la vivienda en propiedad o la formación de una familia. Todos estos pasos trascendentales en la vida de cualquier ser humano están siendo pospuestos, en muchos casos sine die, debido a la inestabilidad económica y laboral que encuentran los jóvenes durante los primeros años de su carrera profesional. 

Así, tanto las tasas de natalidad como las de fecundidad llevan décadas cayendo en picado. Y sabemos que una menor precariedad laboral sumado a una mayor facilidad para acceder a una vivienda generan de forma natural un contexto más adecuado para formar una familia.

A todo esto, hay que sumar un dato tremendo. Entre la población en riesgo de pobreza o exclusión social la población juvenil ocupada alcanza el 26%.

Para acabar, el Banco de España –en su informe La crisis de la COVID-19 y su impacto sobre las condiciones económicas de las generaciones jóvenes- alertaba la semana pasada de la necesidad de reorientar el foco hacia la situación de los jóvenes, que serán además quienes carguen con la responsabilidad de hacer frente a las obligaciones fiscales derivadas de este esfuerzo extraordinario de salida de la crisis.  

Por eso, ser joven hoy y mirar al mañana con este panorama es desolador. Dejemos las batallas que no sirven para nada, ni resuelven los problemas de nuestros conciudadanos y pongámonos a trabajar sin dilación que para eso nos pagan. 

Desde Ciudadanos proponemos mejorar nuestro sistema educativo, haciéndolo más flexible y práctico, porque lo que necesitan nuestros estudiantes y nuestros jóvenes profesionales es un sistema educativo basado en competencias y habilidades que los prepare para el mercado laboral.

Tenemos que impulsar políticas públicas que permitan redistribuir de forma más equitativa los costes asociados a la crianza, empezando por garantizar el acceso universal y asequible a escuelas infantiles de calidad.

Es nuestra obligación hacer todo lo posible por promover un marco laboral que elimine la brecha entre los insiders y outsiders, permitiendo a los jóvenes contar con empleos bien remunerados, estables que les permitan comenzar un proyecto de vida independiente.

Otro de nuestros objetivos es elaborar políticas sociales e impositivas que facilitan la emancipación residencial y económica de los jóvenes como el acceso a la vivienda de alquiler a precios asequibles o mejorando los sistemas de protección social no contributivos con especial atención a la situación de los jóvenes.

Y, finalmente, hemos defendido la necesidad de poner en marcha mecanismos de acceso a la vivienda en propiedad para los jóvenes que complemente el ahorro de aquellos que quieren acceder a una vivienda en propiedad y no han podido ahorrar como consecuencia de la precariedad laboral y los altos precios de la vivienda en alquiler.

Esto requiere esfuerzo y compromiso. Sólo lo conseguiremos con dialogo y recursos. Por eso, ahora que llegarán los fondos europeos Next Generation, creemos tenemos una gran oportunidad para preparar un camino mejor a los más pequeños. Trabajaremos sin descanso para que no se desaproveche. 

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