VALÈNCIA. El grueso del PSPV, al igual que todos los partidos políticos, dejó de lado durante el estallido del pandemia sus problemas internos. No obstante, el primer síntoma de recuperación -al menos para algunos- ha servido para reavivar la batalla pendiente dentro de los socialistas valencianos. El objetivo de la caza, sin duda mayor, es el presidente de la Generalitat, Ximo Puig.
Así, el sector principal de oposición al jefe del Consell ha sido el grupo afín al ministro de Transportes, José Luis Ábalos. Sin embargo, ya hay otra familia que se ha adherido a este movimiento: el llamado Socialismo 3.0. que encabeza Bartolomé Nofuentes, quien será premiado en breve con un puesto en Unesa, empresa encargada de gestionar el uranio español actualmente dirigida por José Vicente Berlanga, afín a al ministro.
Fuentes de este sector se han lanzado a criticar al presidente de la Generalitat por lo que consideran una "traición" a Pedro Sánchez. A su juicio, el jefe del Consell viene manteniendo una actitud hostil -o al menos poco seguidista- con el Gobierno de España. Sobre esto, le critican su oposición a los criterios por los que la Comunitat Valenciana no superó la Fase 1 y, además, lo que consideran un "ocultamiento" de las siglas del PSOE en "logros" como la aprobación del Ingreso Mínimo Vital (IMV).
Más allá de estas críticas, resulta evidente que ya existe un deseo -en medio de la pandemia- de desgastar la figura del presidente Puig de cara al futuro congreso del PSPV. Bien es cierto que una de las críticas más constantes al líder de los socialistas valencianos ha sido su exclusiva -e incluso única- dedicación a las tareas como presidente de la Generalitat. O lo que es lo mismo, Puig ha dejado de lado sus funciones como secretario general del PSPV.
Es más, en este grupo muchos insisten en señala a Puig como "el Feijóo valenciano", en referencia a una supuesta similitud con el presidente gallego, considerado por muchos como un "verso suelto" del PP que no tiene problema en mantener un discurso propio alejado del de su jefe de filas, Pablo Casado. En esta línea, consideran además que Puig forma parte de un plan interautonómico del que también participan los presidentes autonómicos de Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón, para desgastar a Sánchez.
Una crítica que, más allá de ser cierta o no, se sustenta en la ansiedad de determinados grupos por derrocar en el ámbito orgánico a Puig. Las críticas recibidas en estos momentos, apuntan sin duda a una alineación clara en los bandos opositores del presidente que, hasta el momento, se identifican con la corriente 'abalista' y con el Socialismo 3.0 de Nofuentes.
Otros grupos de importancia, como los afines al alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, y al presidente de la Diputación de Valencia, Toni Gaspar, serán fundamentales para decidir la provincia, debido a su importante influencia en comarcas como l'Horta Sud, La Ribera Baixa, o el Camp de Morvedre. De la misma manera, habrá batallas orgánicas por librar en la provincia de Castellón y Alicante, donde la oposición al 'ximismo' también está presente y goza de cierto protagonismo.