VALÈNCIA. El pasado mes de noviembre, después de que Podem y el Consell llegaran a un acuerdo presupuestario para que las últimas cuentas del Gobierno del Botànic salieran con los menores rasguños posibles y evidenciaran una idílica armonía con una foto en el Palau de la Generalitat, la formación morada anunció tras una Ejecutiva del partido que presentaría enmiendas a las subvenciones directas que, otro año más, el Ejecutivo valenciano había introducido en el Presupuesto de 2019 en Presidencia de la Generalitat.
El anuncio causó estupor y un profundo fastidio en las filas socialistas, que no se demoraron en recordarle a los morados -en privado- que habían llegado a un acuerdo para primum non nocere -"lo primero es no hacer daño"-. La expresión, que en definitiva ha sido la teoría aplicada en estos presupuestos, fue empleada por el síndic socialista Manolo Mata para anunciar el acuerdo al que habían llegado PSPV, Compromís y Podem respecto a las enmiendas de la Ley de Acompañamiento de 2019 esta misma semana: las ayudas a sindicatos, el gasto de personal de À Punt, o el puerto de Dénia.
Ahora bien, el disgusto les duró lo que se demoró el grupo parlamentario que lidera Antonio Estañ en redactar unas enmiendas cómodas y enseñárselas a los socialistas. Dos textos que, ni pedían suprimir la totalidad de la cuantía -como hacían el PPCV o Cs- reservada para estas ayudas que se reparten de forma directa y sin concurrencia competitiva, ni el contenido cambiaba el destino al que ya iban a ir dirigidas tales subvenciones años anteriores. Pedían que 250.000 euros fueran a la campaña de "El Nadal es valencià", y 150.000 al desarrollo de la Ley de Plurilingüismo.
Tras aquella reunión con el PSPV en la que la "lealtad" y los "acuerdos firmados" fueron dos ejes crentrales, en las filas de Podem se realizó un profundo análisis. No todos los diputados estaban a favor de quitarle a Presidencia estas ayudas porque "el Ejecutivo valenciano debería tener una pequeña partida en las cuentas para cosas que no se han presupuestado"; y, por otra parte, con la pretensión de entrar a formar parte del futuro Consell, consideraban que no tenían 'zancadillearse' a sí mismos. La división en el seno del grupo era aún mayor porque ante la cercanía de las elecciones, consideraban que la izquierda debía "aparentar unidad" y no lo estaban haciendo.
Con estos mimbres, el partido morado trazó una estrategia para "no hacer daño". Presentarían enmiendas -ya lo habían anunciado y no hacerlo hubiera levantado polvareda-, pero estudiarían profundamente la cantidad exacta a restar y el destino al que derivarlas. Así, repasaron a qué fueron dirigidas estas subvenciones directas durante los años anteriores: el grueso de ellas, fueron brindadas a la campaña de "El Nadal es valencià", aproximadamente 220.000 euros del millón reservado.
Con esta conclusión, el contenido de una de las enmiendas ya estaba decidido: pedirían que 250.000 euros fueran a dirigidas a "entidades, asociaciones, actividades, productores o denominaciones de origen que participen en la promoción de los productos valencianos y actividades vinculadas a las fiestas navideñas". Es decir, la campaña de Nadal que cada año organiza Presidencia de la Generalitat. La única diferencia sería que dejarían de repartirse de forma directa y se haría por concurrencia competitiva si la enmienda se aprobaba. Pero el destino sería el mismo, ya que, además, también compartían el argumento del Ejecutivo de que se debía "ayudar" a industrias valencianas cuya producción es muy estacional como el turrón de Xixona o la uva del Vinalopó, en este caso.
Los otros 150.000 euros que solicitaron destinar a la "promoción de la equidad lingüística" en los términos que establece la Ley de Plurilingüismo del Botànic, se ideó ya con pocas expectativas de que saliera adelante: tanto PPCV como Cs votarían en contra en el trámite de enmiendas, y también el PSPV para evitar que a Presidencia le restaran fondos. La suma de los tres partidos reunía una amplia mayoría que evitaría que se le quitara tal cuantía al presupuesto de Ximo Puig. Por lo que, en definitiva, lo único que cambiaría sería el método de reparto de las ayudas navideñas, pero no habría ninguna resta en el millón de subvenciones.
Una maniobra con la que el PSPV respiró y Podem pudo sacar pecho de sus exigencias cuando las anunció. En el momento de las votaciones los morados podrán congratularse por el cambio de modelo en el reparto de ayudas de una cuarta parte de la partida presupuestada y que no supondrá un cambio de destino en las subvenciones que otorga el Palau de la Generalitat. Primum non nonere aunque las apariencias, a veces, inviten a pensar lo contrario.