La pandemia ha cambiado nuestras vidas, nuestro mundo y nuestra forma de relacionarnos con él. Si en el ámbito social y familiar se ha traducido en sensaciones de soledad y torpeza por falta de práctica en la digitalización de las relaciones, en el ámbito laboral puede traer aparejadas consecuencias complejas.
La distancia nos crea carencias afectivas que no son fáciles de suplir con la tecnología también en el entorno profesional, provocando extrañas consecuencias como el desapego a la organización y los equipos, la descoordinación y desconocimiento del otro. ¿Qué se está empezando a notar tras más de un año de trabajo en remoto? ¿Qué está preocupando a departamentos de RRHH y responsables de comunicación de las empresas? Pese a estar más conectados que nunca, los últimos estudios demuestran que una amplia mayoría de los trabajadores tienen problemas para comunicarse o relacionarse con el resto de sus compañeros. Como dato concreto, en el último estudio llevado a cabo por Smartsheet a más de 1.000 trabajadores, el 82% de millennials y centennials afirman sentirse menos conectados con la empresa y sus compañeros desde que trabajan en remoto.
La cultura empresarial se está descuidando. Es un hecho. El trabajo en remoto produce desafección, y no solo entre compañeros sino del trabajador hacia la organización, y también viceversa, y esto puede repercutir, y mucho en los resultados de las compañías. Resulta complejo sumar más carga de horas de videoconferencia para tratar de motivar a equipos deslocalizados, por ello es importante buscar soluciones de manera urgente y construir vías y procedimientos que aseguren la conexión empleado-empresa.
Y en este contexto tiene mucho que aportarnos la gamificación. Después de todo, el juego es aprendizaje. Para romper dinámicas casi instauradas de sucesiones de webinars que en la mayor parte de las veces lo que transmiten es la sensación de estar robando un tiempo precioso, los profesionales de comunicación, dircom, agencias y consultoras, debemos esforzarnos para aportar a las empresas soluciones estratégicas y tecnológicas que simplifiquen la identificación del empleado con la organización.
Pensemos, por ejemplo, en dos procesos naturales en cualquier empresa, pero en contexto de trabajo en remoto: El onboarding y la formación. Adquirir el know how necesario para el desempeñar un trabajo e interiorizar procesos internos de la empresa de manera efectiva es clave. Cuando damos la bienvenida a un nuevo miembro del equipo, inevitablemente va a pasar por un proceso de adaptación y aprendizaje en el que, si bien sus competencias se presuponen, va a tener que ir conociendo y dominando mucha información, mucha de ella inmaterial, como la cultura empresarial.
El método tradicional implicaba cercanía, ¿cómo lo hacemos en la distancia sin modificar los objetivos del onboarding? Aunque sea digital siguen siendo los mismos: alcanzar una productividad de crucero cuanto antes y evitar que se abandone el puesto en las primeras semanas de contratación.
¿Y qué ocurre con la formación? Según el último informe del Foro Económico Global, uno de cada dos empleados deberá reaprender su profesión en los próximos 4 años. Si a la distancia le sumamos los inevitables upskilling (evolucionar las competencias necesarias dentro de un mismo puesto o perfil) y reskilling (reaprender, reciclaje y aprendizaje en menor tiempo), signos ambos de unos tiempos donde la tecnología modifica de forma constante los puestos de trabajo, nos encontramos con una necesidad de motivación para la formación constante mayor que nunca, y además lidiando con la distancia.
Aquí es donde la gamificacióny el microlearning llegan para aportar emociones y frescura. Con el aprendizaje y la gestión de comunicación interna gamificados, podemos ofrecer a los empleados la posibilidad de recibir, en dosis gestionables, contexto, estructura, seguimiento y, a su vez, darles visibilidad y hacerles sentir parte real de la compañía.
Para ello, nos podemos basar en soluciones creadas ex profeso o en plataformas inspiradas en las redes sociales preexistentes. En ellas y a través de los contenidos damos forma a esta “persona empresa”, dando a conocer su voz y sus valores. Aquí estaríamos aportando el tan necesario contexto. Después, a través de micro acciones se generaría una estructura de aprendizaje ágil y flexible.
Aún así, hará falta algo que nos permita a las organizaciones seguir cultivando la cultura empresarial y el desarrollo de los equipos. Y aquí entra en juego la recompensa, visibilidad y feedback aliados inevitables de la comunicación interna, gamificando y socializando el entorno de trabajo. Jugando con misiones y tokens es mucho más sencillo medir el grado de avance en la formación o de implicación en la cultura empresarial de nuestra plantilla.
Así que, al final, el futuro estaba en los videojuegos, también para la comunicación interna. Asumirlo, abrazarlo y desarrollarlo queda en manos de los profesionales de la comunicación, que tenemos por delante la misión de rescatar los valores de las empresas de las garras del olvido y la distancia y devolverlos a sus verdaderos propietarios: las personas que las integran.
Esther Castellano, Presidenta de Dircom Comunidad Valenciana y Región de Murcia y Directora General WeAddYou Creative Company