VALÈNCIA. La crisis provocada por el coronavirus ha llevado a muchas empresas a tener que repensar sus negocios para poder sortear la situación. La situación no solo ha supuesto un tremendo batacazo económico y laboral para muchos sectores, sino que obliga a buscar alternativas para poder sobrellevar la tempestad. Y eso es lo que está haciendo la cooperativa valenciana de ferreteros Coinfer, una organización que aglutina a más de 160 pequeñas tiendas de toda España y que en los últimos tiempos se ha transformado ante los vaivenes de un mercado cada vez más atomizado. Ahora se presenta un nuevo horizonte y retos. 'Vuelta de tuerca al negocio'.
Han sido unos meses muy duros. La mayoría de establecimientos ha permanecido con la persiana bajada, ha tenido que recurrir al ERTE. Y todo ello con un gran hándicap por delante: la falta de venta online, una barrera que a muchos les ha impedido poder utilizar este canal para mover stock. "De marzo a mayo se produjo una caída brutal del consumo porque a las ferreterías, a diferencia de Suiza, Italia o Bélgica, no se nos consideró como un sector esencial y tuvimos que cerrar", explica.
Con la desescalada y la progresiva apertura de los negocios, su situación mejoró. "Se ha producido un 'boom', porque el consumidor no ha podido gastar y ahora ha querido hacerlo en comercios cercanos a sus casas. Además, hemos tenido cierta ventaja al abrir antes que las grandes superficies", asegura el actual gerente de la cooperativa, José Luis Beltrán. Y es que las grandes cadenas especializadas, como Leroy Merlin, conocidas como category killers, y la venta online, liderada por el gigante americano Amazon, han polarizado un mercado comiendo cuota a los más pequeños.
De cara al verano, las sensaciones son positivas para las ferreterías por el tirón de los chalés y las casas con terrazas. "La gente optará por unas vacaciones más caseras y va a necesitar una serie de productos de las ferreterías, como mobiliario de jardín, carpintería o menaje", afirma. Sus previsiones apuntan a ventas "razonables".
Precisamente, en los últimos días han vivido un fenómeno casi como el que hace meses se produjo con el 'boom' del papel higiénico: las piscinas desmontables de los comercios están totalmente agotadas. También la pintura, los carros de compra, o los packs de electrificación para la bici se han disparado. "Somos las farmacias del hogar", subraya el gerente de Coinfer.
Sin embargo, si hay una asignatura pendiente que con la pandemia se va a acelerar es su salto a la venta en canales online. "Para muchos ferreteros que trabajan de forma individual es muy difícil digitalizarse porque eso implica comprensión, posicionar la web e invertir recursos", puntualiza. Por ello, desde Coinfer se quiere prestar esa ayuda para que la transición se haga de forma eficiente y segura.
Una idea que se gestó antes de la pandemia, pero ahora se hace más necesaria que nunca. Lo que se pretende es crear una plataforma para que las ferreterías que se quieran sumar puedan vender sus productos, pero, además, facilitarles las herramientas necesarias para conseguirlo. "Las dos líneas con las que queremos empezar la venta online desde la cooperativa son el conocimiento del producto que vendemos y funcionar como una escuela", explica Beltrán, quien recalca que la una de las lecciones aprendidas durante este tiempo es la necesidad de la omnicanalidad. "Si los ferreteros somos capaces de atraer al consumidor cerca de casa, hacer que valore que su compra repercute en el barrio y le añadimos tecnología, eso será miel sobre hojuelas", explica.
Aunque la cooperativa siempre se ha mostrado reacia a vender productos en marketplaces como Amazon porque, a su juicio, es "pan para hoy y hambre para mañana", cree que hay que entrar para competir en el mercado y adquirir experiencia.
Pero, además, desde Coinfer se apuesta por la incorporación de las nuevas tecnologías en los comercios de proximidad y, por ello, se han implantado 23 máquinas que funcionan como un kiosko online. Su uso es sencillo: el cliente busca el producto que desea comprar, lo selecciona y hace el pedido introduciendo un email y un teléfono para recibir un aviso cuando esté en tienda. Automáticamente recibirá un ticket para él y otro para el vendedor. El pedido llega a la cooperativa que manda el producto a tienda en un plazo de 18 horas. Será entonces cuando el comprador pagará al vendedor por el producto.
"Se trata de una herramienta que ayuda a la tienda pequeña, que tiene pocas referencia de stock, a acceder a más producto, lo que permite ofrecer un mejor servicio al consumidor. En el caso de que sea un comercio grande, ayuda a vender y permite la incorporación de tecnología", destaca.
Pese a que los ferreteros prevén un verano "estable", donde sí ven una incertidumbre es en cómo se comportará el mercado y el consumo pasada la época estival, aunque algunas voces ya hablan de caídas de hasta el 20% en las ventas. "No sabemos qué nos vamos a encontrar. Todo dependerá de las circunstancias y de si hay rebrote o no", señala.
"Está claro que se producirá un aumento de paro y que habrá ERTE que pasarán a ERE, pero confiamos en que habrá una clara tendencia hacia el comercio de proximidad y, además, que el consumo se desviará hacia los bienes de primera necesidad y, por ende, hacia sectores como el bricolaje, el mueble y las ferreterías. Pero habrá que esperar para ver qué pasa", concluye.