MADRID (EFECOM/Belén Delgado). La vendimia ha comenzado oficialmente en agosto en España con la previsión de una menor producción respecto a la del año pasado, pero con la esperanza de incrementar las ventas ante la mejora de la situación del mercado.
En varias zonas de Andalucía ya ha echado a andar la campaña y estos días llega el turno de la recolección de variedades tempranas como la Chardonnay, Sauvignon Blanc y Moscatel en Castilla-La Mancha, Extremadura y la Comunidad Valenciana. Como de costumbre, la vendimia avanza desde el sur hacia el norte del país, donde se desarrollará en septiembre en las riberas del Ebro y del Duero.
La cosecha de la campaña vitícola 2021/2022 será un 15 % menor que la anterior y oscilará entre los 39 y 40 millones de hectolitros, según los primeros cálculos de las organizaciones agrarias Asaja y COAG, todavía condicionados por la meteorología de las próximas semanas.
La organización UPA, por su parte, sitúa la previsión de cosecha en torno a los 43 millones de hectolitros en el ámbito nacional.
La bajada estimada de la producción tendrá lugar previsiblemente en las zonas con mayor superficie de viñedo, como Castilla-La Mancha (con una merma aproximada del 15 %) y Extremadura (20 %), debido al impacto de la borrasca Filomena del pasado enero, las heladas de primavera y el pedrisco. Los agricultores confían en que las ventas del vino mejoren tras la mala evolución del último año, marcado por la pandemia.
A su favor tienen ahora el incremento del consumo por el levantamiento de restricciones a la hostelería en España, la suspensión de los aranceles de Estados Unidos y la menor producción prevista en Francia e Italia, países competidores que se vieron más afectados por las heladas en primavera.
"Esperamos que la situación del mercado cambie porque la cosecha va a ser más corta de lo que algunos pensábamos al principio", destaca a Efeagro el responsable sectorial del vino de Asaja, Fernando Villena.
El técnico tiene la sensación de que hay "más apetencia de producto", lo que puede elevar los precios, aunque aún es "pronto para aventurarse".
Aparte, existe preocupación en algunas zonas como las de la Denominación de Origen Rueda por las pocas garantías que han recibido los viticultores para colocar la uva en las bodegas, según Villena.
Este año los viticultores descartan, no obstante, mayores problemas con la mano de obra, después de la experiencia del año pasado con los protocolos sanitarios para evitar los brotes entre temporeros.
El responsable sectorial del vino de COAG, Joaquín Vizcaíno, asegura que el resultado de la campaña dependerá mucho del tiempo en verano y de si finalmente llueve. Resalta que ha aumentado el ritmo de retirada de existencias cada mes respecto a la campaña pasada, mientras que los "stocks" de vino son ligeramente superiores, en torno a los 37 millones de hectolitros.
"Como aún tenemos existencias altas, el mercado no está descontando la situación futura de una menor producción y está pujando hasta el final. Ahora se vislumbran precios más en línea con los del año pasado, a pesar de que deberían aumentar", afirma Vizcaíno.
El responsable sectorial del vino de UPA, Alejandro García-Gasco, coincide en que la de este año será una vendimia "normal" y considera que es "bueno que no haya una campaña excesiva debido a la situación que arrastra el consumo" por el efecto de la covid-19 en la hostelería. "Los precios son la batalla de todos los años", apunta García-Gasco, que insiste en que deberían repuntar respecto a los del año pasado ante la previsión de una menor cosecha.
En cualquier caso, destaca que los precios tienen que cubrir siempre los costes de producción, en cumplimiento de la ley de la cadena alimentaria, reformada el año pasado tras las quejas de los agricultores por la pérdida de rentabilidad en el campo.