VALÈNCIA. La industria del plástico está abocada a una reconversión inducida por la mayor conciencia social hacia la sostenibilidad y los cambios normativos. Una transformación que muchas empresas llevan ya años acometiendo con la introducción de materiales reciclados en sus productos. Este es el caso de SP-Berner, compañía dedicada a la fabricación de plásticos industriales y para el consumidor, que no solo cuenta con una planta propia para el reciclado de sus materiales, sino que ha proyectado otra para conseguir reducir aún más la huella de carbono.
Una larga trayectoria de 55 años acompaña a esta compañía que se ha convertido en todo un gigante en la industria del plástico. En 2018, consiguió unos beneficios antes de impuestos de 12,8 millones de euros y una facturación de 159 millones de euros, un 4,6% más que el año anterior. Desde el año 2002, es proveedor especialista de Mercadona, para la que fabrica su línea de limpieza (escobas, mangos, cubos, pinzas...), cuidado personal (peines de cabello y cepillos de dientes) y menaje (herméticos y monousos). Pero también de otras grandes firmas como Tesco, El Corte Inglés o Carrefour. Además, vende en Amazon su propia gama de muebles.
'Tuppers', tapones de botella, mobiliario, escobas o cepillos de dientes, la lista de referencias que fabrica en sus instalaciones valencianas es tan larga que muchos hogares españoles cuenta con alguno de sus productos. Pero, como en la mayoría de casos, no siempre fue así. Ha sido un arduo trabajo hasta erigirse en la cumbre de la industria valenciana. Y todo a base de emprender, ser cautos y dar los pasos correctos en el momento indicado.
Sus comienzos fueron fortuitos. Su fundador, Julián Escarpa, trabajaba entonces de noche como vigilante jurado en una empresa. Corría el año 1964. La mercantil quebró y como no había dinero para la indemnización, le dieron una máquina de inyección. "Era muy primitiva. Aunque no sabía cómo utilizarla vio que calentando en un molde un plástico podía hacer piezas que sustituían a las de madera, que entonces se utilizaban en muebles y cuya producción era mucho más cara y laboriosa. Vio que ahí había futuro", rememora el actual CEO de SP-Berner y tercera generación, Jorge Escarpa.
A partir de ese momento, invirtió en nueva maquinaria y en el corral de gallinas de su casa, en el municipio de Aldaia, y acompañado por familiares y algunos vecinos de la zona, empezó a colocar los cimientos de lo que hoy por hoy es una compañía que exporta a 46 países. "Empezamos haciendo piezas para otros fabricantes para sustituir las antiguas molduras de madera. Vimos que era una oportunidad porque éramos muy rápidos fabricándolas y generábamos un gran ahorro", explica el CEO.
Más tarde, saltaron al negocio los tapones para vecinos que producían botellas en la zona. "Se pasó de una venta local a un nivel provincial y después nacional. Los negocios se hacían viajando en moto con un saco lleno de tapones. Íbamos a Madrid a entregarlos para que los probara el cliente y si no iban bien y había que modificar, volvíamos a València, se cambiaba el molde para tener la medida y de vuelta a entregar la muestra. Así poco a poco creció el negocio", recuerda Escarpa.
Actualmente, cuentan con una superficie total de 400.000 metros cuadrados distribuidos en cinco plantas productivas: Sp Berner y Berner en Aldaia (Valencia), su centro neurálgico, Spalex, en Chiva (Valencia) y dos almacenes logísticos de los que salen 17.000 camiones anualmente. Además, tiene otra instalación dedicada a la producción en Suzhou (China) y una joint venture en Cambrai (Francia).
Con el paso del tiempo, aquel taller improvisado se volvió pequeño y se tomó la decisión de comprar una nave. Pero en 1990 un incendio arrasó con todo y el negocio acabó pasto de las llamas. Se presentó entonces la disyuntiva sobre qué hacer en el futuro. "Aunque yo entonces tenía 13 años, recuerdo que mi padre nos sentó a mí y mis cinco hermanos en el comedor de casa y nos preguntó: "¿Qué hacemos? ¿Nos complicamos la vida o nos plantamos aquí? Decidimos lo primero, porque al final el espíritu emprendedor que tenía mi abuelo, mi padre lo ha catapultado multiplicando por mil la compañía", destaca. El gran hito se conseguiría con los primeros proyectos para multinacionales.
