VALÈNCIA. Ximo Puig realizó este martes su segunda visita oficial fuera del Palau de la Generalitat en dos meses y medio, y lo hizo, acompañado de la consellera de Sanidad, Ana Barceló, a una filial del grupo Global Omnium, el laboratorio Gamaser. El motivo fue conocer los primeros resultados de un experimento desarrollado por Global Omnium y el IATA-CSIC, de monitorización y detección precoz de la presencia del coronavirus SARS-CoV-2 (causante de la covid-19) mediante el análisis de aguas residuales.
El caso es que este proyecto calificado de "pionero" ya fue presentado por el propio Puig el pasado 7 de mayo en una rueda de prensa telemática en la que participaron el presidente de Global Omnium y de Aguas de Valencia, Eugenio Calabuig, la investigadora del IATA-CSIC Gloria Sánchez y el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, no menos obnubilado que el presidente por la novedad. De hecho, Duque mostró el desconocimiento que tiene de su departamento al manifestar aquel 7 de mayo que no conocía nada igual en España por lo que "se puede decir con toda justicia que esta implantación en la Comunitat Valenciana es algo pionero".
Y pionero lo que se dice pionero, no parece y en el Palau de la Generalitat lo saben, ya que a la primera que escoció la cobertura presidencial del proyecto con una empresa privada fue a la consellera de Agricultura y Transición Ecológica, Mireia Mollà, quien respondió con un tuit este mismo día. Un tuit que rescataba uno del 24 de abril sobre un programa de monitorización y detección precoz de la presencia del coronavirus SARS-CoV-2 a través de las aguas residuales en todo el territorio de la Comunitat Valenciana.
La diferencia es que el programa lo impulsaba la Conselleria con las universidades públicas de València, Alicante y Jaime I de Castellón, en colaboración con la empresa pública Epsar y, ¡atención!, el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC), que, según informaba en su web, también venía realizando dichas pruebas en Murcia y con la empresa pública Esamur y un centro de investigación de allí.
El programa llevaba semanas desarrollándose y la Universitat de Valéncia informó el pasado 30 de abril de presencia de coronavirus en muestras tomadas antes del 24 de febrero. El ataque de cuernos de Mollà parece tan justificado como sorprendente es que Puig repita bolos con la empresa privada -con la que es sabido que mantiene excelentes relaciones- sin haber puesto en valor el trabajo de las universidades y de la Conselleria.
No menos discriminados se pueden sentir en la empresa Facsa (Grupo Gimeno), que está desarrollando un proyecto similar pero más ambicioso financiado por la Generalitat a través de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) con una duración de seis meses. La firma castellonense presentó su proyecto Covid Water a la convocatoria de la AVI para proyectos de lucha contra la covid-19 y fue una de las 42 seleccionadas, de 300 proyectos presentados antes del 3 de abril.
Se desconoce si Global Omnium presentó su proyecto a la AVI o si no le hizo falta. Lo cierto es que logró firmar un protocolo con la Generalitat, el ministerio de Ciencia e Innovación y el CSIC para extender su experimento, "gratis", eso sí, a "toda la Comunitat Valenciana" e incluso a otras Comunidades Autónomas. Y que el president dio fama por dos veces a su proyecto mientras otros cardaban la lana.