Desde hace años, es habitual encontrarse en los medios de comunicación españoles espacios patrocinados por la Liga de Fútbol Profesional (LFP), o más sencillamente, que suena más cercano y afable, "LaLiga". En dichos espacios, leemos maravillosas historias de solidaridad, multiculturalismo y compromiso social generadas gracias al fútbol. Mientras tanto, LaLiga ingresa cada vez más dinero, más derechos publicitarios y más volumen de negocio, gracias a los derechos televisivos y a negocios tan solidarios y sociales como las apuestas deportivas, que tanto están haciendo por la cohesión social, especialmente entre la población más humilde.
LaLiga es un negocio de enorme importancia, que -como casi todo- ha sido duramente golpeado por la pandemia del coronavirus. Quizás más, porque, por un lado, ha puesto de manifiesto que a la hora de la verdad el fútbol no es tan importante como casi todo el mundo tenía asumido; y por otro, es evidente que una enfermedad como la CoVid19 puede propagarse muy rápidamente en los estadios... y también en el campo, entre los jugadores.
Esta combinación de factores llevó al presidente de LaLiga, Javier Tebas, a establecer un protocolo de actuación que permitiera retomar la competición lo antes posible, aunque fuera sin público (tardaremos bastante en ver público en los estadios deportivos, y más con los nuevos repuntes de contagios que estamos experimentando). Sólo así podrían salvarse los muebles de la temporada y, sobre todo, de los contratos televisivos, principal motor del negocio.
De manera que, a lo largo de un mes y medio, los aficionados al fútbol han vivido un frenético regreso a la competición, con dos y hasta tres jornadas a la semana. Equipos exhaustos, fuera de forma, bajo el aplastante calor del verano, jugando sin público... Hay que reconocerle al presidente de la LFP, Javier Tebas, que ha tenido sensibilidad para elaborar un escenario concurrente con la, a menudo deprimente y a veces aterradora, "nueva normalidad". Porque, si eso no es el escenario de una Liga distópica, no sé qué será.
Por desgracia para Tebas, todo el tinglado armado para terminar la competición como fuera y preparar a toda prisa la próxima temporada ha quedado en cuestión en el último momento. Y con él, su puesto al frente de dicho tinglado. La suspensión del partido Deportivo-Fuenlabrada, de la última jornada de la Segunda División, mientras sí que se disputaba el resto de la jornada, ha dado lugar a una serie de efectos funestos. Por una parte, el Deportivo ha perdido su derecho a disputar esta jornada en igualdad de condiciones con los demás y, de hecho, ha descendido a Segunda División B, haga lo que haga en ese partido contra el Fuenlabrada (si es que acaba disputándose). El playoff de ascenso a Primera División ha quedado paralizado, a la espera de ver quién completa el cuadro de los cuatro aspirantes, si el Fuenlabrada (a quien le bastaría con empatar contra un Deportivo que ya no se juega nada) o el Elche (otro perjudicado colateralmente por esta situación). Dicho playoff, si hay que esperar a que los jugadores del Fuenlabrada se recuperen y jueguen contra el Deportivo antes de comenzar los cruces (semifinales y final, con ida y vuelta: cuatro jornadas más), puede finalizar ya bien entrado el mes de agosto. De hecho, como la cosa se prolongue mucho y llevando la situación al extremo, no sería descartable que el final del playoff se mezcle con el inicio de la próxima temporada. Un día asciendes (o te quedas en Segunda), esa tarde haces la pretemporada, altas y bajas del equipo, y el día siguiente comienzas la nueva temporada.
Hasta ahí, los problemas de índole deportiva que conlleva esta suspensión. Pero es mucho más grave la otra rama, la de salud pública. Porque el Fuenlabrada viajó a La Coruña para disputar ese partido a pesar de que ya sabían que contaban con contagiados en el equipo, sin conocer el resultado de las últimas pruebas, y ocultando esta circunstancia casi hasta la disputa de la jornada, con la complicidad del presidente de La Liga, Javier Tebas. De esta manera, el Fuenlabrada forzó la suspensión del partido, evitándose así jugarlo sin muchos de sus jugadores y contra un Deportivo de La Coruña que se habría dejado la vida para ganarles.
A estas alturas, ya vamos por un brote de 16 contagiados, entre jugadores y personal del club. Brote importado desde la Comunidad de Madrid, una de las regiones donde mayor impacto ha tenido el coronavirus, a Galicia, una de las que menos. Otro día hablaremos del fenómeno paranormal de que en Madrid no se registren brotes y apenas contagios, pero la cifra de hospitalizados sea comparable a la de otras comunidades autónomas donde la situación es oficialmente mucho peor. De eso, y de la capacidad de Madrid, región sin apenas brotes ni contagios, para exportarlos (los brotes y los contagios) a otras regiones. Pero hoy me permitirán que me detenga un momento en esta situación, y en la figura del presidente de LaLiga, Javier Tebas; un abogado con un funesto pasado como dirigente del partido ultraderechista Fuerza Nueva, del que Tebas no sólo no reniega, sino que está orgulloso. No cabe extrañar que LaLiga, esa misma Liga que patrocina medios de comunicación para desplegar hermosos valores solidarios, a la hora de la verdad a quien más se afana en proteger sea... a los pobres nazis a los que critican en los estadios.
El hijo de Tebas trabaja en el Fuenlabrada y es, de hecho, el encargado de defender sus intereses en esta situación, pues el club -lógicamente, vistos los hechos- se enfrenta a posibles sanciones, que van desde la pérdida del partido hasta la imputación de delitos (el ayuntamiento de La Coruña ya ha dado este paso ante la Fiscalía, que también está valorando la Xunta de Galicia), pasando por el descenso a Segunda División B. Nada de esto ha sucedido de momento, al menos en lo que concierne a LaLiga. Allí, se afirma contra toda evidencia que se ha actuado en todo momento según el protocolo. Estas cosas pasan. Todo legal, circulen.
Mientras tanto, los medios recuperan declaraciones de Tebas del mes de mayo, en las que afirmaba que con el susodicho protocolo sería imposible, salvo negligencia, que aparecieran cinco contagios en un club. O publican preocupantes informaciones según las cuales Tebas padre le propuso hace dos años al Fuenlabrada asesorar jurídicamente al club por 130.000 euros (no se sabe si dicho asesoramiento tuvo lugar, pero sí que el Fuenlabrada ascendió un año después a Segunda, y que allí ha desempeñado una excelente temporada, que podría verse coronada con un nuevo ascenso); es decir, Tebas padre propuso hacer lo que está haciendo Tebas hijo; con gran éxito, al menos en lo que concierne a LaLiga.
Según algunas informaciones, el presidente de LaLiga se plantea dimitir. ¡Tampoco es para tanto, hombre! ¡Sólo has contribuido a exportar un brote de coronavirus en un avión y un hotel de La Coruña!