Ahora es la tercera generación la que está al mando de SP-Berner, ocupando posiciones clave en la estructura organizativa. "Nuestra ambición es que esta empresa perdure con el paso de las generaciones y de los años. Para eso la hemos profesionalizado mucho con una clara visión de negocio y hacia dónde queremos ir en función del mercado. Y vamos cambiando las estrategias", señala. Reconoce que nadie imaginó nunca "crear un monstruo de plástico" de tal magnitud, una compañía sólida que también lleva en el ADN la sostenibilidad medioambiental.
La compañía emplea a más de 1000 trabajadores y su organización comercial está formada por tres grandes unidades de negocio: Consumo, donde se incluyen artículos de limpieza, menaje de hogar, ordenación y cuidado personal, con cepillos dentales y peines; Mueble de Jardín y Publicitario, dedicada al mobiliario, e Industrial, que ofrece soluciones logísticas, como cajas, palets, flejes de plástico y taponería para los sectores de alimentación, droguería y perfumería.
Todas sus áreas se apoyan en la estrategia de reciclaje de la compañía, desde su diseño hasta su posterior recuperación. Cada año, transforman más de 30.000 toneladas de plástico por inyección, termoconformado y extrusión. Asimismo, cada ejercicio la firma invierte 20 millones de euros en I+D.
De hecho, en 2012 inauguraron su planta de reciclado tanto pasa uso propio como para terceros, invirtiendo parte de sus beneficios. "En 2010 nos dimos cuenta de que siempre habíamos comprado materiales reciclados a terceras compañías y decidimos abastecernos a nosotros mismos", explica. "Nos metimos en este nuevo mundo que creíamos que iba a ser fácil. Pero para nada lo está siendo, debido a la complejidad técnica". Pese a todo, ya reciclan más de 30.000 toneladas al año con el reto de acabar este año con el 50% del material reciclado en sus productos. Incluso ya hay piezas, como palets, que lo son al 100%.
Como objetivo, se han marcado reciclar más plástico del que transforma antes de 2025, limpiando así de plásticos el planeta y reduciendo emisiones en CO2. "Estamos haciendo pruebas y homologaciones para otro tipo de productos como puede ser taponería y otros productos donde hoy por hoy meter reciclado es un problema por tema de calidad, pero como fabricantes de plástico tenemos la obligación moral de hacerlo", subraya.
Para conseguir su reto, ya han proyectado una nueva planta de reciclado en Torrent, un complejo que contará con una inversión de 5 millones de euros con miras a aumentar la transformación de sus productos con mayor capacidad y crecimiento. "La idea es expandir el negocio del reciclado", destaca Escarpa, quien, no obstante, reivindica el papel que el plástico ha jugado durante la pandemia. "Ha salvado vidas y sigue salvando vidas. Haya pandemia o no, el problema del plástico no es el material, sino lo que algunas personas luego hacen con él. Si lo tira al mar o al monte es un problema, como también lo es el vidrio o metal. El plástico no es que sea un material malo, sino que hay que hacer un buen uso de él para que sea eficiente, pero no tirarlo y desentendernos", asegura.
Precisamente durante la crisis provocada por el coronavirus, y conscientes de la necesidad que había de material sanitario, se pusieron manos a la obra para aportar su granito de arena a la ola de solidaridad de la industria valenciana lanzando unas mascarillas reutilizables e higiénicas con 10 filtros intercambiables y quirúrgicos, con el 99% de eficacia bacteriana durante 8 horas. De aspecto alargado, este producto es lavable tanto en lavavajillas como en lavadora. La idea es lanzarlas al mercado a partir de julio. Ya han donado 30.000 unidades a ONG y fundaciones, como la Fundación Pequeño Deseo o la Fundación Casa Ronald McDonald de València.
De cara al futuro, SP-Berner sigue buscando nuevas oportunidades. "Hemos visto que durante la pandemia el sector biomédico podría ser una alternativa a explorar, porque hoy por hoy no estábamos en este segmento. Estamos investigando si es una unidad de negocio nueva a futuro, o no, en tema de gafas, protectores o goteros", desliza. Tampoco descartan adquisiciones o alianzas estratégicas para entrar en nuevos mercados. "Siempre estudiamos lo que nos interesa o no. Es verdad que cada cuatro o cinco años conseguimos un hito gordo. Si sale una buena oportunidad siempre la estudiamos", señala. Especialmente, en el sector del mueble ve un importante nicho de crecimiento.
"Para la empresa, el reciclado de alta tecnología será un pilar indiscutible de nuestro crecimiento, tanto por la sostenibilidad como por la competitividad. Sustentará a nuestras ramas de mueble, consumo e industrial de cara al futuro. Ahí estará una de nuestras ventajas", concluye.