VALÈNCIA. ¿Hacia dónde se dirige el diseño de los automóviles? Esta pregunta se plantea a medida que llegan a la carretera más y más modelos eléctricos. Hablamos, según la opinión de algunos, de los coches más bonitos que han existido. O de coches demasiado tradicionales, si atendemos a lo que creen otros. Marc Lichte, Director de Diseño en Audi, tiene una perspectiva clara al respecto. En los últimos meses, él y su equipo han analizado de forma exhaustiva ese cambio radical. En esta entrevista ofrece una visión general de cómo los cambios en la tecnología han transformado radicalmente el diseño de Audi, afectando incluso a los procesos habituales.
Sr. Lichte, todavía ni siquiera han pasado seis meses desde que Audi realizó la espectacular presentación del e-tron GT, un Gran Turismo totalmente eléctrico del que usted dijo que era el coche más bonito que jamás había diseñado. ¿Qué puede ser lo próximo?
Marc Lichte: Está claro que es así. Y yo diría que este es solo el inicio. ¿Qué es lo que estamos viendo ahora? Con la tecnología eléctrica la arquitectura del coche ha cambiado. El centro visible de donde procede la potencia ya no es el motor, sino el gran bloque de baterías que se encuentra en los bajos del coche. Además, hay posibilidades para la digitalización y, sobre todo, para la conducción automatizada. Esto es lo que fundamentalmente transformará los automóviles de los próximos años. Es un cambio que, probablemente, solo pueda compararse con el momento en el que los coches sustituyeron a los carruajes.
Es un cambio tecnológico enorme, de eso no hay duda. Pero ¿cómo afecta concretamente al diseño del vehículo?
Lichte: Eso se puede explicar de una forma muy clara. En sus 135 años de historia, siempre hemos diseñado el coche desde fuera hacia dentro. En otras palabras, al principio nos preguntábamos cuál era el segmento en el que se iba a posicionar el modelo y qué motor lo impulsaría. A partir de ahí, ideábamos la carrocería del vehículo y, por consiguiente, el diseño exterior. Empezábamos a pensar en el interior una vez todo eso había sido decidido.
¿Y ahora quiere darle la vuelta a ese proceso?
Lichte: Sí, exactamente. La razón es que la conducción automatizada está cambiando un punto elemental que antes parecía inalterable en todos los coches. Y es que, en el futuro, los conductores ya no tendrán que mantener constantemente las manos en el volante. Al no tener que conducir activamente, ganarán nuevas libertades y podrán estructurar su tiempo por sí mismos. Podrán trabajar, divertirse o relajarse: todo eso será posible. Además, al no contar con volante ni pedales, también adquirimos nuevas posibilidades de diseño para el interior, entre las que están un mayor espacio y una mayor sensación de amplitud. Para los usuarios el interior se convertirá en su propio espacio libre y personal; mientras que para nosotros, los diseñadores, será el nuevo núcleo en lo que se refiere al diseño del coche. Así que nuestro proceso comenzará con la siguiente pregunta: ¿quién estará sentado en este nuevo modelo y qué hará esta persona aquí? Es un giro de 180 grados. En el futuro, el vehículo no será diseñado desde fuera, sino desde el interior.
Es decir, “desde el interior hacia el exterior”. Otros fabricantes de automóviles y otras industrias adoptaron este enfoque hace tiempo, ¿por qué se une Audi ahora?
Lichte: No hablamos de un eslogan, sino de una nueva forma de entender la movilidad individual. Pongamos un ejemplo: pensemos en una berlina de lujo tradicional, de más de cinco metros de longitud, de color negro y con cristales tintados. ¿Dónde se sienta el cliente? ¿En el asiento del conductor? No, se sienta en el asiento trasero derecho y, posiblemente, utilizará el sistema de infotainment mientras el chófer conduce. Pero en el futuro, si la tarea de conducir ya no se contempla, entonces sería mucho más atractivo para el cliente poder sentarse en la parte delantera, en un asiento cómodo con una vista sin obstáculos hacia el exterior o ante un gran sistema de infotainment como el que podrías tener en casa. Para mí, eso es viajar en primera clase.
¿Se refiere a viajar de una forma que hasta ahora estaba reservada a los clientes VIP de las aerolíneas?
Lichte: Sí, aunque mejor lo compararía más con un jet privado que con un avión. El tiempo en el coche, de esta forma, se convertirá en tiempo de calidad. No habrá más pantallas, botones o interruptores, sino un amplio espacio que proporcione un ambiente agradable. Algo así como un tercer espacio vital, como el que tenemos en casa y en la oficina.
Es el nuevo lujo para las largas distancias. Esto está muy bien pero, ¿es también la solución para aquellos clientes a los que les gustan los coches deportivos? ¿Y para las familias? ¿Y para los habitantes de las grandes ciudades?
Lichte: No tiene por qué ser así, ni mucho menos. Estoy convencido de que los distintos modelos se diferenciarán mucho más en el futuro. La época en la que el coche era un compromiso entre un montón de contradictorias premisas o una especie de solución “todo en uno”, se ha acabado. En su lugar habrá cada vez más coches cuyo concepto integral se adapte a un propósito o uso concreto, ya sea un viaje corto a una gran ciudad o una vuelta rápida a un circuito de carreras.
Parece una visión futurista
Lichte: No del todo. En 2017 y 2019, por ejemplo, presentamos los prototipos Audi AI:CON y AI:ME. Eran modelos conceptuales. Con ellos nos adelantábamos diez o veinte años al futuro. Ahora, sin embargo, estamos trabajando pensando en la producción en serie. El primer ejemplo lo presentaremos en el IAA de Múnich en septiembre, donde desvelaremos un prototipo que se basa en un modelo de producción, el Audi grandsphere concept. El nombre lo dice todo.