CASTELLÓ. Cuando alguien observa a un lanzador de martillo suele fijarse en su volumen. Muy pocos bajan la vista hasta los pies. Y ahí está una de sus virtudes, su capacidad para girar como una peonza, rápido, rápido, dentro del círculo. Los pies de Osarumen Odeh, una valenciana nacida hace 25 años en Benin City (Nigeria), son especialmente veloces. Y el pasado domingo, en Montijo (Badajoz), tierra de martillistas, se convirtió en la cuarta española de la historia en superar los 65 metros. La atleta del Playas de Castellón vivió el mejor concurso de su vida y, después de lanzar 66,45 metros, se marchó con una mejora en su marca personal de casi dos metros: tenía 64,71 desde 2017.
Esa semana, su entrenadora, Mari Carmen Vidal, se había dedicado a convencerla de que estaba en un gran momento y que podía lanzar mucho. “Y yo le decía que sí, pero por dentro pensaba que no”, recuerda la risueña Osarumen Odeh, de 25 años y mucho recorrido aún por delante. “Pero mira, resulta que tenía razón”.
Vidal conoce a esta joven lanzadora desde hace once años, un tiempo en el que aún competía. La setabense se hizo cargo de esta niña especialmente tímida después de que un entrenador se la pasase diciéndole que no valía para la velocidad. “Pero en realidad sí que es veloz”, apunta la entrenadora, quien se volcó en ayudar a aquella chica sin muchos recursos. “Le dejaba yo mis martillos y todo el material”. Aunque veía en ella más potencial que constancia.
A Osarumen le dio por hacer atletismo con 15 años. Se lo dijo a sus padres y acabó en la escuela del Playas de Castellón. En 2010 entró en el grupo de Mari Carmen Vidal. Era juvenil de primer año y no tardó en hacer la mínima para el Campeonato de España. Luego cambiaron al martillo de tres kilos y siguió sin mucho esfuerzo. “Al principio me dejaba. El atletismo no era una prioridad para mí. Iba a entrenar una semana y luego desaparecía un mes. Entonces regresaba y después volvía a desaparecer. No entrenaba con regularidad. De juvenil, de júnior y al principio de promesa no fui constante”.
Ya como sub 23, Vidal se hartó de esa dedicación pendular de su atleta. Ahora estoy, ahora no estoy. Así que un día se sentó con ella y le dijo que no estaba dispuesta a seguir así. “Le expuse que se lo tomaba en serio o dejaba de entrenarla. Yo ya había dejado de lanzar y Pepe Ortuño -la persona que es como el eje de este club- cogió mi sueldo de lanzadora y comenzó a dárselo a ella. Osarumen tenía algún problema personal y nunca estaba al 100 %. Pero, curiosamente, 2020 a ella le vino bien y ahora ha lanzado al fin la marca que ella valía”.
La mujer que la lleva once años puliéndola sabe que aquellos años de intermitencia en el entrenamiento le han lastrado con alguna carencia técnica, pero lo compensa con su velocidad. “Tiene unos pies increíbles para lanzar”.
Después de aquella charla, Osarumen se centró. En su primer año como sub 23 ya lanzó 58 metros. Y en el segundo, 64. “Ya entrenaba en serio y comenzaba a asentar la técnica, pero, la verdad, cuando lancé 64 metros no me lo creía. Me volví loca. Y entonces vino Mari Carmen y me dijo: ‘¿Ves?’. Y entonces me convencí de que podía lanzar más”.
Pero entonces llegaron unos problemas familiares que no quiere compartir y su cabeza parecía una turbina. “No supe dejar de lado lo familiar y me consumía mucha energía. Me clasifiqué para el Europeo sub 23 y no pasé ni a la mejora. No me ayudó ser una persona que le cuesta abrirse a la gente. Soy muy desconfiada y necesito tiempo. Pero eso lo estoy mejorando. Poco a poco”.
