VALÈNCIA. Hace dos meses a nadie se le pasaba por la cabeza la necesidad de ir con una mascarilla por la calle. Ahora, este complemento ya habitual en el día a día tendrá que llevarse hasta en las piscinas públicas, donde será necesario el control de temperatura para acceder al recinto y en las que no se podrá utilizar los toboganes ni dar saltos en el agua. Al menos así lo apunta el documento provisional de 'Recomendaciones para el restablecimiento de la actividad en las piscinas de uso público tras la crisis del Covid-19', elaborado por el Ministerio de Sanidad y que ha empezado a circular entre los gobiernos autonómicos.
Estas reglas "no están dirigidas a las piscinas residenciales privadas", según el documento. Serán de obligado cumplimiento en las públicas, incluidas las de instalaciones turísticas, si bien no aclara en qué medida se aplicarán a las piscinas privadas de comunidades de propietarios, que por ley tienen obligaciones similares a las públicas en aspectos como calidad del agua y seguridad.
Se trata de una guía provisional -fechada en el 28 de abril-, a la que ha tenido acceso Castellón Plaza, con la que se pretende minimizar la propagación del coronavirus en un escenario enmarcado en la 'nueva normalidad'. En ésta se concretan pautas tanto a nivel de acceso, estancia en los espacios y baño que deberán implementarse por las administraciones públicas en la reapertura, como el determinar un aforo que permita respetar una distancia preventiva mínima de dos metros entre los bañistas.
Las medidas -que se irán actualizando conforme se conozca más el virus- empezarán en el acceso al recinto, donde se controlará la temperatura a los usuarios. Aquel que presente una temperatura corporal de 37,5 grados no podrá entrar a la instalación e incluso se tomarán sus datos -nombre y número de teléfono- para asegurarse de que, si alguien que visitó la instalación enferma más tarde, todos los contactos pueden rastrearse rápidamente.
También se prohibirá la entrada a cualquier persona con síntomas respiratorios transmisibles o cualquier persona que haya estado enferma, con vómitos o diarrea en las últimas dos semanas. En todo caso, se deben mostrar carteles a la entrada del recinto para alertar a los usuarios de esta restricción. Además, será obligatorio el uso de chanclas. En este sentido, recomiendan incorporar un sistema de limpieza de calzado a la entrada de la instalación con desinfectante para las suelas.
En la 'nuevo normalidad' está prohibido el uso de toboganes y trampolines. Tampoco está permitido saltar en el agua desde la orilla ni cualquier juego que genere chapoteos en el interior de la piscina. También queda prohibido el uso de material auxiliar de juego como balones, colchonetas, tablas, aletas o burbujas.
En cuanto a la mascarilla, el socorrista deberá llevarla en todo momento al dirigirse a cualquier usuario salvo cuando realice las funciones de reanimación o salvamento y guardará una distancia de al menos 2 metros salvo en casos que requieran primeros auxilios. A su vez, los usuarios llevarán también la mascarilla cuando se dirijan al personal de la piscina o a otros usuarios salvo en casos de unidades familiares o personas que convivan en el mismo domicilio.
Para poder respetar la distancia de dos metros dentro del recinto tendrán que marcarse señales en el suelo limitando el espacio y será en cada espacio donde los usuarios deberán depositar sus toallas, bolsas y prendas de vestir. Las hamacas o sillas deben desinfectarse utilizando bayetas desechables con un desinfectante que contenga lejía a una dilución de 30 ml en 1 litro de agua.
La vigilancia en el interior del agua se verá reforzada con la misión de que los usuarios no sobrepasen la distancia preventiva de dos metros, ni tosan o estornuden sobre ellos. Incluso si un miembro del personal ve a alguna persona con síntomas respiratorios en el área dela piscina, le indicará que abandone la piscina y consulte aun médico lo antes posible.
Los socorristas o personal de piscinas también podrán tomar la temperatura aleatoriamente y cada cierto tiempo a los usuarios de las piscinas en el interior de las instalaciones. Como ya ocurre en otros escenarios como los mercados ambulantes, tendrá que reforzarse la cartelería para recordar -y esto no es nuevo- que hay que ducharse antes de entrar a la pisicina y no escupir ni orinar en ella.
Para reforzar la vigilancia, la policía y las autoridades de inspección habituales establecerán controles aleatorios y por sorpresa de las condiciones en las piscinas y ejerciendo iniciaciones de procedimientos sancionadores tanto a los usuarios como a los dueños, además del cierre de piscinas si fuera necesario.
Las instituciones o empresas responsables de las piscinas deberán "incorporar el control diario de coronavirus en el agua del vaso antes de la apertura al público y al cierre. En el documento también se insta a ser más exhaustivos en el control del pH del agua -entre 7,2 y 7,6 por medio de ácidos o de CO2- al asegurar que es esencial para garantizar una desinfección eficaz. En este sentido, recoge recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en las que, al mantenerse un determinado nivel de cloro durante un mínimo de 30 minutos de contacto, es suficiente para eliminar virus envueltos como los coronavirus.
Para ello, insta a la medición constante de los niveles de pH y de cloro así como la regulación automática de estos parámetros. También se deberá llevar a cabo una limpieza y desinfección más frecuente de aquellas superficies en contacto con las manos de los usuarios de las piscinas como mangos de las puertas de vestuarios, baños, duchas o barandillas.