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Mazda MX-30: el freestyle de los eléctricos

8/07/2020 - 

MADRID.  Estilo libre (freestyle) es lo que caracteriza al primer eléctrico de Mazda, el MX-30, para el que se ha atrevido con un diseño muy rupturista y una autonomía que no es de las más altas, aunque desde la marca aseguran que es suficiente para la mayoría de los conductores europeos, que recorren una media al día de unos 50 kilómetros.

Este todocamino de 4,39 metros de largo, 1,79 metros de ancho y 1,55 metros de alto (son las mismas medidas que Mazda CX-30, con el que solo comparte plataforma y del que le separan dos centímetros de altura) llama la atención por un diseño interior y exterior minimalista, pero muy diferenciador.

Si se le mira de frente, nos encontramos con una parrilla delgada y unas ópticas estilizadas, que en la trasera son tridimensionales, lo que le da una mirada más penetrante.

El Mazda MX-30 y sus puertas enfrentadas

Pero la revolución -como ya lo hizo en el Mazda RX-8- está en la vista lateral por unas puertas que tienen apertura enfrentada: la carrocería carece del pilar central B y las puertas traseras se abren en el sentido contrario en el que lo hacen en todos los coches.

Esto, además de original, también es funcional, ya que su grado de apertura es casi vertical, de 82º, lo que facilita acceder al interior o colocar a un menor en su silla de retención.

Para realizar esta operación, y si es desde el lado del conductor, hay que adelantar el asiento (en la unidad probada mediante botones eléctricos -se puede memorizar la maniobra-, que se duplican en el respaldo de la butaca del conductor, pero que se bloquean una vez que se arranca para evitar una manipulación accidental).

Atrás se ofrece espacio para tres personas, que si son adultos irán un poco apretados. Las ventanillas quedan altas y son más pequeñas de lo normal.

Interior minimalista y sostenible en el Mazda MX-30

Delante la sensación es distinta. El diseño minimalista (todo se concentra en cuatro pantallas digitales: el cuadro de instrumentación, el head-up display que proyecta la información más relevante en el parabrisas a la altura de los ojos, el sistema de infoentretenimiento y la de la climatización) ofrecen un salpicadero despejado.

Otro detalle singular es que la consola que aloja la palanca de cambios de la transmisión automática es flotante y deja un hueco para colocar objetos como un bolso, una tablet..

El material que recubre la consola es de corcho, haciendo un guiño al centenario de la marca japonesa, cuyos inicios se centraron en la fabricación de este material; la piel es sintética y los paneles de las puertas están recubiertos de material reciclado proveniente de botellas de plástico (PET).

Autonomía de 200 km, que se pueden estirar hasta 265 km si se conduce solo por ciudad

¿Y cómo se conduce este eléctrico?. Pues Mazda dice que como uno de combustión, de hecho le ha añadido un sonido artificial que imita ligeramente el ruido de un motor de gasolina para que seamos conscientes de nuestras aceleraciones (de 0 a 100 km/h en 9,3 segundos) y de nuestra velocidad (está limitada a 140 km/h).

Tiene 145 CV (el par es de 271 Nm) y una batería de 35,5 kWh con la que se pueden recorrer unos 200 km/h (262 km/h si solo se circula por ciudad).

Hemos hecho un recorrido de unos 48,3 km (ha discurrido principalmente por el centro de Madrid y por sus vías de circunvalación) con la batería cargada al 95% y con una autonomía para 174 km.

Tras una hora y 38 minutos de ruta (fue por la tarde y coincidió con la Operación Salida), acabamos con el 72% de la batería y una autonomía para recorrer otros 135 km, con un consumo medio de 15,4 kWh.

Fácil de conducir y con un precio que parte de los 27.665 euros (con descuentos y ayudas)

El Mazda MX-30 frente a sus competidores es un coche fácil de conducir. Solo hay que ocuparse de aumentar o disminuir la regeneración de la frenada (con las levas en el volante), que en ninguna de sus cinco modalidades llega a detener por completo el coche como sucede en otros eléctricos.

En definitiva, el MX-30, fiel a la filosofía Jinba Ittai (conexión entre jinete y montura) de la marca, pisa bien, es estable en curva y en giros cerrados y al contar con las aceleraciones inmediatas de un eléctrico es muy confortable en ciudad y carretera.

Su precio (con descuento de la marca y del Moves) parte de los 27.665 euros y se acompaña de wallbox de recarga de 6,6 kW (se tardan unas tres horas para cargar del 20 al 80% de la batería. Si el punto es público de 50 kW se necesitan 36 minutos).

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