Los Odeh no lo han tenido fácil. Su padre dejó Benin City hace años para procurarle a su familia un futuro. O, al menos, un futuro mejor del que se intuía en Nigeria. Cruzó el desierto del norte de África y, después de meses de travesía, logró alcanzar Melilla. Dos años después se trajo a la familia, cuando Osarumen tenía cinco años. “A mi padre no le gusta hablar de eso, pero está claro que hizo un gran sacrificio por nosotros. Arriesgó su vida por su familia y, aunque no lo suele contar, yo voy captando cosas, como que el día que llegó al campo de refugiados de Melilla ya se sintió a salvo, como que ya estaba en España. Allí le preguntaron que dónde quería ir, y él dijo que a Valencia, pero acabó en Castellón, que es donde vivimos. Ahora nos va bien. Él no tiene estudios y trabaja de lo que le va surgiendo…”.
Osarumen sí tiene estudios. Su pasión es la moda, pero no se podía permitir estudiar diseño de moda en una universidad privada en Valencia y pensó en alcanzar su objetivo dando un rodeo, estudiando Publicidad y Relaciones Públicas en la Universitat Jaume I. “Un día vino alguien a hablarnos de esta carrera y nos lo vendió tan bien que me convenció y la puse como primera opción. El primer año fue muy bonito, pero el segundo me di de frente con la realidad…”, explica mientras se ríe a carcajadas. Pero lo peor ya pasó y ahora solo necesita entregar el trabajo de fin de grado y hacer las prácticas. Ella, una tímida enfermiza, convertida en relaciones públicas.
Su resultado del domingo fue una sorpresa. Ese lanzamiento de 66,45 metros en el primer intento -también alcanzó los 65,09 en el tercero y 64,39 en el sexto y último- le afianza como la cuarta mejor española de todos los tiempos. Por delante solo tiene a la plusmarquista nacional, Berta Castells (70,52), a Laura Redondo, que ese mismo domingo pasó por primera vez de los 70 metros (70,40), y a Loli Pedrares, a quien ya tiene a 69 centímetros.
“Yo no me lo esperaba. Le dije a mi compañera Aitana Safont que por culpa de la pandemia no sentía que me hubiera preparado del todo bien. Me sentía insegura. En realidad había mejorado en mis parámetros de fuerza, con las pesas, y en la técnica, pero de cabeza no me sentía segura. Pero luego salió. Y, en realidad, esta es una marca que tenía que haber llegado hace un par de años. Pero las marcas salen cuando salen”.
La castellonense fue segunda en estos Campeonatos de España de lanzamientos largos y estableció un nuevo récord autonómico en un concurso en el que otra valenciana, la gandiense Gema Martí (FC Barcelona), acabó tercera y también firmó una nueva marca personal (62,00). “Gema es una pasada de chica, un talentazo brutal”, obsequia Osarumen sobre una de sus rivales y compañeras en una prueba donde todas se llevan bien. “Laura (Redondo) es bestial. Todas estábamos deseando que pasara de los 70 metros y ya lo ha conseguido. Yo le he dicho que quiero que bata el récord de España (70,52), pero que luego se lo voy a quitar yo. Porque a mí este concurso me ha abierto la mente. Sé que ahora es casi imposible que lance 72,50 y logre ir a los Juegos, pero espero no perderme el próximo Europeo y espero seguir creciendo al aire libre”, advierte esta joven que siempre está compartiendo en Instagram historias sobre su país de origen, Nigeria, y mujeres activistas. “Me gustan las mujeres fuertes. Aunque mis únicos referentes son mis padres, que nos han enseñado a los cuatro hermanos a esforzarnos y a luchar, a pelear por nuestros objetivos sin machacar a los demás. A mí me pone feliz que los demás logren también sus objetivos. Yo soy así. Por eso deseo que Laura consiga el récord de España. Aunque luego querré que sea para mí…”.