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MINORÍA ABSOLUTA  / OPINIÓN

Si sabes lo que es JASP no eres de la generación Z

11/03/2021 - 

A mediados de los 90 un anuncio de coches consiguió identificar a toda una generación: Los JASP, Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados. Una generación con una gran sobrecualificación, pero en un contexto complicado con un difícil acceso al mercado laboral y unos salarios bajos, tanto que se acuñó el término de mileuristas. Porque entonces, cobrar mil euros era una desgracia. Veinte años después es una suerte. 

Los JASP de entonces son los Z de ahora. Los centennials, la primera generación plenamente digital.  Nacieron entre dos siglos, entre 1995 y 2010, fueron testigos de la crisis del 2008 aunque no la sufrieron en primera persona como los millenials, pero sí les influyó en su visión del mundo. Crecieron con otra mentalidad sin esperar, por ejemplo, un trabajo fijo de por vida, lo que les hace más emprendedores y más creativos. 

La actual crisis sí que les toca de lleno, sufrirán las principales consecuencias económicas y sociales de esta pandemia. Hoy el paro juvenil supera el 40%, el mayor de Europa en los menores de 25 años, una precariedad que se agrava en el caso de las mujeres. Según el informe de la Juventud en España presentado ayer, los jóvenes retrasan cada vez más su edad de emancipación. Un 75% de los jóvenes no se emancipa por falta de estabilidad o suficiencia de ingresos. El informe es pesimista sobre su futuro y ratifica las peores expectativas para la llamada ‘década perdida’.

Con este panorama, si la desconfianza y la desafección en las instituciones está instalada en la sociedad en general, en los jóvenes, en particular, es una desconexión total. 

Aun así, esa desconexión no se traduce en una falta de interés por la política. La generación Z empezó a votar entorno al 2014, por tanto, fueron determinantes para acabar con el bipartidismo. Contribuyeron a la fragmentación del panorama político español y al impulso de los partidos de la “nueva política”.

Pero tras esta incursión parece que la abstención es su opción mayoritaria. Se sienten huérfanos, sin referentes políticos. Entienden que los partidos son un mal menor necesario, pero no los consideran imprescindibles para transformar el mundo.

Porque son una de las generaciones más comprometidas socialmente, les preocupa especialmente el medioambiente o la igualdad. Se comprometen con causas concretas y las defienden desde su entorno. 

Hacen suya la célebre frase de que la política es un asunto demasiado importante como para dejarla en manos de los políticos. Y a partir de ahí, con su visión del mundo, crean sus propias fórmulas para manifestar su activismo político. Así, estamos viendo como emanan nuevas formas más allá de los partidos. 

Su compromiso es transversal, y su capacidad de generar contenido ha contribuido a crear nuevas formas de ganarse la vida, nuevas profesiones digitales como ser streamers o youtubers. En definitiva, influencers, los nuevos líderes de opinión con una gran facilidad para llegar a millones de jóvenes.

Comunican a su modo, con otro lenguaje. Trasladan sus reivindicaciones a través de la creatividad, con expresiones artísticas como el poetry slam, poesía recitada en directo y que, sus protagonistas como la valenciana, Mississipi, cuentan con millones de visitas virtuales.

Los primeros que se han dado cuenta de su importancia son las marcas. Y ya van definiendo sus planes de marketing al compás de esta generación. Saben que son el futuro. En pocos años representarán el 40% del mercado y se convertirán en el mayor grupo de consumidores. 

Estos jóvenes están protagonizando un cambio de paradigma, tanto en los hábitos de consumo como en el activismo político, con una mayor implicación ciudadana. 

No se puede, por tanto, avanzar sin ellos. Son cocreadores de nuestro futuro y aunque lo tengan difícil, emergen con fuerza. Son el germen de la futura política y, de ellos, saldrán nuestros futuros representantes. 

Sus cualidades marcan la diferencia con otras generaciones, son más sociales y confían en el poder de las personas para cambiar la sociedad, mucho más que en un proceso electoral. 

Con ellos, la política será muy diferente. Con un concepto político que dista mucho de la mentalidad y la organización de los partidos tradicionales, y totalmente contraria a la rigidez y al voto de obediencia que impera en las formaciones actuales. 

Tienen los mimbres para protagonizar la próxima regeneración democrática. Porque, aunque las circunstancias les sean adversas, como buenos jóvenes son idealistas y luchadores. Como diría el poeta Gil de Biedma, como todos los jóvenes yo vine a llevarme la vida por delante. 

Confiemos en los Z porque ellos son, realmente, los más JASP. 

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