ALICANTE. Margarita del Val Latorre (Madrid, 1959) es uno de los rostros más vistos y escuchados durante los últimos meses. La viróloga del CSIC tiene últimamente una actividad efervescente analizando el impacto de lo que ella denomina la cuarta ola del covid y la campaña de la vacuna. Doctora en Ciencias Químicas en la especialidad de Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid, sus investigaciones se centran en el estudio de la respuesta inmunitaria frente a las infecciones virales y, por tanto, en aspectos que forman la base del funcionamiento de las vacunas. Del Val ha representado a España en la Agencia Europea del Medicamente para la comercialización de medicamentos y es miembro de la Real Academia Nacional de Farmacia, así como del Comité Experto Asesor en Vacunas de la Comunidad de Madrid. El viernes, participó en una mesa redonda (telemática) sobre la Ciencia y la Mujer organizada por la Universidad de Alicante. Al finalizar, atendió a Plaza para abordar el presente y el futuro de la pandemia y la especial incidencia en la Comunitat Valenciana.
-¿Por qué considera que estamos en una cuarta ola?
-Hay provincias en las que se ha notado más que otras. Pero si uno mira los datos completos de España, yo llamo una ola a cada vez que hay una montaña (de contagios), y ésta se separa de otra por un valle. A partir del 3 de octubre hay un valle: se baja de la ola de verano y comienza la de otoño, lo que pasa es que están bastante solapadas. Yo hablo con matemáticos y me dicen que sí, que son dos funciones distintas: una que sube y baja suave, y otra más fuerte.
Son dos olas distintas porque el mecanismo de contagio fue distinto: en verano, la razón del contacto fue el incremento de las relaciones sociales por las vacaciones o visitas familiares; y fue entrar el frío, y comenzaron los contagios por retirarnos a los interiores de las viviendas, donde el riesgo es 10 veces superior. Se hicieron más contactos dentro y, por tanto, subieron los contagios. Son dos mecanismos diferentes y por eso considero que son dos olas, distintas. En la actual, que es la cuarta, se dan los dos mecanismos: frío y relaciones sociales en el interior.
"En la actual, que es la cuarta ola, se dan los dos mecanismos: frío y relaciones sociales en el interior"
Hay que tener en cuenta que la ola que comenzó en octubre con la entrada del frío fue igual a la gripe A que se dio en España en 2009. Ambas son clavadas. Yo particularmente esa ola la esperaba porque marca cómo entra el frío en España. Lo que pasa es que entonces gripe había poca; aquí mientras haya gente vulnerable va a seguir habiendo oleadas de covid.
-Es decir, nos descarta nuevas olas…
-Y aunque la vacunación avance rápido, se van a dar nuevas oleadas. Es que sigue habiendo mucha gente vulnerable, y no nos vamos a vacunar tantos. Lo que ocurrirá es qué si vacunamos a los más vulnerables, las olas se parecerán a la del verano, que era totalmente distinta: los contagios tenían una media de edad de 40 años. ¿Por qué? Los mayores se restringieron y se echaron para atrás y por eso no hubo tantos contagios. Lo mayores tenían mucho miedo entonces, y se protegieron mucho. Cuando vino el frío ya no pudieron protegerse. Así que conforme se vacunen a los mayores y a los que tienen más riesgo, tendremos oleadas como las de verano, más leves y sin impacto en el sistema sanitario.
-¿Cuándo augura que se puede recuperar algo de la vieja normalidad?
-No sabría decir. Depende mucho de una cosa en las que coincidimos en todos los países: no sabemos si las vacunas que hay ahora mismo protegen del contagio. Es decir, no sabemos si los vacunados, además de estar protegidos de la enfermedad, van a contagiar. Los vacunados a lo mejor pasan una enfermedad, pero leve. No sabemos si las personas que se infectan y no llegan a tener síntomas pueden multiplicar el virus de manera asintomática y contagien asintomáticamente. No sabemos si eso puede ocurrir. Y no se sabe con ninguna de las vacunas; si los vacunados pueden ser contagiosos. De manera que nos podemos encontrar con un doble escenario: que se dé menos incidencia porque se retira gente de la circulación, y por lo tanto, baja la circulación del virus; o que la circulación del virus suba porque hay más asintomáticos. El objetivo vital es que las personas vulnerables reciban la vacuna cuanto antes.
"No sabemos si las vacunas que hay ahora mismo protegen del contagio"
-¿Y cuándo se alcanzará la inmunidad de los vulnerables?
-Eso depende de cómo fabriquen las dosis. Se me escapa totalmente. El cuello de botella es el suministro de dosis por las plantas de producción. Hemos comprometido muchas dosis y han llegado muy pocas.
-No sé si dispone de datos de la Comunitat Valenciana, pero esta cuarta ola ha sido peor que la primera por número de casos y su letalidad…¿hay alguna razón específica?
