CASTELLÓ. Orlando Ortega, actual subcampeón olímpico y bronce mundial en 110 metros vallas, es un producto de su abuela, la velocista Cristina Hechavarría -olímpica en México'68-, que no sólo le introdujo en el atletismo, sino que le proporcionó "el impulso para seguir cada día".
"Empecé a los 12 años gracias mi abuela, que ha sido siempre mi motor en la vida, el impulso para seguir cada día. Gracias a ella, que fue atleta de 100 y 200 y estuvo en México'86, entré en el mundo del atletismo. De niño corría con ella en la pista", recordó Ortega en el programa En casa con los atletas, de Juan Carlos Higuero.
A su abuela está dirigida la mirada al cielo que Orlando acostumbra a dirigir antes de las carreras. "Siempre le dedico todas las carreras, incluso los entrenamientos. Le pido siempre que me cuide, que me ayude a hacerlo lo mejor posible. Sé que lo disfruta desde el cielo".
"Como profesional en el atletismo comencé en 2011. Estuve una temporada aquí en Guadalajara con la selección cubana, el año de los Mundiales de Daegu (Corea del Sur). La marca mínima para participar era de 13.50 y me quedé a tres centésimas. A partir de ahí empezó mi carrera profesional", recordó.
Ortega considera acertadas las nuevas fechas elegidas para los Juegos Olímpicos de Tokio (a partir del 23 de julio de 2021). "Es lo más justo para todos, porque podremos llegar en plenitud".
Con respecto a la situación actual en el mundo, por la pandemia de coronavirus, lanzó un mensaje de esperanza: "Vamos a superar esto, seguro, y vamos a volver más fuertes que nunca, con más conciencia, sabiendo qué debemos hacer para proteger nuestra salud".
Preguntado por las fases de la carrera de 110 m vallas, explicó: "La mejor para mí es la segunda. Lamentablemente, no soy muy bueno al principio, pero estamos trabajando para resolver esos detallitos que nos hacen perder tiempo. Cuando lo consigamos, entonces haremos un carrerón".
No descarta correr algún día los 400 m vallas. "Me veo corriendo en el futuro 400 mv, pero además lo deseo y lo anhelo. Ya lo hacía en mi etapa juvenil, pero se me hacía muy larga, por eso cambié a 110, pero antes de retirarme intentaré hacerla".
"Vine a España con una idea muy clara: abrirme un nuevo camino desde cero. Gracias a Dios, lo he logrado, con la ayuda de mi gente, mi padre, mi madre, los del hotel de Guadalajara. Los dos primeros meses fueron un poco depresivos, pero gracias a mi madre pude salir adelante", aseguró.
Ahora se entrena en Nicosia. "Mi actual entrenador (Antonis Giannoulakis) es una excelente persona, apasionado del atletismo, se acuesta muy tarde estudiando, buscando la forma de mejorar. Es un maestro y me ha ayudado mucho, sobre todo mentalmente, para disfrutar de este deporte".
Repasó lo acontecido en los Mundiales de Doha, hace seis meses, donde fue desestabilizado en la final por el jamaicano Omar McLeod y sólo después de dos reclamaciones de la delegación española recibió la medalla de bronce.
"Pasas de la felicidad a la tristeza en un abrir y cerrar de ojos. Así es la prueba de 110 m vallas, pero que pase en un Mundial te decepciona mucho, aunque siempre hay que sacra lo positivo. Son cosas que se quedan atrás y hay que seguir adelante, mejorar la arrancada, las primeras cinco vallas para que cosas como estas no vuelvan a suceder".
Por último recordó su doblete histórico (campeón en 60 lisos y con vallas) en los últimos campeonatos de España de Orense. "Estaba muy motivado, lo había preparado muy bien. Estaba deseando hacer una carrera así de bonita (la de lisos). Mi enhorabuena a todos mis rivales, que me dieron mucha guerra. Quería vivir esa experiencia, sentir esa presión de correr contra velocistas puros".