CASTELLÓ. (EFE). El camping de burbujas de Tírig se ha consolidado en poco más de medio año de vida como uno de los destinos románticos de la Comunitat Valenciana.
Con lujosas habitaciones bajo las estrellas, la empresa Zielo de Levante se ha especializado en pedidas de mano de lo más originales con animales salvajes, drones, avionetas o trucos de magia.
Burbujas Zielo de Levante abrió sus puertas el pasado mes de diciembre con solo tres burbujas —habitaciones de lujo con camas de 1,85 metros, acabados de diseño, telescopios, jacuzzi o piscina dentro de parcelas privadas—.
Ocho meses después, y ante la demanda existente, ha tenido que ampliar hasta las ocho burbujas y ha acumulado cientos de anécdotas difíciles de olvidar.
“El lugar lo pide”, explica David Fidalgo, responsable del camping cuando le preguntan por las pedidas de mano que se han realizado ya en sus instalaciones. “Dormir bajo las estrellas, con las mismas comodidades que encuentras en un hotel de lujo y en mitad de la naturaleza, es espectacular”, cuenta.
En un entorno tan romántico, los empleados han tenido que especializarse en todo tipo peticiones por parte de los enamorados, que buscan sorprender y conquistar definitivamente a su pareja.
“Lo más básico es una cena romántica en la burbuja, con música en directo, cava, un proyector de vídeo y un montón de velas que forman un camino o un corazón en el suelo de la parcela, donde se termina produciendo la pedida”, indica Fidalgo. Pero esto es, como ha apuntado, lo más “básico” que puede organizar la empresa.
Para las pedidas más originales tienen muchos ases guardados bajo la manga. Lo que más gusta, dice el responsable de las instalaciones, es la ‘pedida del dron’: “Informamos de que a una hora concreta va a haber una lluvia de estrellas, de forma que nos aseguramos que estarán mirando el cielo. Pero en lugar de estrellas, bajamos del cielo un dron con el anillo”.
También utilizan un halcón amaestrado, que porta el anillo entre sus garras y lo deja caer cuando se posa en el brazo de la persona a la que piden en matrimonio.
Y como a todo el mundo le encantan los clásicos cinematográficos y en este camping el protagonista es el cielo, la empresa también hace que un avión escriba la petición en el cielo para una pedida entre las nubes.
Pese a todo, hay quien ha llegado a sorprender a los empleados del camping llevando consigo un tatuador a la pedida. “Vino un chico que se había tatuado la pregunta en el brazo, y en cuanto la chica le dijo que sí, se tatuó en ese mismo momento la respuesta”, recuerda Fidalgo, quien añade entre risas que “menos mal que jamás nadie ha obtenido aquí un no por respuesta”.
Ellas o ellos —porque el “30 o 40% de las pedidas las hacen ellas, algo que nos ha sorprendido mucho”— tienen recursos ilimitados a la hora de sorprender y enamorar. Magos que han dejado escrita la pregunta en un juego de cartas, y otros que han optado por algo más tradicional, pero que han emocionado profundamente: “Nunca olvidaremos la carta que le escribió una chica a su pareja, nos hizo llorar a todos. Habían pasado una época muy mala después de perder a un bebé, y llevaban tiempo sin salir”.
El alcalde de Tírig, Juanjo Carreres, está muy satisfecho con la iniciativa, que ya se ha convertido en un revulsivo para el turismo local. El camping de Tírig ya supera una ocupación del 70 % y ha creado cuatro puestos de trabajo entre los vecinos del pequeño municipio, además de dinamizar las visitas al museo de arte rupestre de la Valltorta.
Cuando abrió sus puertas, en diciembre de 2020, el cierre perimetral de la Comunitat Valenciana por la pandemia impedía que acudieran visitantes de otras zonas de España, pero ahora el camping se está consolidando ya entre el público catalán y el madrileño, según especifican desde la empresa, que ya preparan para esta misma semana tres nuevas pedidas.