-Y añadiría…También con la saturación de UCI. No está claro porque ha sido. Tampoco se debe a que en Madrid haya muchos inmunizados. La Comunitat Valenciana no está peor que Madrid. La primera oleada trató mejor a la Comuntitat que a Madrid, y ahora está como Madrid. En comparación parece peor, pero no está la Comunitat peor que Madrid. Quizás Madrid ha demostrado tener más experiencia en la gestión de la UCI, por eso en Madrid, ahora, no ha sido la tragedia como fue la primera ola. Es muy difícil saber cuándo está cumpliendo la gente. Un Gobierno sabe las restricciones que se ponen, pero no si se cumplen. La única de manera de saberlo es con los teléfonos móviles.
-La curva de la cuarta ola está bajando. ¿Qué medidas deben regir para evitar una nueva subida?
- (toma aire) Pues las que se atrevan a poner las autoridades. Seguimos en el invierno más duro, pero todavía hará frío.
-En la Comunitat no hace tanto frío y los hosteleros, por ejemplo, piden que les dejen abrir al menos las terrazas…
-Yo potenciaría terrazas mucho más que interiores. ¿En los bares tienen medidores de CO2 para indicar la calidad del aire? Lo que necesitamos es que la hostelería aprenda de la docencia. Si un bar instala un medidor de co2 y, según eso debería ventilar, o no, o dejar que la gente entrara, no; sería mucho mejor. Al fin y al cabo, eso queda registrado en una aplicación y por lo tanto, no se puede manipular. Es como el tacómetro del camionero. Por lo tanto, la situación mejoraría muchísimo si la hostelería aprendiera de la docencia y instalara medidores de la calidad del aire. De esta manera, se aprendería a ventilar.
-Hasta qué punto influye para un hipotético contagio el tipo de mascarilla que se lleve…
-Ahora, el CSIC está vendiendo unas que tienen vericida. De momento, hay poco suministro. Que tenga vericida es bueno porque en el momento que te las quitas ese aire está en una situación razonable. Quién tiene que llevar una mascarilla de calidad, de FPP2, es el docente; es el que más habla. Quién habla muy fuerte en un sitio debe llevar la mascarilla de mayor calidad. ¿Todos con FPP2? Es algo exagerado porque no habría suministro para todos. Para exteriores va muy bien la mascarilla quirúrgica. Cualquier mascarilla, cuando más ajustada mejor. Ahora están siendo muy exigente con el tejido de las higiénicas; de lo contrario, sólo te sirve de concienciación de qué estamos viviendo una pandemia. Ojo, que no es poco. España ha ido mejor que otros países por la obligatoriedad de la mascarilla.
"¿Todos con mascarilla FPP2? Es algo exagerado porque no habría suministro para todos. Para exteriores va muy bien la mascarilla quirúrgica"
-¿Crees que el próximo verano podrá ser, por lo menos, como el anterior?
-El anterior verano fue con pocos extranjeros y muchos españoles moviéndose. Da igual la distancia a la que me vaya, lo importante es cómo me comporte en ese sitio. En el verano habrá algo nuevo que tendremos que aprender y entonces ya sabremos si la vacuna protege del contagio no; es decir, en verano sabremos qué se puede hacer y sabremos cómo ha avanzado la vacunación. Pero lo que tenemos que tener en cuenta que ni nuestra familia ni nuestros amigos son más de fiar; es decir, que nosotros mismos podemos contagiar a los demás. En resumen, en verano haremos todo ya al aire libre; y sabremos cómo está impactando la campaña de vacunación sobre los vacunados y los no vacunados. Creo que esa información no la tendremos para Semana Santa.
-Ha participado este viernes en una mesa redonda en la Universidad de Alicante sobre la mujer y la ciencia. ¿Hasta qué punto se ha demostrado que la ciencia es una asignatura pendiente de este país?
-En estos momentos, que no haya financiación para la ciencia es un verdadero cuello de botella; hay que invertir en ciencia y no considerarlo como una subvención. En concreto, en vacunas, la el retorno de la inversión es tremenda: por cada euro que se invierte en vacunas infantiles, se recuperan 16 euros, sobre todo, en los países en vías de desarrollo, donde los virus circulan más. Si hablamos de recuperar vidas, se recuperan 44 euros. Es una inversión que merece la pena. La inversión en ciencia merece la pena, rinde y está más que cuantificado y de esta manera, tendremos una sociedad en la que tomaremos decisiones sobre lo que ya sabemos. Hay muchas cosas que no sabemos, pero hay cosas que sabemos, pero que no se aplican. Además, invertir en ciencia debe ser una inversión estable, de largo recorrido y sabiendo que lo que invertimos hace 20 años, por ejemplo, en virólogos, ha rendido ahora. Hace falta dinero, estabilidad y flexibilidad, sobre todo, en la gestión. Hace falta también implicación de la inversión privada, pues la que de verdad suspende respecto a Europa es la inversión privada. Prácticamente no invierte, ni en innovación ni en investigación.