MADRID (EFE). La pandemia de coronavirus ha ampliado la brecha de género en España, ya que ha amplificado las desigualdades en materia laboral y social que se venían arrastrando: las mujeres tienes tasas de paro más elevadas y duraderas que los hombres, menores tasas de actividad y de empleo, y mayores dificultades de carrera profesional.
Así lo señala un informe elaborado por el profesor de la Universitat Jaume I Vicente Castelló Roselló para la cátedra Prospect Comunitat Valenciana 2030, al que ha tenido acceso EFE, que refleja el impacto negativo de la pandemia sobre el empleo femenino, que ha provocado a su vez un retroceso en recientes avances en materia de igualdad de género.
El documento indica que, según los datos de la Encuesta de Población Activa de 2020 y el primer trimestre de 2021, las mujeres concentran el 60 % del aumento del paro. Además, la subida del desempleo femenino (268.000 más) ha sido muy superior al masculino (194.000 más), y sitúa la tasa de paro en el 18,13 % para las mujeres frente al 14 % de los hombres.
Asimismo, destaca que se ha evidenciado que la naturaleza de esta crisis es distinta a la de las recesiones anteriores, en las que los sectores más afectados tenían una mayor presencia de los hombres, como la construcción o la industria.
En esta ocasión, expone, ha tenido una mayor incidencia negativa en el sector servicios, cuya actividad requiere un elevado nivel de interacción social. Se trata de un sector que tiene una mayor proporción de mujeres respecto a los hombres: en personal doméstico (un 87 %), comercio al por menor (61 %), hostelería (54 %) y actividades administrativas y financieras (54 %).
A todo ello habría que añadir, según Castelló, la situación de las mujeres trabajadoras del hogar, "las olvidadas de la crisis de la pandemia": muchas de ellas, sin derechos, arriesgan su integridad y su trabajo por no perder el empleo, de forma que si su situación ya era complicada, en el contexto actual "empeora aún más, ya que normalmente no tienen derecho a cobrar prestaciones por desempleo".
Pero las desigualdades entre hombres y mujeres en el mercado laboral, sin embargo, no se refieren solamente al paro, sino más bien al empleo, ya que su participación en el mercado laboral es muy inferior a la de los hombres, indica el informe.
Así, la tasa de empleo de las mujeres (la proporción de mujeres que ocupan un puesto de trabajo) es inferior en más de 10 puntos porcentuales a la tasa de los hombres, de forma que, de cada diez mujeres en edad de trabajar, solo cuatro están empleadas.
En los contratos a tiempo parcial involuntario, las mujeres son mayoritarias (el 73 % del total), lo cual repercute negativamente en el desarrollo de sus carreras profesionales, su formación, su derecho a una pensión y sus prestaciones por desempleo como en la brecha salarial, expone el documento.
La tasa de temporalidad es más elevada en las mujeres (25,8 %) que en los hombres (21,9 %), en un momento en el que la contratación temporal es la característica de los nuevos puestos de trabajo: ha dejado de ser una opción elegida libremente por los trabajadores para convertirse en "el modo de vida de cada vez más personas".
Uno de los datos que, según el documento, mejor refleja las fluctuaciones del mercado laboral es el número de horas trabajadas, que muestra que el nivel de actividad ha retrocedido desde el primer trimestre de 2020 de forma muy acusada en las mujeres, con una pérdida del 9 % de horas frente al 6,8% de los hombres.
De este modo, sus ingresos se han reducido mucho más (15 %) que el de los hombres (11 %), según la Organización Internacional de Trabajo.
Con estos datos, el informe propone que, a corto plazo, se busque la recuperación de las tasas de actividad y de ocupación, mientras que a medio plazo se abogue por alcanzar la plena equiparación de mujeres y hombres en su participación en el trabajo remunerado, para que haya una igualdad de oportunidades real y efectiva en el mercado de trabajo y el empleo.
También apunta que para reducir estas desigualdades son necesarias reformas estructurales, como una "imprescindible" revisión completa de la estructura del sistema educativo, y considera "esenciales" las medidas de apoyo para la reactivación económica de las mujeres y reforzar las políticas activas de empleo.
Asimismo, afirma que es "fundamental" poder acceder fácilmente a dotaciones y servicios profesionales de cuidados a las personas (atención a la primera infancia y a las personas dependientes), y la corresponsabilidad en las cargas familiares y domésticas.
Para este profesor, la igualdad entre hombres y mujeres "es importante en términos de justicia y de equidad, pero también de eficacia y desarrollo económico, humano y social", y es "esencial" para la construcción de un mundo "más inclusivo, justo y equitativo".