VALÈNCIA. Decía José Bayón López poco después de ser nombrado consejero delegado de Enisa con el Gobierno de Pedro Sánchez que en España existe un problema grave con el desequilibrio demográfico. Tenemos, por un lado, ciudades superpobladas con una presión demográfica que hace difícil la convivencia y encarece la vida y, por otro, algunas zonas, como en la Comunidad de Castilla-León, con una despoblación mayor que Siberia. Esto, en países como Alemania o Francia, no pasa. Tal vez por ello, se haya creado en España el Comisionado del Gobierno frente al Reto Demográfico, existente desde enero de 2017.
“El desequilibrio de la pirámide poblacional, fenómeno común en los países de nuestro entorno, es especialmente grave en España. Diez Comunidades Autónomas cuentan con un saldo vegetativo negativo. Se ha pronosticado una pérdida de más de medio millón de habitantes en 2031 y más de cinco millones de habitantes en 2066”, era el argumento que justificaba el nacimiento del nuevo organismo, dependiente del Ministerio de Política Territorial.
Entres las razones principales que han propiciado el abandono de las pequeñas localidades a otras de mayor tamaño no está la preferencia personal, sino la falta de empleo. Y para que éste se genere y ser capaz de retener al talento joven, hay que emprender, crear empresas que ofrezcan las mismas posibilidades que podrían encontrar en Barcelona, Valencia, Madrid o Bilbao. Y hoy, gracias a la tecnología, es posible acabar con esta desigualdad territorial.
Iniciativas que apuestan por la economía local no faltan, tanto en sectores tradicionales como en el tecnológico. En su empeño por acortar distancias en el emprendimiento entre las grandes y pequeñas localidades, una de las empresas que obtuvo un crédito participativo de Enisa por valor de 1.500.000 euros es Laboratorios Larrasa. La empresa, una spin-off de la Universidad de Extremadura, tiene sede en La Albuera, un pueblecito de la provincia de Badajoz con poco más de 2.000 habitantes. Laboratorios Larrasa se ha convertido en referente mundial en el análisis genómico de animales.
La empresa la fundó José Larrasa, CEO, quien montó el primer laboratorio con 60.000 euros que le prestó su padre y una antigua casa para la matanza que le dejó su tío. Al tiempo se unió su primo y así, poco a poco, hasta alcanzar los 71 millones de facturación consiguieron el año pasado. La empresa ha sido recientemente noticia por la entrada de 100 millones de euros de capital procedentes del fondo inglés Pemberton Asset Management al objeto de poner en marcha la división genética humana. No por ello se plantean trasladar la sede de la empresa a otro punto. “No tenemos pensado cambiar la sede”, decía el CEO. De hecho, la nueva empresa que constituyeron, Genome 7, se ubica también en La Albuera.
También el proyecto de Eurocoinpay es de base tecnológica. Se trata de una plataforma de pagos y cobros en criptomonedas cuya app, disponible para Android y Apple, permite pagar y cobrar en establecimientos de todo tipo con alguna de las más de 20 criptomonedas operativas en la plataforma. Ofrecen, además, una pasarela de pago para transacciones tanto en dinero Fiat como en criptomonedas, un token nativo propio y un Exchange.
El proyecto, que presentan como pionero a escala global, es idea de Herminio Fernández del Blas, un emprendedor en serie natural de Jimenez de Jamuz, un pueblo de 817 habitantes de la zona de la Bañeza (León). En la capital leonesa es donde se encuentra la sede de esta empresa que emplea ya a 17 profesionales cualificados y que confía en un pronto crecimiento. “Ya tengo unos años y no me apetecía moverme. Además no creo que actualmente sea necesario trasladarse a Silicon Valley ni a cualquier otro sitio para crear y armar un gran proyecto”, afirma Herminio Fernández.
Pero no hace falta inventar todos los días la rueda para crear una empresa. En sectores más tradicionales también se crean empleos. En esta línea podemos encontrar proyectos como el de David Fernández, fundador de Patatas Vallucas, una fábrica de patatas fritas con sede en Valderredible (Cantabria). En este caso, la innovación que introdujo David Fernández en la localidad fue transformar la patata en lugar de limitarse a su cultivo, que es lo que hacían en el pueblo hasta entonces. Gracias a esta iniciativa ha conseguido ya dar empleo a siete personas, una cifra que a algunos puede parecer insignificante pero, como decía el alcalde de la localidad el día de la inauguración de la fábrica, “crear 4 o 5 puestos de trabajo aquí es como crear 400 o 500 en Santander”. Valderredible, con 303,74 km², es el término municipal cántabro de mayor extensión aunque la población no alcanza los 1.000 habitantes frente a los cerca de 7.500 que registraba en 1990.
También en Extremadura se ha acometido un proyecto que ha llevado a la localidad de Pescueza (Cáceres) a ser noticia en la BBC . Se trata del proyecto denominado ‘Quédate con nosotros’, puesto en marcha por la Asociación Amigos de Pescueza junto con el Ayuntamiento. El pueblo, con tan solo 151 habitantes y en su mayoría mayores, ha acometido una iniciativa para transformarse y hacer la localidad totalmente accesible a las personas de edad avanzada. Actualmente, Pescueza es un modelo de cómo gestionar la vida en una población envejecida.