VALÈNCIA. En la reconstrucción tras la covid-19 se impulsarán las políticas de responsabilidad social con cambios sustanciales ante la preocupación creciente por la salud, el impacto social y el talento digital. Esta es una de las principales conclusiones del primer estudio del Impacto de la covid-19 en las prioridades de la RSC/Sostenibilidad y en el rol de sus profesionales, elaborado por la Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social (DIRSE) y la Firma de Servicios Profesionales EY.
El estudio, que recoge las opiniones de cerca de 250 profesionales relacionados directa o indirectamente con la RSC/Sostenibilidad, revela que el 92% de los encuestados cree que la crisis de la covid-19 tendrá un impacto en estas materias. Asimismo, el 86% prevé que la función de la RSC/ Sostenibilidad va a cambiar en el nuevo escenario y un 64% de los consultados opina que los cambios serán permanentes.
Los encuestados apuntan, además, que los factores principales que motivarán estos cambios serán: la preocupación por la salud personal, la pérdida o reducción de empleo e ingresos, los cambios en los procesos económicos y sociales, y el cambio en la conciencia social. Sin embargo, los inversores y analistas incluidos en la muestra se decantan más por las restricciones de los gobiernos y el mayor intervencionismo estatal que se ha generado con esta situación.
La crisis sanitaria ha cambiado, por tanto, los temas prioritarios de las empresas. Los encuestados señalan que para la reconstrucción las siete temáticas más relevantes son la salud y seguridad de los empleados (aumenta un 42%); de los clientes (41%); la digitalización y el uso de tecnologías inteligentes (31%); la comunicación, la confianza y la reputación (22%); la seguridad y salud en la cadena de suministro (36%), la ciberseguridad y privacidad de los datos (16%), y la calidad y seguridad del producto (16%).
Los temas emergentes que más crecerán en la reconstrucción serán los relacionados con la seguridad y salud de clientes, empleados y cadena de suministro (más de un 40%) y el impacto social y la digitalización y el talento más de un 20%.
Alberto Castilla, socio de Sostenibilidad de EY, asegura que: “Los resultados de este estudio anticipan cambios en los temas prioritarios, las funciones y las competencias de los profesionales de la responsabilidad social. Estos cambios van a ir orientados a potenciar sus políticas de responsabilidad social y las alianzas con otros actores para aumentar su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y crear valor a largo plazo. En este contexto los profesionales de la responsabilidad social empresarial serán claves como vínculo entre las actividades de negocio y el impacto social y ambiental que generan”.
En palabras de Elena Valderrábano, presidenta de DIRSE, “el aumento de la relevancia de los temas de RSC/Sostenibilidad tiene implicaciones muy importantes para la función dirse. Los profesionales que se dediquen a estos temas deberán estar bien preparados para acometer este trabajo con competencia, adaptarse a las necesidades emergentes y responder a los desafíos de la sociedad, sin perder el enfoque estratégico del negocio”.
Como consecuencia de la mayor notoriedad que tendrán estas materias y sus profesionales, el 33% de los encuestados considera que la función de la RSC/Sostenibilidad cobrará una mayor relevancia en la posición organizativa de la empresa, formando parte incluso del Comité de Dirección de la organización, ampliando el alcance de actuación o el tipo de responsabilidades, entre otros. No obstante, todavía un 37% opina que se mantendrán en el mismo estatus corporativo que antes de la irrupción del virus.
Los encuestados procedentes de empresas nacionales son, incluso, más optimistas: el 43% cree que los puestos asociados a RSC/Sostenibilidad tendrán más importancia en la organización (frente al 33% del total). Un porcentaje que alcanza el 45% en los consultados con puestos de menor responsabilidad (jefes de departamento, mandos intermedios y técnicos).
La crisis de la COVID-19 otorgará, además, un mayor nivel de dedicación a las funciones de los directivos de responsabilidad social (dirse) y aumentará el compromiso por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la llamada nueva normalidad.
El estudio recoge que las funciones con mayor involucración de los dirses seguirán siendo la gestión y definición de las políticas de RSC/Sostenibilidad, y el reporting corporativo. No obstante, la gestión de los riesgos no financieros y la implementación de iniciativas de acción social registran crecimientos importantes (25% y 20%, respectivamente) tras el virus y consiguen colocarse entre las seis actividades más relevantes.
En la reconstrucción, donde el compromiso social por parte de las empresas ha ganado protagonismo, todas las competencias de los dirses han aumentado su relevancia en el seno de las organizaciones. Si bien es cierto que las habilidades sociales siguen siendo determinantes (la capacidad de comunicación se mantiene como la competencia más destacada), la encuesta revela que tras el virus se da mayor importancia a las aptitudes asociadas a la capacidad de impulsar el cambio internamente.
El estudio concluye que las competencias más relevantes para ejercer con éxito la profesión de la RSC tras la COVID-19 serán: la capacidad de comunicación, entender a interlocutores muy diferentes e interpretar y responder a las necesidades. A éstas le siguen la innovación y visión de futuro, así como el aprendizaje continuo y la búsqueda de oportunidades e iniciativa. Solo dos de ellas (capacidad de comunicación y el entender a los distintos interlocutores) se mantienen.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) también tendrán una mayor relevancia tras la COVID-19. En este sentido, el 91% de los profesionales encuestados considera que aumentarán las alianzas externas para alcanzarlos y más de la mitad reconoce que su área ha adoptado medidas diferentes para cumplirlos. La encuesta revela que tras el virus las empresas están contribuyendo especialmente a los ODS de salud y bienestar; educación de calidad; igualdad de género; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructuras; producción y consumo responsables; acción por el clima y alianzas para lograr los objetivos.