VALÈNCIA. 30 de julio de 2017. Ante un auditorio abarrotado en la Institución Ferial Alicantina (IFA) de Elche, el líder socialista, Ximo Puig, clausuraba el XIII Congreso del PSPV anunciando que no volvería a presentarse a un proceso orgánico por la Secretaría General. "Esta es la última vez", prometió aquel día. Un anuncio que provocó el cruce de miradas entre sus dirigentes de confianza, conscientes de que ese arranque de su jefe de filas implicaba una invitación al inicio de las hostilidades en la lucha por la sucesión. Una lucha que ahora ya ha comenzado.
Es al menos el análisis que muchos dirigentes socialistas hacen de la conformación de las diputaciones provinciales cuyos representantes se eligieron la semana pasada. La elección se ha hecho en clave principalmente orgánica y no puede decirse que los afines a Puig y el propio presidente de la Generalitat haya salido excesivamente bien parado, quedando en evidencia la carrera por la sucesión que algunos ya han iniciado recién comenzada la legislatura.
Así, en las dos diputaciones donde los socialistas liderarán el gobierno, Valencia y Castellón, los responsables de otros bloques en el PSPV han situado a la mayoría de diputados provinciales, ocupando un espacio institucional muy importante de cara a la futura lucha por la sucesión del secretario general del partido. En cambio, en Alicante, el reparto entre las distintas corrientes ha sido más equitativo aunque a priori los socialistas tienen difícil gobernar salvo que Ciudadanos quisiera entrar a pactar con el PSPV y no con el PPCV.
Con este escenario, la posición de Puig y sus seguidores ha quedado en cierta medida debilitada. En Castellón, el secretario provincial, Ernest Blanch, cercano a la exconsellera María José Salvador, ha controlado los nombramientos al milímetro, copando los 12 puestos disponibles con alcaldes y concejales de su cuerda. Una maniobra que ha generado fuerte malestar en el entorno del presidente de la Generalitat y líder del PSPV.
En Valencia, por otro lado, la secretaria general provincial, Mercedes Caballero, mano derecha del ministro y responsable de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, ha impuesto media docena de sus afines obviando la mayoría de propuestas que llegaban desde las comarcas. Eso sí, ha dejado paso al alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, quien además ha visto como otro primer edil de su órbita, Jordi Mayor (Cullera), también ha sido incluido en la lista para ser diputado provincial. Los damnificados en esta composición han sido principalmente los alcaldes que en su día se situaban en la cuerda del ex presidente de la Diputación Jorge Rodríguez y que habían iniciado una aproximación a Puig.
En resumen, Caballero y los suyos consideran que se les dejó fuera en el diseño del grupo parlamentario -puestos en la Mesa, portavocías adjuntas y dirección-, por lo que ahora han decidido imponer su criterio donde tenían competencia para hacerlo. En la otra orilla, el entorno de Puig considera que la líder provincial se ha excedido situando a sus afines obviando las propuestas de las comarcas.
Tras esto, muchos en el partido se preguntaban estos días si habría movimientos para modificar alguna de estas designaciones, dado que son los concejales los que tienen que apoyar la lista en la correspondiente junta electoral cuando llegue el momento. No obstante, presentar una candidatura alternativa y/o votarla cuando la dirección del PSOE ha emitido una lista oficial podría ser motivo de expulsión, por lo que es una vía sin duda arriesgada.
Distintas fuentes socialistas consultadas por este diario señalaron que en la provincia de Valencia probablemente no se produzca ningún movimiento en el tablero. Sí ven, en cambio, más posibilidades de que en Castellón puedan producirse variaciones en la lista presentada.