BRUSELAS. La Comisión Europea intentará controlar las subvenciones y acceso a los fondos europeos por parte de empresas extranjeras, para que su acceso al mercado único de la Unión se produzca en igualdad de condiciones, sin ninguna situación de ventaja por parte de sus Estados, al tiempo que pretende proteger los sectores estratégicos de Unión Europea (UE). La pandemia del coronavirus ha dejado al aire las vergüenzas de la UE, incapaz de responder con su propia industria a la escasez de material de protección sanitario y otros productos, deslocalizados a través de empresas extranjeras.
Las ayudas estatales recibidas por las empresas están muy controladas por la Comisión para evitar que distorsionen la competencia. Este control se ejerce en el seno de la UE con empresas de los Estados miembros que reciben subvenciones nacionales, pero hasta ahora no se ha controlado a las empresas que pugnan por acceder al mercado europeo. Recordemos que la Generalitat Valenciana fue sancionada por Bruselas por distorsionar el mercado de la competencia con el proyecto de la Ciutat de la Llum. Ahora el control se aplicará también a las empresas extranjeras cuando actúen en territorio europeo a través de su acceso a los fondos de la UE.
La Comisión explica que “ningún otro país del mundo tiene el mismo control sobre las ayudas públicas que se tiene en la UE, por lo que se intenta que las ayudas lleguen a empresas en igualdad de condiciones”. Es decir, que otras empresas extranjeras con ayudas en sus países, no tengan más ventajas accediendo a los fondos europeos que las empresas de los Estados miembros. Para ello, la Comisión Europea ha adoptado un Libro Blanco sobre los efectos de la distorsión causados por las subvenciones extranjeras en el mercado. Se abre ahora un proceso consultivo con aportaciones de todas las partes interesadas, abierto hasta el 23 de septiembre de 2020 que ayudará a la Comisión a preparar posibles propuestas legislativas.
La vicepresidenta ejecutiva, Margrethe Vestager, responsable de la Política de Competencia, explicó que “la economía europea es abierta y está estrechamente vinculada al resto del mundo. Por ello necesitamos las herramientas adecuadas para garantizar que las subvenciones extranjeras no falseen nuestro mercado, al igual que hacemos con las subvenciones nacionales. El mercado único es fundamental para la prosperidad de Europa y solo funciona bien si existe igualdad de condiciones». Por supuesto, el control se hace en territorio europeo sobre el acceso a fondos europeos, no se intenta controlas las ayudas de sus países en sus propios países, añadió.
Por su parte, el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, ha incidido en que “la igualdad de condiciones en el mercado único es el núcleo de esta iniciativa y ayudará a nuestras empresas a operar y competir a escala mundial, promoviendo así la autonomía estratégica abierta de la UE”. Para Breton, el objetivo es “evitar que las subvenciones extranjeras falseen los procedimientos de contratación pública y garantizar que las empresas se beneficien de un acceso equitativo a los contratos público”. Como ejemplo, dijo que “hay tres mil millones de euros en juego y deben estarlo en igualdad de condiciones”, ya que son fondos europeos que suelen ir a parar a empresas extrajeras que pugnan en concursos públicos sin un control sobre si están subvencionadas en su propio país.
Phil Hogan, comisario de Comercio, añadió que “la UE es una de las economías más abiertas del mundo y atrae un alto nivel de inversión de nuestros socios comerciales. Sin embargo, nuestra apertura se ve cada vez más amenazada por determinadas prácticas de comercio exterior, incluidas las subvenciones, que falsean la igualdad de condiciones para las empresas en la UE». Las normas de competencia, los instrumentos de defensa comercial y las normas de contratación pública de la UE desempeñan un papel importante a la hora de garantizar unas condiciones justas para las empresas en el mercado único.
Las subvenciones concedidas por los Estados miembros siempre han estado sujetas a las normas sobre ayudas estatales de la UE para evitar falseamientos. Las subvenciones concedidas por gobiernos de países no miembros de la UE a empresas de la UE parecen tener un impacto negativo cada vez mayor en la competencia en el mercado único, pero están fuera del control de las ayudas estatales de la UE. Existe un número creciente de casos en los que las subvenciones extranjeras parecen haber facilitado la adquisición de empresas de la UE o falseado las decisiones de inversión, las operaciones de mercado o las políticas de fijación de precios de sus beneficiarios, o la contratación pública, en detrimento de empresas no subvencionadas.
Por otra parte, las normas de defensa comercial existentes se refieren únicamente a las exportaciones de bienes procedentes de terceros países y, por tanto, no abordan todos los falseamientos causados por las subvenciones extranjeras concedidas por países no pertenecientes a la UE. Cuando las subvenciones extranjeras adoptan la forma de flujos financieros que facilitan las adquisiciones de empresas de la UE o apoyan directamente el funcionamiento de una empresa en la UE o facilitan la presentación de ofertas en un procedimiento de contratación pública, se constata la existencia de una laguna normativa.
El Libro Blanco propone, por tanto, soluciones y pide nuevas herramientas para colmar esta laguna normativa. Las tres primeras opciones tienen por objeto abordar los efectos distorsionados originados por las subvenciones extranjeras en el mercado único en general, las adquisiciones de empresas de la UE y los procedimientos de contratación pública en la UE.
El primer instrumento de control intentará detectar los efectos distorsionadores de las subvenciones extranjeras con una autoridad de supervisión, nacional o la Comisión, basándose en cualquier indicio o información en el sentido de que una empresa de la UE se beneficia de una subvención extranjera.
El segundo tipo de control es sobre las subvenciones extranjeras para facilitar la adquisición de empresas de la UE. Lo que pretende es garantizar que las subvenciones extranjeras no confieran ventajas injustas a sus beneficiarios al adquirir participaciones en otras empresas. Las empresas que se benefician de la ayuda financiera de un Estado de fuera de la UE tendrían que notificar sus adquisiciones de empresas de la UE, por encima de un umbral determinado, a la autoridad de supervisión competente.
En tercer lugar, se hará un control sobre las subvenciones extranjeras en los procedimientos de contratación pública en la UE, ya que suponen una ventaja injusta al presentar, por ejemplo, ofertas por debajo del precio de mercado o incluso por debajo de su coste. Ello les permitiría obtener contratos públicos que de otro modo no habrían obtenido. El mecanismo de control implica que los licitadores deben notificar al órgano de contratación las contribuciones financieras recibidas de terceros países.
Por último, las subvenciones extranjeras en el contexto de la financiación de la UE se controlarán en el caso de la financiación distribuida mediante concursos o subvenciones públicas, con un procedimiento similar al previsto para los procedimientos de contratación pública de la UE. La Comisión hace hincapié en la importancia de garantizar que las instituciones financieras internacionales que ejecuten proyectos apoyados por el presupuesto de la UE, como el Banco Europeo de Inversiones, reflejen este enfoque de las subvenciones extranjeras.